Después de leer el estupendo artículo que nos brindó el señor Mburuvicha este domingo, me pareció interesante hablaros de lo que es la realidad de las subvenciones para la rehabilitación de inmuebles.
En primer lugar, vaya por delante mi completo acuerdo con todos los que opinan que lo verdaderamente sostenible es la rehabilitación de un inmueble antiguo, ya sea rural o urbano. Y no sólo por evitar el incremento de consumo de ciertos recursos, o la destrucción del suelo, sino también por la cantidad de escombros y desechos que no se generan. Además, los edificios antiguos tienen ya asentadas sus principales estructuras, con lo que, si no son demasiado viejos, o de muy mala calidad, serán más estables tras la reforma que los nuevos, sobre todo viendo cómo se construyen algunos de los nuevos. Pero ese es otro tema y de grietas hablamos otro día.
Dicho esto, y como estoy aquí para hablar del mundo real (aunque algunos se escandalicen a veces por las cosas que digo), quiero haceros ver algunas cosas sobre lo que ocurre con las subvenciones que a veces se conceden para rehabilitaciones de este tipo.
-1- Las energías renovables están muy bien, pero son sólo rentables mientras cuenten con fondos que las subvencionen, pues la mayoría de ellas no son económicamente competitivas. Por lo tanto, antes de instalar paneles solares en nuestra casa (por ejemplo), es interesante enterarse de cuáles serán los costes de mantenimiento, cuáles los certificados y otras costosas firmas que nos exigirán en el futuro y hasta qué punto deberemos disponer de medios alternativos a esta energía, pues quizás debamos duplicar la instalación en previsión de que no todos los días haya sol. En el Norte, por ejemplo, hay mucho frío y poco sol en invierno, así que conviene no contar sólo con el sol para el agua caliente. De la calefacciñón ni hablamos, y menos aún de lo que pasa si nieva.
-2- Las cantidades que ofrecen las administraciones como subvención para la rehabilitación, normalmente no alcanzan siquiera para pagar el papeleo que generan. Si te conceden una subvención, cuenta con que tendrás que sacar todos los permisos de obras, proyectos de arquitecto, dirección de obra, y demás requisitos administrativos. Sé de sobra que habría que hacerlo de todos modos, y vosotros sabéis de sobra lo que pasa en realidad, así que no me extiendo más. Hacerlo sería insultar a los lectores, y eso ni en broma.
-3- Las cantidades que se conceden en una subvención deben ser justificadas con las oportunas facturas de la TOTALIDAD de la obra. Eso implica que toda la obra deberá pagar el IVA íntegro, hasta del último brochazo, que seréis responsables subsidiarios de todos los trabajadores que se empleen en ella, y que deberéis llevar a efecto los requisitos del plan de seguridad, etc. Véase el final del punto anterior si queda alguna duda.
Por todo lo explicado, os doy un consejo amistoso: nunca, jamás, pase lo que pase, pidáis una subvención para una rehabilitación. Bajo ningún concepto.
Es escandalosamente caro.
Es escandalosamente caro de todos modos. En un pueblo de Toledo, mis tíos han rehabilitado una antigua casa familiar que aún estaba, por lo menos, como hace 130 años y, al final, se han gastado el doble de lo que habían previsto.
O la conviertes en una casa rural, para lo que tengo entendido que sí hay muchas y buenas subvenciones, o tienes mucho interés en ella o rehabilitas una casa que no estuviera tan primitiva.
Montar una casa rural no es barato. Al revés, es bastante caro. Para empezar tienes que distribuirla según marca la normativa de la Comunidad Autónoma correspondiente, que suelen ser bastante exigentes, por cierto, y gastarte el dinero en determinados materiales para que la vivienda no desentone con el ambiente. También tienes que publicitarla, y haber dejado previamente tu trabajo para poder acometer todas estas tareas. Y las subvenciones no son como para echar cohetes.
