No dudo que hablo de una noticia que ya conocemos todos: el Banco Central Europeo ha situado el precio oficial del dinero en el 0,25%, bajando por sorpresa los tipos.
Al principio, se desató la fiesta y todas las bolsas europeas subieron con fuerza celebrando la nueva llegada de dinero que se esperaba con esta medida. Recuerdo que en ese momento estaba yo haciendo algunas cosas por casa y me pregunté pro qué puñetas se alegraban tanto los mercados por una cosa así, que a mí me parecía bastante negativa. Lo comenté en voz alta y me dijeron que para eso estaban los expertos. O sea, que me tocó encogerme de hombros.
Dos horas después, la noticia era que los mercados se habían dado la vuelta y caían por fuerza, una vez que los analistas habían tenido tiempo de contemplar el alcance de la medida. y sí, me cubrí de gloria con la frase “eso ya os lo dije yo hace dos horas”. Es raro, pero a veces tiene uno estas pequeñas satisfacciones.
¿Tenía yo una bola de cristal? Ni de broma.
Lo que tenía, y tengo, es el convencimiento de que una baja de tipos de interés cuando ya están por los suelos anuncia que el BCE teme más a la deflación que a la inflación. Lo que significa este abaratamiento del precio del dinero hasta la barrera casi definitiva es que hay que pisar el acelerador monetario hasta donde se pueda, porque el enfermo está en una fase tan terminal que ya da igual si es prudente o no lo que se hace: lo único que importa es que sobreviva.
La baja de los tipos de interés responde a la caída general de precios, con IPC negativos en diversos países.
La bajada de los tipos de interés responde a la caída general de los ingresos, con menos actividad y peores sueldos para los que han tenido la suerte de encontrar un trabajo,
La baja de los tipos de interés es un esfuerzo desesperado pro responder al problema que mencionaba en mi anterior artículo: el aumento desaforado de la morosidad.
Y sí, es cierto que el que tenga una hipoteca se va a ahorrar unos euros, pero el que no la tenga que se olvide de pedirla, porque ahora es aún más rentable la deuda pública y menos el préstamo a particulares y Pymes.
No digo que estemos en deflación, pero esta clase de medidas proclaman que si no la tenemos, la tememos.
No es una buena noticia, de veras, pro mucho que nuestra vieja mentalidad, nos invite a pensar lo contrario.