Dentro de la serie dedicada a los fallos del capitalismo, hoy vamos a hablar del poder de la escasez, que es un concepto bastante difuso, pero que voy a tratar de acercar para que lo discutamos un poco entre todos.
El poder de la escasez es la capacidad de una empresa o individuo de poner trabas a otros para que entren en su mercado. El poder de la escasez consiste en la capacidad de crear mercados o productos capturados, o de menguar la libertad de los consumidores para negociar, de modo que tengan que hacer lo que la otra parte ordene y mande.
Suponed que en el mundo sólo hay tres sellos de correos en los que la reina de Inglaterra aparece con un parche de pirata en el ojo. Son una rareza y se cotizan a quinientos mil euros cada uno. Si un sólo comprador consigue hacerse con los tres y quema dos de ellos, no habrá quemado un millón de euros, sino que habrá ganado mucho dinero, porque el que queda, único, valdrá mucho más que la suma de los tres anteriores.
Esto es sólo un ejemplo para entender el concepto, pero en la vida diaria los casos más típicos son aquellos negocios sujetos a concesión administrativa, que disfrutan de un poder de la escasez que los convierte en mucho más rentables de lo que serían en realidad si cualquiera pudiese hacerles libremente la competencia. ¿Ejemplos? El taxi, el estanco, y la farmacia.
A menudo las regulaciones del sistema capitalista no van dirigidas a incrementar la cantidad de información de la que disponen productores y compradores, sino a limitarla, y más claramente aún, a limitar las opciones de respuesta, de modo que crece el margen de maniobra de una parte reduciendo el de la otra.
En el mundo de la vivienda y la hipoteca existe una paradoja de este tipo: la de las zonas verdes. A menudo creemos que el hecho de que se reserven grandes zonas de una nueva organización para parques y jardines obedece al deseo de las autoridades de mejorar la el entorno, pero en ese caso debería parecernos sospechoso lo poco que protestan los dueños de los solares ante esas imposiciones.
Lo cierto es que cada metro cuadrado de jardines encarece el metro cuadrado edificable muy por encima de lo que el propietario pierde al renunciar a ese metro, aumentando su poder de escasez sobre esa parte de la ciudad.
Otro caso son los títulos académicos para todos: parece positivo que la gratuidad se generalice, pero eso hace que los títulos se devalúen de modo que el título que verdaderamente distingue y permite obtener el puesto deseado es uno que queda fuera ya del talento del estudiante y depende del dinero del que dispongan él o su familia para obtenerlo.
La frecuencia y la facilidad con que se crean regulaciones que aparentemente benefician al ciudadano, pero que en realidad sirven sobre todo para generar poder de escasez en favor de unos pocos, hace que esta faceta sea particularmente engañosa y proclive a la demagogia.
El peligro añadido, al margen de la administración, estriba en lo rentable que pueder ser para una industria comprar a los productores de la competencia simplemente para cerrarlos y quedarse con sus patentes, marcas y derechos, aumentando el precio de sus productos. Y es que, cuando destruir algo, sea un sello, una fábrica o un empleo, es rentable y crea riqueza, hay algo mal en el sistema.
P.S:
Permitidme, para acabar, una gran pregunta: ¿creéis que cada cosa tiene un valor, independientemente de su precio, o no?
Aparte de los taxis, estancos, farmacias… que me decis de las eléctricas, gasistas, gasolineras… tienen monopolio y hacen lo que les da la gana, eso si, dentro del marco lega (que bien queda eso)l
Sí, el marco legal y la Responsabilidad Social Corporativa de la que luego tanto alardean quedan estupendos, lo que no queda tan estupendo es que abusen y marquen precios con márgenes desorbitados y abusivos. ¿Sabes lo que cuesta un litro de gasolina 98 en Canarias? 86 céntimos. ¿Sabes lo que cuesta en Madrid? 1,10 €.
Yo vengo ahora de viajar por sudamérica, y tanto en Argentina como en Brasil, Uruguay y Chile el precio de la gasolina era parecido al nuestro: en torno a 1 euro el litro de la sin plomo.
¡Cuanto tiempo, Peterlove…! Bienvenido de nuevo.