De hecho creo que en algunas comunidades autónomas ya no dan subvenciones para las casas rurales, de tantas que se construyeron a finales del siglo pasado y principios de éste. No estoy segura, pero creo que es así.
En todo caso, no es nada barato, pero sí que vale la pena. Yo conozco algunos propietarios y están encantados.
Tener una casa rural sí vale la pena, pero no pro lo que ganes, que no es mucho y te comen con los impuestos, pero sí por la satisfacción de ver como el pueblo vuelve a cobrar vida y de poder ir túmismo a ella cuando no está ocupada, que, la verdad, es la mayor parte de las veces.
Pues en tiempos de crisis deberían promocionarlas. La gente que no tiene dinero este año para salir fuera de vacaciones y está harta del “sol y playa” puede ser un buen “público-objetivo”. Yo prefiero la tranquilidad del campo que el caos de la costa.
Es lo que hablaban el otro día en una tertulia de la radio, que versabe sobre este tema. Se referían concretamente a las casas rurales asturianas; un propietario decía que ellos se habían decidido por la especialización, es decir, por ofrecer cosas a los viajeros que no ofrecían los demás. Pueden ser rutas a caballo, deportes de montaña, clases de pintura o lo que tu imaginación te dicte; pero poner sólo un establecimiento hotelero ahora mismo no es negocio, porque el mercado está saturado.
Pues entonces yo debo ser el más primo del país, porque llevo dos semanas intentando reservar una habitación en algún hotelito rural de Asturias y para la primera semana de agosto está todo totalmente pillado. Y por lo que me han dicho, también para dos semanas antes y dos después, y hasta en Semana Santa. Ya sé que me tenía que haber puesto antes las pilas, pero yo pensaba también que con la crisis habría mucha más oferta…
Vente a León, McGregor
🙂
Tenemos sitiooooooooo
Pues no sé si estará saturado el negocio hotelero, pero yo estoy intentando encontrar una casa rural en Asturias para agosto y creo que a estas alturas es algo imposible. Creo que, al menos en el norte, está muy solicitado este tipo de vacaciones.
Las subvenciones para las csas rurales son lo que ha dicho Ladríllez y aún peor. Exigen unas cosas bastante extrañas para abrir una casa en un pueblo. A veces da la impresión de que quieren que los pueblos se abandonen.
Si la conviertes en una casa rural, entonces verás lo ques son lso dientes de la administración…
Leí en este blog un comentario que decía que lo más ecológico es restaurar; estoy de acuerdo pues supone menos impacto sobre el terreno, el paisaje, se aprovechan materiales y se mantienen antiguas construcciones, muchas veces interesantes desde el punto de vista arquitectónico.
Desde luego que son más interesantes las construcciones, Romántico, desde un punto de vista arquitectónico. Soy arquitecto y pienso que las posibilidades que ofrecen las viviendas antiguas son infinitas, al margen de que conservas las estructuras y el carácter de un espacio geográfico determinado.
Ya me gustaría, pero yo no tengo ningún viejo inmueble de mis padres o abuelos en el pueblo que rehabilitar, ni tampoco tengo intención alguna de pensar en la sostenibilidad del planeta. Pienso en mi sostenibilidad económica, que ya es bastante.
Hombre, Roge, es una buena razón pensar en la sostenibilidad económica de cada cual, pero piensa que de cualquier contribución a la sostenibilidad del planeta nos beneficiaremos todos. Fíjate si no en el tan mentado cambio climático: al final nosotros estamos pagando la factura de lo que no quisieron-supieron-pudieron prevenir nuestros abuelos.
Ym la factuura que estamos dejando nosotros en forma de infraestructuras abandonadas en el campo tampoco está mal, ¿eh?
Entre otras cosas…
Apañados estaríamos si a la hora de realizar la rehabilitación completa de una vivienda, con la cantidad de profesionales y trabajos que conlleva, tuviéramos que hacer todo por lo legal, pagando el IVA de todas y cada una de las facturas a las que hay que hacer frente. Eso no lo hace ni el Tato.
