A pesar de que una vivienda resulta ser algo muy importante dentro de nuestra vida, puesto que es el pecho sobre el que comemos y dormimos además de ser el suelo que pisamos a levantarnos o al irnos a dormir, para muchas personas resulta ser algo que simplemente puede esperar y que no requiere nuestra atención inmediata esto sucede en España.
Sobre tener una vivienda en propiedad.
Cuando vivimos rentando una casa con una casa prestada siempre estamos en una incertidumbre constante en la cual no sabemos si el día de mañana podremos seguir durmiendo bajo el mismo techo, si usted no ha llegado a cuestionarse estoy vive en esta situación quizá llegado el momento de que lo haga porque es una posibilidad bastante apremiante.
Aún si rentamos una vivienda y creemos que tenemos el derecho de vivir en ella durante el tiempo que queramos siempre que no tengamos nuestros pagos al día, lo cierto es que no hay nada más lejos de la realidad puesto que el rentar una vivienda únicamente nos garantiza tener la hasta el momento en el que no podemos pagarla.
Pagar una renta es mucho más caro que conseguir una vivienda o pagando una hipoteca, eso tan sólo para fines prácticos en los cuales debemos imaginar que estamos pagando por vivir en una vivienda que no es nuestra pero pagamos como si fuera nuestra y la cuidamos como si fuera nuestra.
Es ahí donde tener una vivienda propiedad es algo de lo más importante para una vida adulta, a pesar de que la adultez ha pasado a ser un concepto bastante arcaico para las nuevas generaciones debido a que se vive en un periodo de adolescencia perpetua hasta que… pues ya no se puede.
¿Qué gastos son más importantes que una vivienda?
Para las nuevas generaciones, e incluso algunos de los miembros de las anteriores, es más importante pagar algunos viajes fuera del país o dentro del país para poder consolidar un tipo de vida deseable o envidiable, la mayoría de los gastos que tenemos que hacer antes de comprar una vivienda son frívolos y carecen de significado a largo plazo.
Esto quizá se debe a las distintas crisis financieras que se han vivido en los últimos años, las generaciones quedaron un poco asustadas con ese término y llegaron a la conclusión de que, el futuro y los planes a largo plazo únicamente existen y son posibles gracias a la providencia y no por el esfuerzo o la planificación.
España es el cuarto país que prioriza menos la adquisición de vivienda.
Esto se debe a que estamos en un país donde hay muchos más jóvenes, pero no por mucho tiempo, hay que tener en cuenta que siempre existe la posibilidad de que nuestra pirámide poblacional se invierta y haya más personas de la tercera edad e incapaces de laborar qué jóvenes que están en su perfecta edad productiva y que son capaces de gastar en aquellas cosas que impulsan la economía.
Esto significa que vivimos en un periodo en el que la juventud se está robando los sueños a largo plazo de conseguir una vivienda, quizá conseguir una vivienda si sea demasiado caro para algunas personas pero no es imposible y tampoco debería llegar a pensarse que lo es.
Conseguir una vivienda es ¿Difícil?
Existe cierto pensamiento desalentador en el que podemos ver en el mercado inmobiliario existen propiedades que van con un valor que podremos pagar apenas 50 años en adelante si ahorramos todo nuestro salario, no obstante, esto es parte de marketing y está diseñado para que nosotros anhelemos aquello que no podemos poseer con nuestros ingresos actuales.
Ese es un pensamiento juvenil en el que vemos los mejores productos en el mercado y pensamos que están diseñados especialmente para nosotros, por supuesto que están diseñados para que cualquier persona que llegue con el dinero suficiente lo tenga pero eso no significa que debamos concebirlo como una solución personal.
La solución está en implantar los pies sobre la tierra y visionar aquellos bienes inmuebles que nos convienen más, dejar de soñar con una mansión que no hace más que gastar más de lo que soluciona inicio de normas aquello que de verdad nos sería útil porque adquirir una vivienda es una señal de madurez independencia y del valor que le damos a nuestras decisiones económicas.