Perdonadme si soy demasiado crudo, pero me lo dijo una vez un juez: es mucho más fácil encontrar causas que patrimonios.
Al que tiene algo, se le puede quitar con cualquier motivo o con cualquier pretexto, pero si tienes sólo el motivo, o el pretexto, y nada más, es muy difícil encontrar algo que quitar. Esta norma, que parece una frase canalla acuñada por algún gangster, es en realidad la base primera de muchos procedimiento judiciales que se siguen: declarar culpable, o responsable, al que tenga con qué pagar. El por qué, ya se verá.
Hagas lo que hagas, aunque sea arreglar un grifo en casa, la administración te declara responsable subsidiario de la empresa de fontanería si esta no ha pagado la Seguridad Social al trabajador que va a cambiar el grifo, así que, en tal situación de cosas, es importante no terminar nunca de pagar la hipoteca, aunque te haya tocado la primitiva y tengas cinco millones de euros en el banco.
El dinero se puede meter debajo de una teja, invertirse en oro (y enterrarlo) o ponerlo a nombre de alguien que ni siquiera sabe que lo tiene, pero las propiedades inmobiliarias figuran en el registro, con lo que son jugosas presas para las administraciones, los cazadores de indemnizaciones y los cónyuges cuando llega el caso del divorcio.
En cambio, si la vivienda está hipotecada y por una fuerte suma, todos esos amigos de lo ajeno desisten de inmediato.
Por eso, me permito unas cuantas sugerencias prácticas:
-Si se va a casar un hijo y pensáis regalarle el piso, pensadlo dos veces: armad una poderosa hipoteca y ayudadles a pagar las cuotas. Si el matrimonio va bien, no les cuesta nada el piso, y si les va mal y se separan, que se quede ella con la hipoteca, ya que los jueces dan siempre la vivienda habitual a las mujeres.
-Si tenéis una empresa, hipotecaos hasta las cejas y el dinero metedlo en cualquier lado o en cualquier inversión a nombre de quien haga falta (procuremos evitar siempre al cónyuge) y si alguna administración nos menaza con embargar el piso, que hable con el banco, que es el que tiene escriturada la hipoteca.
-En cualquier caso y en cualquier circunstancia, es mejor tener la vivienda habitual hipotecada. Ni os imagináis la de gente que eso aleja de nosotros y la de juicios que evita.
Y cuando se haya pagado un buen pellizco del principal, nada mejor que renovarla por obras, metiendo inmediatamente el monto de lo recibido en algo convertible, pero no efectivo, ni jamás nominal.
Es caro, sí. ¿Pero cuándo fue barata la disuasión?
Soy primer en comentar!! pues decir que mi piso no se lo queda mi pareja ni de coña, antes le meto fuego
Es evidente que adoras a tu pareja… De todas formas, si es tu piso (a tu nombre), puedes hacer con él lo que te de la gana; si está a nombre de los dos o está incluido en los bienes gananciales, otro gallo te iba a cantar.
Lo que está claro es que una hipoteca une mucho más que Dios, por lo menos para muchos que yo conozco que se casaron por la Iglesia.
No es cierto: aunque el piso no esté en gananciales, puede quedárselo la pareja para el cuidado d elso hijos, y si no, como parte compensatoria. No sé de qué. Pero compensatoria.
Tienes razón, Sergio. Si tienes hijos, nada de “esta casa es mía y me la quedo yo”. La vivienda irá para quien se quede con la guardia y custodia de los niños (casi siempre la mujer), hasta que éstos se emancipen económicamente.
Anoche vi un reportaje en la tele, no sé en qué cadena, sobre una boda y los gastos que conlleva. Los novios estaban tan contentos. De los invitados que ya llevaban años casados, algunos decían: “Yo me casé por el dinero. Lo demás, falso”.
Ese “por el dinero” quería decir que se habían casado por la pasta gansa que soltaban los invitados como “regalo”.
Calculemos, 150 euros (fue lo que me tocó soltar a mí en la última boda de este estilo en que estuve) por cubierto a 300 cubiertos (número de invitados habitual en las bodas) son 45.000 euros.
Lo curioso es que de ese dinero algunos pagan la boda, pero otros –no pocos– se lo quedan limpio porque, al menos en mis tiempos, los padres de ella corrían con los gastos de la boda.