Pues a lo mejor la gente no lo hace, pero debería. Si ese electricista que trabaja en tu casa se cae de una escalera, a lo mejor tienes más de un problema si no tienes todo en regla. Nunca nos ponemos en lo peor, pero los accidentes ocurren, y las inspecciones también. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, cada vez está más serio con lo de pedir los papeles para ver si tienes el permiso de obra en regla.
Y luego nos extrañamos de que no haya actividad…
Si somos tan legalistas, o tan exigentes, sólo los procuradores y los dueños de gestorías podrán encargar trabajos. Y claro, subirá el desempleo. ¿Cómo no?
No sólo eso, Samuel eñe, que ya es una razón de peso, sino la honestidad, aunque sea sólo por el hecho de que cuando nos quejemos de algo revisemos antes si todas nuestras acciones y obligaciones las hemos llevado a cabo con toda la legalidad del mundo.
Porque si nos quejamos de algo pero no cumplimos nuestra parte del contrato, entonces deberíamos perder el derecho incluso al pataleo.
Mira, Amanuense: las obligaciones han crecido como la espuma para dar trabajo a burócratas desocupados y crer más. Si encima les seguimos el juego dándoles la razón, estamos muertos.
No es tan fácil librarse de pedir todas las licencias de obra. Si quieres restaurar un edificio en un pueblo pequeño, se enteran hasta los que viven fuera. Y entre que la gente se aburre mucho y todos tienen a alguien trabajando en el Ayuntamiento…
Eso es verdad sólo a medias: los ayuntamientos quieren que se hagan cosas y se dejan convencer de que es obra menor, con lo que las obligaciones se reducen a nada…
Pues será en tu pueblo, porque lo que es en el mío. Te pones a partir almendras y enseguida que oyen los martillazos ya tienes tocándote en la puerta a dos hombres del ayuntamiento para preguntarte si estás haciendo alguna obra. Es lo que tiene que el alcalde tenga una empresa de reformas.
Estoy contigo, Cumpleaños Feliz, por más que me pese. Yo también pienso que es casi impensable ir totalmente por lo legal en los trabajos que se hacen en una casa cuando la estás rehabilitando. Es muy jugoso pagar mil euros menos por el mismo trabajo, o más. Además, dudo que nadie siga esa tónica escrupulosamente. Una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica.
Como siempre, Ladríllez dándonos consejos que sirven para la vida real, lo cual se agradece sobremanera en este mundo donde todo lo que nos llega a los ciudadanos de a pie es lo políticamente correcto, lo que se supone que tienes que hacer.
Hasta cierto punto es bueno escandalizar a la gente, no te preocupes. Siempre he pensado que quien no genera cierta polémica no es totalmente auténtico. También hay que tener en cuenta que no se puede contentar a todos ni se puede estar de acuerdo con todo el mundo.
Me atrae la idea de rehabilitar. Acabo de llegar de estar un mes en Honduras, sobre todo en aldeas y ámbito rural, así que no me importaría dedicar el resto del verano a rehabilitar un pueblo, una casa o algo que recuperara la esencia de lugares con muchas vivencias.
Es interesante lo que planteas respecto a la rehabilitación de pueblos. Soy de la opinión que, cada vez más, los que vivimos en entornos urbano-industriales necesitamos vías de escape a zonas en las que se haga del sosiego bandera.
Con las nuevas tecnologías –Internet a la cabeza- es posible vivir en un pueblo alejado de las grandes áreas de negocio y tener un trabajo que te permita vivir dignamente.
También hay que tener cuidado con la bucólica e idílica escapada de la ciudad al medio rural. Es cierto que ahora hay Internet para conectarse y trabajar a través de la red, pero en los pueblos (me refiero a los muy pequeños, o a viviendas más aisladas) hay muchas cosas que los que vivimos en ciudades luego echamos de menos. El cambio es muy brusco y hay gente que termina cayendo en la depresión, al comprobar que su sueño no se parece a la realidad. Por supuesto, puede ocurrirle lo mismo a quien se va del campo a la ciudad…
Eso es totalm,ente cierto: la vida en los pueblos es dura. Que nadie se crea q
Eso es totalmente cierto: la vida en los pueblos es dura. Aquí, en los altos de antes del Bierzo, hace un frío terrible, hay poca gente y se plabntean dificultades de todo tipo. ¿Pero dónde no?