Es increíble lo de los precios en Sudamérica. Yo tengo una amiga que es profesora y está destinada en Sao Paulo durante unos años, con el Instituto Cervantes. La última vez que vino, hace unos meses, me contaba que el sueldo medio de un profesional cualificado en Brasil es de unos doscientos euros, pero que bienes como la gasolina o la vivienda tenían precios similares a los españoles.
Con la vivienda no sé como se arreglarán, pero lo de la gasolina lo tienen más o menos controlado con coches que funcionan a base de alcohol de caña. De hecho, mi amiga se ha comprado uno (híbrido, también funciona con gasolina o mezcla de ambos combustibles) de segunda mano para andar por la ciudad.
Pues sí. Yo es que a Brasil sólo entré por Foz de Iguazú, y vi que el precio de la gasolina era parecido al español. Por otro lado, el de alcohol, como dices, tenía la traducción de unos 20 céntimos de euro al cambio, algo más acorde al poder adquisitivo de un brasileño.
En Argentina el precio es de unos 75 céntimos, pero porque los otros 30 o 40 los subsidia directamente el estado para poder fortificar su red clientelar.
Y, Gasmann, muchas gracias por la bienvenida. El viaje ha sido largo, he de reconocerlo.
Yo temo bastante el futuro de los biocombustibles. Está claro que el petróleo tiene fecha de caducidad, pero temo que la sucesión se aborde mal y, en el caso de los biocombustibles, se ejerza una influencia (todavía más) nefasta en el ecosistema cuando a todos les dé por plantar soja o caña. Habrá ver, pero estoy nerviosamente expectante.
Lo del litro de gasolina en Canarias se debe a razones fiscales, no económicas.
Las cosas como son.
Pues de eso va la entrada.
Poco a poco se generan poderes de la escasez que luychan con todas sus fuerzas para mantener unos privilegios, y eso perjudixca al capitalismo como sistema.
El sistema capitalista se ve limitado por los escases, pero el más afectado es la colectividad pues ahora se atiene a la voluntad de un puñado de personas que tengan en su poder el producto o servicio, otro punto en donde el sistema económico llamado capitalista falla. Muy buen articulo
Lo de las farmacias es sangrante. Al final sólo pueden acceder a tener una farmacia aquellos que tienen una familia adinerada que les puede apoyar en su compra, porque las cifras son millonarias. El resto sólo puede aspirar a atender en una farmacia, pero nunca a comprarla.
Un dato:
Traspaso de farmacia medianita en barrio medianito de ävila (ciudad medianita): 3 millones y medio de euros.
¿cómo se os queda el cuerpo?
🙂
Wow, la verdad es que me sonaba que las farmacias eran un negocio al alcance de muy pocos, pero nunca había pensado que se pagaran tales cifras por, como tú dices, una farmacia media en un barrio medio de una ciudad media.
Me quedo bastante asombrado/aconojado.
Las farmacias valdrán mucho (a otros les parecerá poco) pero es un negocio seguro. Es como tener un bar. Todo el mundo necesita comer y todo el mundo se pone enfermo. Por eso de lo que más hay son bares y farmacias (ya puestos, podrían inventar el bar-farmacia).
En lo de las farmacias estoy de acuerdo, pero tengo que discrepar en lo referente a los bares. No sé cómo estarán las cosas por ahí, pero en Valencia los chinos se han hecho con el control del negocio y con sus precios competitivos están haciendo cerrar a más de uno.
Siempre pasa lo mismo:
Se cambia el sistema pero permanecen lso privilegios de los sistemas anteriores.
Y los hay que a eso le llaman derechos históricos.
Para mi que que dónde en el artículo dice “escasez”, en realidad debería decir “monopolio” porque la “escasez” a la que se refiere el artículo es la de opciones para el consumidor (y eso es monopolio) no a la escasez de un bien en sí.
Ladríllez, el planteamiento de hoy me ha parecido muy interesante y sugerente, de verdad. Para responder a tu pregunta final yo sí creo que las cosas tienen un valor independiente del precio que les ponemos, pero están sujetqas a la ley del mercado o de la oferta y la demanda, que en definitiva es lo que marca elpoder de la escasez del que hablas.