¡Y eso es libre de impuestos, que los regalos de boda están exentos, si no recuerdo mal!
La última boda a la que yo asistí fue una “boda alternativa”, me explico: todos los regalos debían ser dinero de un número de cuenta de una ONG o bien ropa, medicamentos o material informático para un poblado de Sudamérica. Me pareció perfecto y esta boda representó para mí el verdadero motivo de unión entre dos personas que quieren celebrar con sus allegados una vida en común.
Depende de la familia que tengas… La familia de mi novia es muy ruin, y con la privacidad que otorga el “sobre cerrado”, a más de uno seguro que le toca poner dinero de su bolsillo para pagarla. Por no hablar de lo caras que son las bodas.
Una boda sólo es rentable si tienes padres que te la financien, porque así te puedes quedar íntegramente con el importe de todos los regalos. Yo no sé si me casaría por este motivo, pero desde luego lo que nunca haría sería pedir un préstamo para poder hacerlo o para poder irme de viaje de novios.
Siento decirte amigo, que aunque el bien sea tuyo, si tienes hijos y ella se queda con la custodia (que seguro que se la queda, quieren paridad para lo que les interesa), ella puede vivir en el piso hasta que tus hijos cumplan 30 o 40 años (que es la edad “natural” de emancipación).
Hablaré por mí y no en nombre de ninguna otra mujer, no considero que seamos un colectivo: yo no quiero paridad para lo que me interesa, sino para hacer valer mis derechos de persona, ciudadan@ y también mujer, por supuesto. Y le aseguro que si tuviese hijos no los utilizaría para sacar tajada.
No que va eres una santita, imaginate con un hijo y sin piso, te irías a vivir con tus padres o le quitarías el piso a tu ex-marido
Cuando me casé nos fuimos a vivir a una casa propiedad de mis padres. Mi padre, con mucho ojo, en vez de cederme la vivienda, dejó que continuara a su nombre. Ahora estoy divorciada y mi exmarido no ha podido llevarse nada, porque, en realidad, esta casa no era de ninguno de los dos, aunque sigue perteneciendo a mi familia. Es otra forma de asegurarse.
Mi primo lo hizo al revés. Sus suegros tenían un caserón y él accedió a pedir una hipoteca para que ellos se arreglaran la planta donde vivían y él quedarse a vivir en otra. Se separó y ahora su ex mujer y sus suegros tienen una casa nueva que paga mi primo todos los meses.
Bueno, eso nunca se sabe. Si tienes hermanos y en tu país existe la “legitima”, podrías correr el riesgo de que faltara tu padre y esa propiedad tuvieras que compartirla con el resto de herederos. No está mal pensado, pero nunca hay nada asegurado.
A ver si alguien puede responderme: yo no estoy casada y tengo tres hijos con mi pareja. La casa en la que vivimos está a su nombre (ya la tenía cuando nos conocimos). ¿Qué pasaría si el falleciera? ¿Tendría que pagar yo la hipoteca pero la casa, al no estar casados, sería de mis hijos? ¿Y si no pudiese hacerme cargo de las letras? Gracias.
No sabía que los jueces le suelen conceder la vivienda habitual a las mujeres… No tengo ninguna intención de separarme pero está bien saberlo 🙂
Esto me recuerda a la custodia de los hijos. A no ser que seas una mala madre, desnaturalizada, irresponsable y no sé cuántas cosas horribles más, te darán a ti siempre la custodia.
Vamos a ver; no se puede hablar de manera tan genérica sin saber de lo que se habla. Los jueces no dan siempre las viviendas a las esposas, sino a las esposas de los matrimonios con hijos; es decir, se las dan a los hijos, pero como casi siempre quedan a cargo de las madres, por extensión las reciben ellas también. También puede ocurrir que la casa se la quede la mujer por ser la que menos ingresa, o sencillamente, por no tener ningún ingreso (es el caso de las amas de casa, que tendrán que pagar su parte de la hipoteca). Pero lo normal en parejas sin hijos es que la casa se venda y se reparta el dinero, o uno de los dos compre la parte del otro.
No es entoinces mala idea la del autor: le dejas una hipoteca como un pino y aquí paz y después gloria.
Ahí está la jugda. que la vivienda no s ela dan a la madre, se la dan a los hijos. Y como lso hijos s elos dan a la madre, el marido se queda sin vivienda.