El que se desilusiona o se deproime es proque no tenía muy clarolo que iba a encontrar.
Tengo que darte la razón. No quiero ser prejuicioso, pero la falta de ocio en mi pueblo (que está en la serranía de Cuenca) ha desembocado en un fuerte alcoholismo en la mayoría de la población. Hasta los más jóvenes coquetean con las drogas para “matar el tiempo”.
Ahora va a resultar que el alcoholismo y el consumo de drogas son consecuencia de vivir alejados de las urbes. Menuda conclusión. No comprendo que relación existe entre pueblo pequeño y adicción.
Puedo estar de acuerdo en que vivir en un pueblo sea duro, pero residir en una ciudad tampoco es fácil. Tienes ruidos, contaminación, stress y delincuencia, entre otras facilidades.
Esos de tu pueblo que coquetean con las drogas para matyar el tiempo, si viviense en la ciudad irían a la ópera en vez de fumar porros, ¿no?
hay que joderse…
🙂
¡No andéis dando ideas, caray, que luego la fiebre de la especulación llega a todas partes!
Hay un pueblo pequeñín en la zona de Sanabria absolutamente abandonado. Hay casas que se mantienen en pie, aunque la mayoría son cuatro paredes medio derruidas e invadidas por la vegetación. Hace años pregunté precio de una para rehabilitarla.
Un conocido mío y del dueño me dijo que alguna vez le había comentado que por un millón vendía. Pero al enterarse de que yo tenía un interés real, no se le ocurrió otra cosa que pedir veinte. Y se quedó con ella, claro
En esta zona mía, se compra una casa mediana para rehabilitar por treinta mil euros, y una descomunal, de cuatrocientos metros, y de piedra, por cincuenta mil. Y lo que sobran son casas, pro aquello de la minería…
¡Cuántas veces oiremos la famosa frase de “la avaricia rompe el saco…”! Me alegro de que el que vendía la casa y el terreno se los haya tenido que comer con patatas. De verdad, si quieres vender, es ridículo que cuando alguien te quiera comprar le multipliques el precio por veinte. En los pueblos hay gente que se piensa que los de la ciudad somos ricos, o tontos, o las dos cosas a la vez.
Eso es lo que se llama la deslocalización del paleto
jajajajaja
Hay que ser bruto para multiplicar el valor de una vivienda que encima se quiere restaurar, Otro Luis. En mi pueblo, en Salamanca, ocurre mucho eso de que suban precio como te vean interesado. Pero también ocurre que después no la venden jamás. Al fin y al cabo todos nos conocemos y la gente no se calla si fulanito es un avaricioso.
Yo estoy más con tu visión, Domenech. Es un respiro irse al campo cuando vives en la ciudad. Además, ahora con internet hay pocas distancias. Hombre, si te vas definitivamente sin saber lo que es el rural y encima tienes tendencia a la depresión yo no lo recomendaría. En todo caso, las personas activas lo son igualmente en un pueblo y cuando éste les aburre buscan cosas que hacer.
Hace 10 años, cuando tenía 18, participé en un campamento de verano para jóvenes. Estuvo de lo más entretenido porque, además de conocer mucha gente, estuvimos reconstruyendo un pueblo de Extremadura. Me gustaría volver a repetir esa experiencia, ahora con mi pareja, pero no encuentro ninguna actividad similar para adultos.
Es que, si lo piensas bien, una casa con unos buenos cimientos y unos muros de medio metro de ancho siempre será mejor que algunas viviendas de nueva construcción en la que las paredes parecen estar hechas de papel de fumar. En la que vivo yo, si tose mi vecino en plena noche me despierta.
