En el segmento de los préstamos personales o hipotecarios, existe un concepto que quizás algunos no conozcan, pero que es de gran relevancia para los clientes. Nos referimos al préstamo responsable, introducido en la Ley 2/2011 de 4 de marzo, en el artículo 29 de Economía Sostenible.
Al igual que en la posterior Ley 16/2011, de contratos de crédito al consumo, se han implementado un conjunto de previsiones destinadas a proteger a los clientes. De hecho, estas previsiones también tienen como objetivo proteger a las propias entidades crediticias ante la solicitud y concesión de un préstamo.
¿Qué es el préstamo responsable?
Bajo las leyes antes mencionadas, todos los bancos y entidades crediticias, deben operar de forma imparcial, considerando tanto la situación personal, como la situación financiera de quien solicita un préstamo. Para ello, las entidades deben proporcionar asesoramiento, además de analizar con cuidado la concesión de un crédito.
Cuando una persona acude al banco a solicitar un crédito, dicha entidad esta obligada por ley, a realizar una evaluación financiera para determinar la solvencia económica de quien solicita el préstamo. En otras palabras, el banco debe determinar si el solicitante será capaz de pagar el préstamo de acuerdo a su situación personal y financiera.
Además, los bancos también deben asegurarse de que el préstamo solicitado sea el más adecuado para cubrir las necesidades de su cliente. A todo esto se le denomina como préstamo responsable. Y como se mencionaba al inicio, el objetivo del crédito responsable es proteger al cliente, así como a las propias entidades bancarias.
Lo que se debe considerar al pedir un préstamo responsable
Más allá de que las entidades bancarias tienen la obligación de analizar la situación personal y financiera de sus clientes, el consumidor también debe asumir su responsabilidad. Es decir, antes de considerar solicitar un préstamo responsable, es importante que considere varios aspectos.
Lo primero a tener en cuenta es qué cantidad de dinero se debe solicitar al banco. Esto implica identificar claramente cuáles son las verdaderas necesidades financieras. De esta manera, las personas pueden evitar endeudarse con un préstamo que no pueden pagar.
Por otra parte, el consumidor también debe considerar su presupuesto, detallando tanto sus ingresos, como los gastos que espera tener. Para ello se requiere identificar los ingresos y los gastos, evaluar el dinero que se gasta y realizar ajustes.
Otro aspecto a tener en cuenta se relaciona con los tipos de interés del préstamo. Es decir, el consumidor debe estar consciente de que si los intereses suben, debe ser capaz de solventar el pago de las cuotas. Por ejemplo, si se contrata un préstamo a interés variable, eso significa que el tipo de interés puede variar, y si suben, las cuotas subirán también.
Adicionalmente es importante preguntarse si realmente el préstamo elegido es el más adecuado. Lo anterior implica comparar entre diferentes ofertas de préstamo, y asegurarse que la TAE, que sirve para indicar el coste real de la financiación, siempre sea menor. Cuanto menor sea la TAE, menor será el coste del préstamo.
Además de todo lo anterior, para obtener un préstamo responsable también debe considerarse el tiempo que se necesitará para pagar el préstamo.