Pues si tan mal les va, ¿por qué todos los separados que conozco no quieren la custodia de los hijos? Porque por cada uno que sí quiere la compartida, hay cincuenta que ni de coña…
La compartida es en realidad una trampa. Por eso no la quiere nadie.
Pero no me dirás que no conoces casos a patadas de juicios por la custodia, porque la quieren los dos.
Yo estoy separada y tengo la custodia compartida de mis hijos. Me llevo bien con mi ex y, desde luego, cuando pensamos en separarnos, ninguno de los dos sopesó cuál era la mejor fórmula económica para hundir al otro, sino qué era lo mejor para nuestros hijos.
¡Enhorabuena!
Da gusto conocer a una persona civilizada.
Menos mal que alguien habla de forma sensata. Creo que tener hijos con alguien es para toda la vida, obvio, y que aunque la pareja se haya roto la teoría es que se tuvieron con amor, y lo importante es que eso no degenere en una batalla por el dinero y los hijos, sino que debe primar el bienestar de estos.
Yo conozco lo mismo que tú, Klaudia. Y trabajo en un despacho de abogados, así que veo casos así todos los días. Lo habitual es que el hombre no quiera la custodia, aunque de todas maneras tiene muy pocas probabilidades de obtenerla a no ser que su pareja tenga un problema muy grave.
No sé si será lo habitual que los hombres no quieran la custodia. Os cuento que yo soy uno de esos pocos que está luchando por la compartida (la total ni me la planteo) y no os imaginais el dolor, sufrimiento e injusticias que estoy viviendo. Mi hija lo es todo para mí y quiero disfrutar de su educación y cuidado.
Corroboro lo que dice Sánchez. Los hijos menores, si los hay, son los que tienen derecho a vivir en el domicilio familiar (por aquello de no alterar –más– su ritmo de vida). En consecuencia, el cónyuge que recibe la custodia se queda a vivir con ellos.
Conozco el caso de una mujer divorciada. El piso familiar es bien privativo de él, pero el juez le ha concedido a ella el derecho a vivir en la casa hasta que la hija más pequeña cumpla la mayoría de edad, porque es menor (15 años) y la mujer tiene la custodia.
Yo conozco un par de casos que es más de lo mismo. La mujer suele obtener la custodia -el hombre muchas veces ni la quiere- y es usufructuaria de la vivienda hasta que los hijos se van de casa. El problema es a qué edad se va hoy en día un hijo de casa. A veces ni pasados los cuarenta.
No sé hasta qué punto compensa tener hipoteca eternamente o, por el contrario, no meterse en jaleos, evitar juicios y divorcios, pagar religiosamente las deudas y vivir tranquilo.
Yo soy más partidario de esta idea pero si no hubiera más remedio que participar en alguna situación de las que describes, prefiero estar hipotecado y poder defenderme. Gracias por la idea, aquí siempre se aprenden cosas útiles y nuevas.
Eso es cierto, Migo, pero también ten en cuenta que, cuando hayas terminado de pagar la hipoteca, el Estado te va a freír a impuestos. Mi hermano terminó de pagar su casa y entonces se dio cuenta que le salía más rentable comprarse otro piso (en este caso, de veraneo) para poder seguir desgravándose la parte correspondiente en la declaración de Hacienda (aunque, por lo que parece, eso también se va a terminar…).
A tu hermano le hubiese salido mejor hipotecar de nuevo el piso inicial, ya que es vivienda habitual, y siempre hay mil rzones para pedir otra hipoteca.
Ya, pero ahora también tienen un piso al que van muchos fines de semana e incluso pueden alquilar en verano.
Es decir, están escaqueándose de pagar al Estado y, en consecuencia, a todos nosotros. A ti el primero. Que yo sepa, la desgravación es por vivienda habitual, es decir, el domicilio familiar durante la mayor parte del año. Por segunda vivienda no hay desgravación, que yo sepa, no al menos ésa.
Yo tenía pensado abrir un plan de pensiones, aunque ya no estoy tan seguro porque unos amigos me han dicho que es un dinero que fluctúa y, si no salen bien las cosas, me puedo quedar con menos dinero del que he ido aportando año tras año.
Hay gente que s e mete en líos y gente a la que la meten. Con uno que te quiera meter, basta.