Dichas viviendas (las antiguas) son menos vulnerables a los cambios de temperatura exterior: conservan el calor en invierno y mantienen el frescor en verano. Eso es mucho más eficiente que cualquier vivienda de nueva construcción hecha con pladur. Si, además, le añadimos unos sistemas de placas fotovoltaicas, ya tenemos una vivienda eco-sostenible.
Yo estoy encantada con la casita que me compré en un pueblecito de Salamanca y que es tal como la describes, Mirada. Es oco fría en invierno y fresca en verano. Estoy acabando de pagarla y encima me han bajado la cuota de la hipoteca con la caída del euríbor. Qué más se puede pedir.
Yo creo que, por muy responsables que seamos con el medio ambiente, a nadie se le ocurriría montar paneles solares en determinados pueblos de Asturias o Galicia, donde el porcentaje de días nublados del año probablemente supere a los soleados. Es lo primero que hay que plantearse antes de decidir ser nominado al premio al ecologista del año.
En el norte de España hay muchas instalaciones que funcionan con paneles solares; quizás no en los puntos más fríos o lluviosos, pero sí en otros lugares. Hay sistemas para orientar los paneles y conseguir que acumulen energía, incluso en días nublados. Y si no es mediante paneles solares, hay otros medios para obtener energía renovanle, como por ejemplo la biomasa.
La biomasa es un fraude ecológico.
Hablamos cuando queráis de ese tema.
Boas tardes, que diría un gallego. Como se habla mucho de Galicia, quiero contribuir al foro por primera vez diciendo que no siempre llueve en Galicia.
Llueve, y mucho, en la zona norte (A Coruña y norte de Lugo). Llueve mucho en otras zonas y en muchos sitios se ve poco el sol en invierno.
Pero es también muy cierto que en Orense hace el mismo sol que en Zamora o en Burgos. Y en el sur de Pontevedra (y en otras muchas zonas) hay microclimas que desmienten eso de que en Galicia “la lluvia es arte” (Siniestro dixit).
Boas noites, Ademar. Te voy a tener que desmentir respecto a que en Galicia no siempre llueve. ¡Llueve!, y llueve a mares. Yo soy del sur de Galicia, de las Rías Baixas, y no veas cómo sonó esta noche la tormenta en mi casa. Como vivo en un ático -encima poco preparado para estas vicisitudes- la sensación, cuando hay tormenta, es como si estuvieras en un barco. Aquí las rehabilitaciones tienen que tener muy en cuenta la humedad, aunque sí, es cierto que hay microclimas y a veces un sol estupendo, pero.., ¡llueve mucho!
En resumen, topamos una y otra vez con la administración, su burocracia enquistada y con una consecuente pérdida de tiempo.
¿Por qué resulta tan complicado querer hacer las cosas bien? ¿Por qué se ponen tantas trabas a algo que es beneficioso para todos? No lo comprendo, que alguien me lo explique. Gracias.
Porque hay muchos intereses de por medio. Si para acelerar un trámite tienes que pagar un pequeño soborno, habrá muchos que estarán encantados de recibirlo. Si para hacer algo que sólo necesita de una persona tenemos cuatro, estupendo; así doy un puesto de trabajo a mi amigo, primo, vecino o al que le debo un favor. O justifico los presupuestos con el sueldo que le pago.
Y además, si te paralizo, soy alguien. Si no te paralizo soy tu servidor, pero así eres tú mi servidor, aunque me pagues.
Hablando de si hay que sacar permisos, licencias, etc. para las obras, y lo que se hace en realidad.
Ya sé que todo el mundo dice que no hace falta, porque luego ni te pillan ni nada; pero eso es así cuando se trata, sobre todo, de una obra menor en el interior de una casa o de algo sencillo como un balcón, un porche, etc.
Yo tengo unos amigos que comenzaron a rehabilitar una casa sin licencias, ni proyecto, ni nada; les denunciaron y, además de todo lo que no habían solicitado, tuvieron que pagar un multón de aquí te espero.