Es cierto que la oferta y la demanda determinan el precio, pero también el valor. Simplemente, basta con alterar virtualmente el comportamiento de alguno de los dos factores, de manera que se genere una situación anormal. Por poner un ejemplo, fijémonos en lo que ha ocurrido con el precio de la vivienda estos últimos años. ¿A caso se iban a terminar los pisos para que estos adquirieran semejante sobrevaloración? No. Lo que sucede es que la demanda se vio alterada por una falsa creencia de riqueza y por las jugosas ganancias que supuestamente estaba generando la inversión inmobiliaria. Todo el mundo quería ganar al mismo tiempo, pero muchos se olvidaron que alguien tenía que perder para que eso sucediera.
Y añado algo más: el precio se vio alterado por la extensión fácil del crédito a quien no podía sostenerlo.
Eso también cuenta.
La demanda no se alteró.
A la gente le dieron dinero y pensó que tenía dinero.
A veces pasa lo mismo en otros campos: les dan el derecho a votar y creeen que tienen el poder…
¡Hay que ser idiota!
A la burbuja inmobiliaria la llamaron así por algo: exactamente porque las burbujas, o los globos, cuando ya no dan más de sí, explotan. Dicho en lenguaje más facilito, se desintegran. Las leyes de la física obviamente no sirven en este caso, pero sí las del mercado: cuando algo se estira más de lo que el mercado puede soportar, catapum.
Estoy con Nacho, muy interesante lo que planteas. Pero no estoy de acuerdo en que el valor es independiente del precio, creo que el valor que le damos a algo (por su escasez, importancia a nivel personal, necesidad de ese bien para nosotros, nuestra percepción de la disponibilidad del bien ahora y en el futuro etc) determina el precio que estamos dispuestos a pagar por ese bien.
Traducido a un bien, muy del día a día, en los pisos, se han pagado burradas, porque en la zona que nos gustaba, que no suelen a 50Km de la ciudad no abundadn (escasez), porque la zona nos guste para vivir (céntrica si nos gusta el barullo o más residencial si queremos más tranquilidad, así como factores como nuestro barrio de siempre, cercanía/lejanía familiar…), la necesidad que tengamos de tener un piso propio, y la disponibilidad (hubo una época en que se vendían como churros, si no dabas la señal casi instantáneamente, se lo vendían a otro). Y así sucesivamente con un montón de factores que condicionan el precio final que estamos dispuestos a pagar y nuestro margen de negociación.
Y ahora, muchos de esos factores han cambiado, por lo que tanto el valor como el precio han disminuido. Ley de oferta y demanda sujeta a un montón de factores que no son siempre libres.
Yo entiendo que una cosa es el valor que nosotros damos a algo y otra cosa su precio real. Es decir, si sumamos lo que cuestan los materiales para construir una vivienda, la mano de obra y el valor del suelo seguro que la cifra no tiene nada que ver con su precio de mercado, determinado por otros muchos factores. Desde luego, a mí me parece un robo a mano armada el tema del precio de la vivienda e igual sucede con otras muchas cosas. Parece que la crisis puede paliar estos abusos de una manera u otra.
tienes razon con el precio de la vivienda se ha estado robando a base de bien.
yo lo que no entiendo son cosas como esta:
-Sánchez Galán (Iberdrola): los consumidores deberán pagar más y consumir menos luz
es decir tenemos que pagar mas o poner velas en casa y lavar la ropa a mano.
-Iberdrola repartirá 0,143 euros de dividendo y elevará un 5% la retribución.
para que sus accionistas se repartan cada vez mas dinero.
!que cosas mas raras pasan!
Es que lo más rentable es eso: cobrar más por menos.
Y lo que más les gusta es cobrar por nada, como las cuotas de abono.
Eso sí que les pone…
🙂
Será que no hemos visto veces a los campesinos quemar parte de la cosecha porque tenían tanta que los precios eran irrisorios. Lo que pasa ahora es que como tienen que competir con un mercado global, quemando o no las patatas, les pagan cuatro céntimos.