De los impuestos jamás nos libraremos. Si no es con la hipoteca, será con la declaración de la renta, o con cualquier otro bien/servicio que adquiramos. A veces, merece la pena tener esa tranquilidad y despreocupación del que no tiene cuotas mensuales pendientes. No podemos estar pensando siempre en lo malo que nos pueda pasar.
Los que tienen mucha pasta se pasan la vida viendo cómo pagar menos impuestos y se olvidan, simplemente, de vivirla. Yo pagaría impuestos gustosamente si fuera por quitarme de una vez esta hipoteca que me está matando lentamente, mes tras mes.
Está claro que siempre buscarán quien, como vulgarmente se dice, pague el pato.
Si no es el fontanero, eres tú; si no eres tú, será el que construyó el grifo; si no es el que construyó el grifo, será el propietario del local donde se almacenó el grifo hasta que te lo instalaron, y así sucesivamente hasta dar con un pagano en cuestión.
El caso es no quedarse desprotegido.
Pues a mí me parece perfecto que se busque el responsable civil. Lo que no hay derecho es que un trabajador no esté asegurado y nadie se haga responsable de eso. Si contratas a un fontanero, preocúpate antes de saber si la empresa que te lo manda lo tiene asegurado, y así no tendrás problemas. Otras veces bien que nos preocupamos de enterarnos de las cosas (aunque nos lleve tiempo y esfuerzo), y no nos quejamos. Tampoco cuesta tanto pedir una información mínima a aquéllos a quienes vamos a llamar. Y así, las empresas se acostumbrarían a tener a sus trabajadores en regla.
Así las empresas se acostumbrarán a no contratar ni a Cristo y el que no tenga, que robe o que pida.
Si no fuera por las garaantías, yo contrataría dos currantes. Así, a nadie.
Y en dos años cierro, y todo al carajo. Para mí, me sobra. El que quiera, que arree.
Pues hala, ole por las empresas y los empresarios que se forran, y los trabajadores que contraten, que se maten si quieren. Eso sí, si yo me entero que un hijo mío está en esas condiciones, no veas la que monto. Los demás, haced lo que os apetezca.
Tiene que haber todas las garantías, pero no a mi costa.
Si hago algo mal, que me machaquen. Pero machacarme pro que sí, que es lo que sucede, pues no.
No estaría mal pero por esa regla de tres también tendría que preguntar en el supermercado dónde y cómo han cogido la fruta que estoy comprando, si los inmigrantes que contrataron tenían papeles, si los papeles eran auténticos y suyos o si, por el contrario, todo ha sido una farsa.
Está bien buscar a los responsables pero no puedes ir por la vida preguntando si todo el mundo está bien contratado y otra serie de cuestiones que no proceden y que te robarían un tiempo precioso.
Muy bien, Mercedes. ¿A tí te gusta tener todos tus papeles en regla? Pues a los demás, también. Otra cosa será que no nos apetezca perder nuestro valioso tiempo en preocuparnos por los derechos los demás. Así va esta sociedad; al final, no nos podremos quejar de que nadie se preocupe por los nuestros.
No has entendido lo que estaba diciendo. Claro que me gusta tener todo en regla, pero así como yo me preocupo de tener el DNI en vigor, de que no se caduquen los alimentos de la nevera y de pagar mis impuestos, espero que los demás se preocupen de tener sus asuntos con el mismo orden.
De no ser así, también espero que se establezcan mecanismos de vigilancia independientes, como inspecciones de trabajo para que las empresas no contraten sin papeles, controles de calidad, etcétera. Los ciudadanos no podemos ser guardias y vigías de todo, también para eso pagamos impuestos.
Bien visto. ¿Por qué somos responsables nosotros, como particulares, de algo que se gestiona desde la empresa privada? Es absurdo. Una cosa es defender los derechos de los trabajadores y la otra es que nos carguen el muerto de todo. Porque si la empresa tiene beneficios nadie nos viene a traer el sobrecito con nuestra propina por ser clientes del mes.
Suscribo, Valdo.
Tal vez, éste sea el modo de cambiar las malas costumbres de nuestro país. Si todos tomamos parte de responsabilidad en exigir a las empresas que hagan las cosas correctamente, saldremos beneficiados de algún modo u otro. Es una manera de generar competencia, por un lado, y mejores condiciones para el trabajador, por otro.
