Hoy voy a hablar del tema hipotecario en un tono completamente distinto al habitual, y lo aviso para que los lectores habituales no crean que alguien me ha suplantado o me ha abducido algún sustituto.
Amigos, aquí está pasando algo raro. Los tipos de interés han bajado a extremos inimaginables en el mundo entero, y la inflación, por su parte, no se dispara. De hecho, ni se despeina. ¿Y eso por qué? Porque esta crisis se basa en dos problemas que no han recibido ni atisbo de solución y, por tanto, su origen permanece intacto.
—Por un lado tenemos la fabulosa deuda pública de nuestro país, de todas las naciones desarrolladas de nuestro entorno y de los países que hemos considerado referencia en los últimos años. ¿Cómo es posible que yodos estemos, a al vez, endeudados hasta las trancas? La respuesta es bastante fácil: porque tenemos un nivel de gasto que no tiene nada que ver con el nivel de ingresos de los Gobiernos. La explicación para esto puede ser técnica o política, meterse en semejante berenjenal puede llevarnos a una discusión absurda, pero lo resumiré diciendo que puede ser que el dinero se haya refugiado donde no paga impuestos (paraísos fiscales), o que los Gobiernos son incapaces de recaudar más impuestos sin perjudicar a su vez al empleo, sobre todo en un mundo de precios únicos. ¿Y que´es eso de losa precios únicos? Un día de estos lo cuento…
—En segundo lugar, tenemos el problema energético y poblacional. Mientras el sistema económico capitalista se base en el crecimiento, tendremos que asumir que su base teórica es falaz, ya que el crecimiento no puede ser ilimitado en un entorno limitado. Crece la población, crece el consumo de recursos y crece el consumo energético. Con esto comienza la escasez y de ahí el encarecimiento, pero un encarecimiento que no es temporal, sino estructural.
¿Y dónde está mi sospecha? Mi sospecha reside en que todo el dinero que se está inyectando en los mercados a través de los bajísimos tipos de interés está sirviendo para cubrir agujeros pasados, pero no para reactivar la economía real. Los agujeros pasados son aún mucho, muchísimo más gordos de lo que nos dijeron.
La prima de riesgo española, por ejemplo, mejora por esta abundancia de liquidez, no por una mejoría de nuestras finanzas. Lo que va a costar mucho tiempo será ver fluir el crédito de nuevo a empresas y particulares. Y sin ese crédito no hay ni consumo, ni hipotecas, ni recuperación que dure más allá de un par de trimestres.
Lo que dura la euforia del que ya está hato de crisis y quiere creer que ha terminado, vaya…