Si a todo el mundo le da igual lo que le spase a los agricultores, y lo cierto es qu enunca han logrado mucho apoyo, ¿por qué le va a importar a nadie lo que p le pase a los trabajadores industriales?
Ese está siendo nuestro error.
el agricultor es feo y anticuado. Por eso debe morir.
Esa es la lógica que impera.
Pero, Ladríllez, el agricultor, junto con el ganadero, es quien, en verdad, nos da de comer. El problema es que los que de verdad se creen que nos dan de comer son los distribuidores. ¿Qué pasará entonces cuando no haya nada que distribuir porque a nadie le salga rentable dedicarse a la agricultura o la ganandería?
Incluso el precio del suelo puede clasificarse como un precio “percibido”, y no como algo real (¿cómo se mide el valor del suelo? ¿qué patrones objetivos tenemos para determinar la cantidad total a pagar si queremos construir algo en un terreno?).
Pues supongo que los mismos patrones que se pueden aplicar a cualquier otro producto del mercado. Es decir, básicamente sería la relación entre la oferta y la demanda. En este caso, viene determinada por factores externos como las recalificaciones, lo cual incide directamente en su escasez.
Pero es que estamos en lo mismo
: lo que sube es lo que quierten todos. Aléjate 10 Km y cerás cómo se abarata…
Como tú bien dices no tiene nada que ver, el precio es alterado por una multitud de factores. Un ejemplo: hace un año detrás de mi casa se vendían unas casitas muy monas a 25 millones de las antiguas pesetas.
Un año después, el banco pone el precio de cada casita a 10 millones, pagados cómo no “a tocateja”.
¿Cómo se sentirán las familias que hace sólo un año pagaban un 150% más de lo que se paga ahora por el mismo bien?
Yo en ese sentido no tengo nada de lo que quejarme. La libertad me parece siempre buena.
Marta, tú mencionas algo importante: “el precio que estamos dispuestos a pagar”. Eso es lo que los entendidos llaman “percepción del precio” por parte del cliente, pero ni por asomo hay siempre una relación directa entre la percepción del precio y el valor del producto.
Sólo tienes que darte una vuelta por cualquier tienda de ropa: a) ¿cuánto cuesta hacerla y ponerla a tu disposición en la tienda? b) ¿Cuánto estás dispuesta a pagar por ella?
Pongamos respuestas a lo tonto, que podrían ser reales, por ejemplo unas zapatillas de marca: a) 20 euros. b) 250 euros. Pero si hablamos de perfumes o ropa de lujo, la cosa se va lejísimos. Y con los pisos, pues eso.
Esto recuerda a lo que viví hace poco volviendo de Tenerife en avión. El vuelo se retrasó más de una hora porque los controladores de Madrid-Barajas estaban haciendo una huelga de celo, o sea, trabajando mal y lento a propósito para sabotear el final del puente. Las líneas aéreas se desentienden y los pasajeros no tenemos derecho a nada pese al retraso o la cancelación, si se hubiera producido, del vuelo. Sólo te pagan el hotel si te “retienen” hasta el día siguiente.
Sólo nos resta esperar y criticarles ante una impotencia que viene favorecida porque, al estar sujetas todas las líneas aéreas a lo mismo y no haber competencia con otros medios de transporte en este caso concreto, hacen lo que quieren sin indemnizarte ni cuidarte.
Otro gallo cantaría si hubiera competencia de otros medios de transporte: entonces se pegarían por ofrecerte lo que otro no te ofrece pero como no es así, ajo y agua.
Sobre lo que tú dices y hablando del taxi, el estanco o la farmacia, creo que el sistema abusa de subir el precio en aquello que saben que necesitas y que te gastarás lo que sea para tenerlo (por ejemplo todo lo relacionado con la salud o los hijos) y en lo que saben que no hay nadie más que lo hagas.
O si no… ¿Cómo se explica que un vuelo de Madrid a Oviedo o Almería o de Barcelona a Valladolid pueda costar más de 400€ o más de 600€ cuando uno entre Madrid y Barcelona o están dando por 40€? A los destinos a los que solo vuela un operador los precios se disparan, es un asco.