A ver si la gente se conciencia de una vez y comienza a contratar a la gente que trabaja para ellos. Empezando, tal vez, por todas esas mujeres inmigrantes que están limpiando nuestras casas o cuidando de nuestros niños sin unos papeles de por medio.
Desde luego que podían concienciarse, Pinto, pero que no sea proponiendo lo que ya viví más de una vez: “Te pago la Seguridad Social, si quieres, pero tendrás que cobrar menos porque hay que quitarla de tu sueldo”. Ya me ha pasado dos veces. Me parece realmente indignante.
¿Y si lo que quieres es regalarle un piso a tu hija? ¿Acaso no corres el riesgo de que el maridito se quiera quedar con la parte…? Está claro que si sólo está a nombre de ella (o de él) y no hay hijos de por medio, el inmueble será propiedad de aquél a cuyo nombre esté inscrito. Los cónyuges, en este caso, se quedan sin nada, como debe ser. Y el que quiera tener hijos, que se lo piense antes muy bien…
Si quieres regalarle un piso a tu hija, tranquilo: el maridito no se lo queda ni de coña. Y menos aún si se lo regalas un día antes del amtrimonio. En ese caso, no hay modo.
Pues nada, como alguien comentaba antes, que el marido se quede con la custodia y así ya tiene piso.
Sólo a un 4 % de los hombres le dan la custodia.
No es cosa de quedársela, es que el juez la de.
Y no la da.
Si el régimen del matrimonio es de gananciales y el piso a nombre de tu hija se escritura después del matrimonio, entonces el marido tendrá tanta propiedad como ella. Si la escritura es anterior al matrimonio, será sólo de la hija. En cambio, si hay separación de bienes, da igual cuándo lo escritures, porque será de tu hija.
Si cuando se divorcien hay niños menores y la custodia se la dan al marido, entonces será él quien se quede en (que no “con”) la casa hasta que sean mayores de edad, aunque la propiedad del piso sea de la hija/madre.
Si la custodia se la dan al marido lo que será es un Poltergeist
No jorobes
🙂
Estoy un poco harta de que las mujeres separadas seamos el coco de la historia. Yo soy separada, tengo un hijo y vivo de alquiler. Mi ex no me pasa ni un céntimo de la pensión que estipuló el juez (y tiene un sueldo, casa de alquiler como yo, pareja y coche), y cuando le amenazo con denunciarle, me dice que “adelante”. ¿Por qué lo hace? Porque sabe que, si lo hago, mi hijo tendrá que ir a declarar y pasar por algo muy desagradable. Conclusión: para evitarlo, mi hijo se queda sin pensión y vive exclusivamente de mi sueldo, excepto un fin de semana al mes que lo pasa con su padre. El que tenga oídos para oír…
Pues claro, Maripuri. Jetas y cabrones hay en todos lados.
Pero de lo que hablamos, o eso entiendo yo, es de que la ley no debe defender a ningún jeta, independientemente del volumen o clase de su entrepierna.
Estoy contigo, Maripuri. Las mujeres somos siempre las malas de la historia, pero las que bregamos con los hijos somos nosotras. Cuando un hombre cuenta que su mujer se quedó con el piso no cuenta también que ni loco sabría que hacer con el nene si obtuviera la custodia. Por cierto, yo de ti denunciaría.
Perdón, Ladríllez, pero es un poco triste que hayamos comentado en otras ocasiones lo vergonzoso de la actitud de aquéllos empresarios que (para evitar rendir cuentas ante sus trabajadores y la justicia) ponen todo a nombre de otras personas y luego se van de rositas, y que luego Vd. nos recomiende hacer precisamente eso si tenemos una empresa. Eso sí, desde el punto de vista de “cómo ser el más espabilado”, la lección es muy útil.
Pues yo le agradezco a Ladríllez estos artículos. Iba ya hasta el gorro de catecismos y aquí, en este blog, por lo menos se habla del mundo real.
Da gusto venir aquí por eso, proque se habla del mundo y no de cómo ir al cielo.
Cuando quiera ser un santo, ya ire a la Iglesia, que hace años qu eno la piso. Y mjira: allí hablan también mucho de hacer el bien; otra cosa es lo que hagan.