Así que mucho cuidado con las obras, los vecinos y los ayuntamientos.
¡Y más en estos tiempos en que los ayuntamientos andan escasos de dinero! Si antes podían hacer la vista gorda por la razón que fuera, ahora, nada más ver a un tío con casco y paleta entrando en tu casa, ya te están pidiendo la licencia, y si no hay, multa que te crió.
La verdad que sí. Ahora me ha llegado un impuesto de una herencia que cobré en el 2004. Las cosas de palacio van despacio, vale, pero es que me quieren timar. En la misma carta me intentan cobrar dos veces el mismo impuesto.
Qué casualidad que digas eso, Currito. Hoy justo les llegó a mis padres una carta del Ayuntamiento en la que le avisaban de una próxima visita para ver el estado de la vivienda y de las últimas obras. Vivimos en un pueblo y menos mal que tienen todo en orden (aunque con alguna mentirijilla, claro).
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Cuando Ladríllez dice “económicamente competitivas” o “rentables” me hace pensar en si el objetivo de instalar energías renovables es ganar dinero o, simplemente, ahorrarlo.
Que no permitan lucrarse, me parece normal. Que no supongan un ahorro económico –aunque sea a la larga– respecto a las tradicionales, entonces perderían todo el sentido. Y si no suponen un ahorro en ese sentido ¿para qué vamos a pensar en cambiar? Porque ya sabemos cuál es la zanahoria que hace andar al burro en este caso…
Yo he entendido que no permiten ahorrar, y le doy la razón.
A la larga, el mantenimiento de esas instalaciones cuesta más que su producción y es verdad también que en muchas ocasiones no basta con la instalación “verde” sino que hay quwe duplicarlas, con lo que las cuentas no salen ni a tiros.
Mil gracias por este artículo, “Ladríllez”. Si tenía alguna duda o sospecha sobre pros y contras de las subvenciones en materia de viviendas, se me han despejado casi todas. Y como tus argumentaciones son tan rotundas y convincentes creo que no voy a plantearme durante mucho tiempo solicitar una ayuda de este tipo para reformar la casa en el pueblo de mis padres. Echaré mano de otros recursos.
Estoy de acuerdo en que la rehabilitación de inmuebles antiguos puede llegar a ser una opción muy sostenible. Pero no nos confundamos; lo que más debería importar en este tipo de intervenciones es mejorar el estado estructural de las casas (en las que en muchas ocasiones nunca se ha practicado ningún tipo de obra) y no el maquillaje. Me refiero a renovar por completo el tejado, a hacer pozos nuevos, a rehabilitar patios interiores, etc. Y si eso implica una cantidad importante de escombros y desechos, que no nos pese.
Cuidadín cuidadín con los paneles solares que han brotado como setas en muchos terrenos agrícolas fruto de unos años en que era hiper-rentable económicamente reutilizarlos para tales fines. Pero se cortó el grifo de las ayudas y ha llegado la hora de asumir los costes del mantenimiento y uso de esas placas. Y si el Gobierno no está apoyando en estos aspectos tirón de orejas porque es hacer las cosas bien sólo a medias.
Yo no entiendo nada. Mi sentido de la coherencia me dice que las subvenciones para rehabilitaciones de viviendas deberían salir muy rentables para quien las solicita y no para quien las concede. Por la misma razón también pienso que las cantidades adjudicadas por parte de las administraciones tendrían que estar lo suficientemente bien calculadas como para que el presupuesto cubriese todos los gastos generados en tales obras. Pero se ve que no, que el gato al agua se lo llevan otros.
¿Qué hacemos entonces los que vivimos en el Norte de España, claudicamos a la idea de poder abastecernos en nuestras casas de agua caliente o calefacción mediante placas solares? Entonces ¿Este tipo de energía sólo es recomendable para áreas geográficas con muchas horas solares, o para variar estamos a años luz de otros países europeos que tienen este hándicap más que superado?