Y no sólo eso, Desde el Paro. En un mismo vuelo transoceánico puede haber una diferencia de más de 600 euros, dependiendo del momento en el que hayas adquirido el vuelo o a través de qué medio lo hayas reservado.
Yo recuerdo que en vuelo Bariloche-El Calafate el avión se retrasó 9 horas y nos dieron:
– Comida y cena gratis y sin limitaciones de la carta del restaurante.
– Hotel de 5 estrellas para asearnos y descansar.
– Transfer gratuito de ida y vuelta hasta el aeropuerto.
Y todo de gratis. Y esto con Aerolíneas Argentinas (eso sí, los de Buenos Aires sólo comida y encima raviolis congelados) Lo nuestro es TERCER MUNDO con mayúsculas.
Eso ya entra en tema sindical y se llama poder de coacción.
leyendo tu caso me he acordado de lo que me paso a mi en una ocasion,viajo unas 6 veces o asi en avion al año pero aprovecho las ofertas y no me importa hacer trasbordo,una vez vole de bilbao a andalucia en nochebuena para cenar,salir de chufla y volver al dia siguiente.cuando llegue al destino me dijeron que mi maleta se habia quedado en barcelona,ahi tenia todo,ropa para salir etc etc.tuve que comprarme ropa a toda prisa y aunque les puse hoja de reclamacion y les presente los tickets con el dinero que me habian hecho gastar mas el disgusto y todo el rollo me dieron 50 euros.ademas lesdije que la maleta ya la mandaran directamente a bilbao y cuando llegue aqui me dijeron que desde barcelona la habian mandado a andalucia,me llego al cabo de 1 semana a casa,con esa compañia no he vuelto a viajar,la vida me da que hay mas compañias 😀
Con la que te armó, ya podía decir el nombre de la compañía, eh?
A mí, SEUR me consigíó romper en un transporte una prensa de hierro forjado de 22 Kg. ¿Qué os parece?
🙂
ningun problema en decirlo 😀 fue con vueling.pero me vacilaron a base de bien,nadie se hacia responsable y me hicieron perder muchisimo tiempo en llamadas.esto pasa por que existen incompetentes y lo tuyo ya fue a mala leche,porque para romper una prensa,seguro que si intentamos partirla nosotros costaria dios y ayuda.montonazo de gente a quien confiamos,equipajes,paquetes,etc son unos autenticos patanes,y en otros sitios que confiamos,como el otro dia,que una camara oculta pillo a 2 camareros meando en la sopa del menu.menos mal que son casos puntuales,pero al que le toca vivirlo ni gota gracia.
Muy interesante el tema de hoy y muy necesario que nos demos cuenta de ello. Las cosas tienen el valor real (lo que cuesta producirlas y la ganancia que deben llevar al venderlas) y un valor de mercado, que baja o se dispara independientemente de lo que cueste producirlas.
Es la ley de la oferta y la demanda de toda la vida. Si algo está escaso como las angulas o las trufas, su precio se dispara; en cambio si algo abunda, como la carne de pollo que hace muchos años era de ricos, el precio baja. ¿Injusto? Sí pero de momento es lo que hay.
El problema está en que hay algunos sectores en los cuales la ley de libre mercado no se puede tomar al pie de la letra. Es el caso de las energías (gas, electricidad e hidrocarburos), las aerolíneas o la telefonía (ahora también con Internet), por mencionar algunos ejemplos. Son sectores en los que el mercado no se presenta como libre, sino que tiene un comportamiento más cercano al oligopolio.
Lo de la telefonía era un auténtico escándalo cuando Telefónica tenía el monopolio. Recuerdo cuando te pedían 40.000 pesetas para darte el alta de línea, y encima luego te cobraban cosas como el “mantenimiento”. No veáis cómo me alegré cuando se liberalizó el mercado, y de pagar una pasta con Telefónica, pasé a pagar la mitad con otra operadora; y encima, con ADSL.
Y ahora el alta de línea te lo regalan hasta ellos… ¿No es evidente cómo nos toman el pelo y nos roban a mano armada con la complicidad de los gobiernos?