Yo tampoco voy a la iglesia, soy atea y procuro no practicar la hipocresía. Lo que digo es que nos pasamos la vida quejándonos de las perrerías que nos hacen, y, en cuanto podemos, las hacemos nosotros también. No me parece ni bien ni mal; pero luego, no lloremos ni protestemos porque nos la jueguen.
Eso mismo digo yo, Mesalina, pero de otro modo: que conocer las perrerías y los trucos que maneja la gente ayuda a decidir conscientemente cual es nuestra actitud.
Lo malo es hacer una cosa porque es la única que sabemos hacer. Entonces es cuando quedamos a merced del canalla, y como la canallada le funciona, sigue siendo canalla.
Creo de todo corazón en el poder del escarmiento.
Si hay dinero de por medio no. El escarmiento será útil para ti o para mi, pero no para los “sin escrúpulos” que rondan por doquier. A esos les importa un bledo. Es más, estoy convencido que ni ir a la cárcel les pude suponer un trauma, cuando saben que fuera hay algunos millones de euros esperándoles.
Me parece increíble el motivo del post. Se trata de crearnos una defensa con algo que considerábamos un arma enemiga. Ahora resulta que tener una hipoteca te libra de fastidios y tocadas de narices. En parte, es comprensible, puesto que siempre se ataca al que algo tiene y de este modo poder obtener un suculento botín.
Oye, ¿es cierto del todo eso de que “la administración te declara responsable subsidiario” si la empresa no paga la Seguridad Social? Yo tenía entendido que eso es así entre empresas, pero no con particulares.
Los proveedores, para curar en salud a sus clientes y descargarlos de responsabilidad, deben entregarle un certificado (emitido por Hacienda) de que están al día de las obligaciones tributarias. ¿O es que son cosas distintas?
Mi prima es divorciada. Tiene tres hijos. Su marido es un borracho que vive de ella (que trabaja de empleada de hogar) y al que a veces se le va la mano. La casa se la ha adjudicado a ella el juez, pero el marido no se va porque no tiene dónde caerse muerto y a ella le da pena (y miedo, supongo).
Si viviera sola con sus niños, vivirían muy bien (gana más que yo), pero el innombrable de su ex le saca la pasta…
A veces, muchas, los malos son ellos.
¡Vaya! Yo siempre he querido ser de mayor como esos tipos que no tenían hipoteca de la que estar pendiente todos los meses, y ahora resulta que estoy de enhorabuena por tener que pagarla porque me quito de encima problemas, juicios y moscones. Mira tú.
He pensado justamente lo mismo que tú, Aleg, al leer el artículo. Tanto quejarme por la letra mensual, por los vaivenes del Euríbor, porque si no amortizo los intereses, etc, etc, y ahora resulta que hasta lo tengo que agradecer. Y es que es verdad. Si es que no hay mal que por bien no venga. Qué razón tienen los refranes.
Fijar la residencia habitual en el campo es otra manera de hacerlo. Hay mucha gente que si le tocara vivir saquí preferiría renunciar al piso…
No, si al final va a resultar que es una bendición estar hipotecado de por vida, porque es un arma de destrucción que arrojar a potenciales interesados deseosos de arruinar nuestras economías. Entonces… ¿No es una herencia dolorosa que dejar a nuestros hijos si los progenitores no somos capaces de liquidarla en vida?
Como siempre, al final los que más salen ganando en esto de las hipotecas son las entidades bancarias, porque con ellas sí que uno termina firmando una “alianza” hasta que la muerte nos separe. Y aunque ahora el Euribor vive sus tiempos más bajos, todos sabemos de sobra las cifras que ha llegado a alcanzar este índice y los escandalosos beneficios que eso ha supuesto para los bancos. Como para sentir pena por ellos.
Estoy de acuerdo. Más vale no tener patrimonios con qué pagar por si acaso el destino nos depara una mala experiencia con la justicia, las administraciones o tu propia pareja. La vivienda es sagrada, al margen del volumen de su hipoteca, de modo que si toca exigir cuentas que den la cara los que tienen escrituradas las hipotecas, es decir, los bancos.
Qué triste que sea mejor regalar a un hijo una hipoteca poderosa que una casa “libre” de gastos. A este paso en las bodas el regalo más preciado será un documento que acredite que la futura vivienda de los novios tiene una hipoteca vitalicia, cual póliza de seguro. ¡Y todos a brindar!