Lo de Telefónica es un caso digno de estudiar. El mercado está supuestamente abierto, pero en la práctica no. La empresa de teléfonos incluso vendió nuestros datos a la competencia para que nos acosaran porque sabía que pocos nos cambiaríamos. Sin embargo, el tema más chocante es que tengan bloqueado el cable que va desde la península a Canarias.
Sí, yo también conocía lo del cable telefónico. Encima que el Gobierno cedió a la empresa privada la infraestructura que en su tiempo pagamos todos, que ya me parece ilícito, hace competencia desleal al no dejar utilizarla al resto de empresas. Luego nos extrañamos cuando Telefónica crea puestos para ex políticos pagándoles un millón de euros.
Pwro cuando Telefónica era un monopilio era de todos, así que aquello había que tiomárselo como un impuesto parecido al de la gasolina
Alegría….
Bendito fue el día que Timofónica dejó de ser la única compañía de teléfonos en este país. Menudos robos, y qué diferencia con respecto a los precios que existen hoy en día o supongo que incluso tal vez existan ya en la propia telefónica (no sé lo que cobran ahora ni lo quiero saber; mi experiencia con esos estafadores ha sido tan negativa que antes me quedo sin teléfono que volver con ellos).
Su pregunta de hoy tiene miga. Creo que tiene más matices filosoficos que otros. Hacer abstraccion del valor de las cosas al margen del precio resulta muy dificil para unos humildes seres humanos que ha sido educados en un mundo capitalista y en el que todo se compra y vende con dinero.
Si se refiere al valor de las cosas por su utilidad, al margen del precio, es muy subjetivo, para unos una obra de arte posee un valor muy alto y para otros la misma obra no tiene ningun valor (se ha pasado recientemente por el Centro de Arte reina Sofia, pues eso), personalmente creo que cada cosa tiene un valor dependiendo del sujeto y circustancias, no de la cosa.
Un tema, el del arte, que trae mucha cola, más aún si hablamos de arte contemporáneo. Puedo entender que un pieza con valor (he aquí uno de los dos protagonistas) histórico, adquiera un elevado precio dada su condición y “edad”. Sin embargo, hay ocasiones en las que el precio es totalmente descabellado y responde más a una especulación pura y dura, sobre todo en lo referente al arte moderno.
Totalmente de acuerdo, Alcoleano, con que con la pregunta es fácil caer en el terreno filosófico. Yo creo que el valor de algo, si hablamos de arte, es el que le den los críticos y expertos del momento. A partir de ahí se determina el precio. Igual pasa con los libros en muchas ocasiones y de ahí la importancia de ganar un Premio Planeta, cuyas ventas se disparan sólo por haber recibido ese galardón. El valor del libro puede ser nulo, pero si los “expertos” deciden que es maravilloso aumenta su demanda y las ventas.
Cuando los expertos se venden , su valor decrece.
Y por ese camino, vamos a las tinieblas, proque cuando los expertos no son de fiuar hayq ue probar todos los productos para tener un criterio, loq ue es imposible materialmente.
¿no es exactamente eso lo que ha generado, en parte esta crisis? Los supuestos expertos opinaban al distado de quien le paga, y el resto nos lo creemos. para eso son expertos. (y humanos)
Dios mio Ladrillez que haces escribiendo a las dos de la madrugada.
Eso mismo pienso yo, Alcoleano: que el valor es subjetivo y el precio objetivo.
El valor depende de lo que ocxurrirñía con la desaparición del producto.
El precio no significxa más que un contravalor monetario temporal.
Si desaparecen los caramelos de menta, no pasa nada. Su valor es nulo.
Si desaparece el agua potable, nos vamos a tomar por el culo. Su valor es infinito.
¿Lo quiere más claro, Ladríllez?
Estoy de acuerdo con usted, Alcoleano. Es muy difícil poner precio a las cosas, sobre todo a algunas. En el caso de las obras de arte es más claro, porque su valor es subjetivo. En el de las casas no lo veo tanto así, ya que los precios varían en función del mercado más que de la ubicación, la calidad de los materiales, los servicios, etc.
“Es un necio quien confunde valor y precio…” Lo siento, tenía que decirlo alguien.
Yo creo que el valor de las cosas no tiene nada que ver con su precio, y por lo que veo, estamos más o menos todos de acuerdo. Pongamos el ejemplo de los artículo de marcas de moda. Seguramente, una camiseta de algodón de Zaray una de Dolce & Gabanna sean casi del mismo algodón; y la mano de obra, probablemente, se localice en el mismo lugar. El diseño de la de D&G se limita a tener su logo impreso (o sea que tampoco se paga a un artista). Y al final, la primera cuesta 8 euros y la segunda, 90. ¿Es lo mismo valor y precio? Pues eso.
La segunda vale 90 porque hay quien cree que sale rentable pagarlos, al obtener por ello algo más qiue la camiseta.
No obstante, estoy de acuerdo con la primera frase.
Totalmente de acuerdo, ahora si, habría que diferenciar entre productos de necesidad y productos de lujo, nadie tiene necesidad de comprarse una camiseta de D&G, pero si de comprarse un litro de leche, hay ciertas cosas que deberian estar reguladas de algún modo. La gasolina misma, el precio de ella depende de muchos factores y alguno externo, como impuestos que pone cada comunidad autonoma para asuntos que nada tienen que ver con el sector.
Totalmente de acuerdo contigo, Nurebu, en que los productos de primera necesidad deberían estar muy regulados, sobre todo en épocas de crisis económica. Cada vez que leo cómo aumentan las familias que acuden a Cáritas a recoger bolsas de alimentos se me sobrecoge el corazón. Cada mes lo leo en los periódicos de mi ciudad, pero no es algo a lo que se le dé mucha publicidad y sin embargo es la cruda realidad.
Nuberu, perdón.
Valor y precio hoy en día no tienen nada que ver, ni monetariamente hablando ni en ningún sentido. Lo que aquí vale 100 en China vale 1, o lo que ahora vale tal en el año X valdrá o valía pascual. Luego, está el valor que no es económico, el valor per se. Así, una obra de arte puede valer millones para alguien o menos que nada para otro señor.
Pero es que estamos con la misma historia siempre. Las empresas y los trabajadores no quieren que el Estado controle los medios de producción, lógicamente, porque a todos nos gusta la propiedad privada y el derecho a poder llevar a cabo las iniciativas propias. Pero luego resulta que el mismo Estado impone restricciones insensatas a ese libre comercio del que tanto presumimos.
¿Por qué las gasolineras o los negocios de los que habla el Sr. Ladríllez tienen que estar en manos de concesiones? ¿Por qué no puedo vender tabaco al precio que me dé la gana? Las contradicciones de los sistemas son parte de lo que hace que nuestro mundo sea un desastre.
Por eso precisamente le llamo fallo sistémico del capitalismo: porque está en el propio sistema.
Como ya hemos dicho otras veces en el blog parece que todos los sistemas tienen fallos y que de momento no hemos dado con el sistema perfecto (imagino que no es posible la perfección en este sentido). Desde luego el capitalismo tiene fallos, y muchos, por lo que Ladríllez puede escribir sobre él infinitas partes…
No serán infinitas, Ismael, no tema:
Serán cinco y un epílogo, que seguramente vaya en la quinta parte.
Y luego hablaré de tres sistemas más.
Le desafío a que trate de adivinar cuales son los otros tres sistemas.
🙂
¿Tres más? Imposible.
El marxismo, el taylorismo y Walden.
Por probar.
Dígame si acierto.
EXCELENTE PROPUESTA , OJALA PUEDAS TOCAR EL SISTEMA SOCIALISTA , QUE SI BIEN , LLEGO UN MOMENTO QUE SE ERIGIO COMO SUPERIOR AL CAPITALISMO , PERO POR MALOS MANEJOS , DESPILFARROS EN LA CARRERA ARMAMENTISTA Y POR FUERTES INTERESES , ESTE SISTEMA SUCUMBIO. EN REALIDAD SERIA BUENO QUE SE HABLARA DE EL , PORQUE EL CAPITALISMO COMO VENCEDOR , SOLO SE ENCARGO DE DESPRESTIGIARLO . CUANDO EN REALIDAD FUE UN SISTEMA ALTAMENTE EFICIENTE.
SI , EN REALIDAD TODO SISTEMA SIEMPRE CONTIENE INEFICIENCIAS , ESO ES UN HECHO, PERO EL CAPITALISMO EN REALIDAD ES DE AQUELLOS ENGRANAJES ECONOMICOS QUE TIENDEN A OXIDARSE MUY RAPIDO , SE HA AFIRMADO QUE SE ENCUENTRA EN SU ULTIMA FASE , QUE ES , EL IMPERIALISMO DEL ESTADO . ESTA AGONIZANDO , ES NOCIVO , DEPREDADOR Y SIN SUSTENTO A UN FUTURO . SE TENDRA QUE HACER UINA REVALORACION DE MANERA VEHEMENTE, PUES ESTE SISTEMA NO PUEDE PREVALECER.
Me gustaría saber tu opinión acerca de la educación, Ladríllez. En Valencia, la universidad pública sólo ofrece 80 plazas de periodismo al año porque más no puede absorber el mercado. Como la oferta es mínima, la nota de corte es casi como medicina. Sin embargo, a pocos kilómetros está la privada, dónde pagando una fortuna puedes obtener la titulación sin nota. Además, un municipio de la periferia ha cedido a la Iglesia unos terrenos para que haga otra facultad de periodismo. ¿Quién debe regular? ¿De qué sirve que la institución pública limite las plazas si luego la privada se aprovecha?
El problema, Joseba, está en el mercado laboral, que es el que compra el producto, o sea, el que contrata al periodista.
Se supone que el mercado dará poreferencia al que recibió una mejor educación, pero si esto no es así, o no se considera relevante el haber pedido una nota mayor, entonces el fallo hay que buscarlo en otra parte.
¿Crees que la empresa preferirá luego a los de la privada? Pues pregúntate por qué.
Si no es así, no tienes por quñe preocuparte: el paro se lo comerán los de la privada…
La demanda de privadas se origina en que cualquiera se ve capacitado, como dice Ladríllez, para competir luego en el mercado laboral con los que salen de la pública.
¿Y por qué? Porque en la pública exigen nota, pero no enseñan nada.
O es por eso, o es proque el título no aporta gran cosa y no hace falta estudiar esa carrera para trabajar en un medio de comunicación. Ni esa, ni ninguna.
No estoy de acuerdo en lo que dices acerca de que en la pública no enseñan nada. Enseñarán cosas parecidas a la privada.
El problema es el segundo punto que aportas. La carrera de periodismo no vale apenas nada hoy en día. Los medios cogen antes a los que han cursado su maravilloso máster en periodismo sin haber pasado por la universidad que a los que sí han pasado por ella. Y a veces ni eso.
Lo dice uno que anda cursando economía-periodismo. Gracias a Dios que me cogí la combinada…
Desde luego, en lo que coincido es en que el problema está en el mercado laboral, como dice Ladríllez. Y el panorama, ahora mismo, de los medios de comunicación es desalentador, por lo que da igual de qué facultad salgas. No hay trabajo y el que hay está mal pagado. Yo he vivido durante diez años casi exclusivamente del periodismo, pero es que ahora no hay trabajo y el que hay está mal pagado. Respecto a si mejor la pública o la privada, creo que eso es indiferente. Si no hay demanda da exactamente igual.
Por supuesto que cada producto tiene un precio, pero no es el que realmente pagamos. Del precio real de un producto muy pocas veces nos enteramos, salvo que nos pongamos a investigar. El concepto caro/barato obedece, por tanto, no sólo a nuestra subjetividad, sino también a nuestra desinformación.
Del sistema de fijación de precios hablamos otro día, si quiere. Es la guerra, se lo aseguro.
Es lo que siempre pasa en el mercado. El gigante se hace más grande y se come a toda su competencia, dejando a los consumidores sin más opciones. No se puede competir contra quien tiene más dinero, más medios y más personal.
Sí se puede competir: teniendo más ideas.
Vea el caso de Microsoft, que desde un garaje se comió a IBM.
La respuesta es real, pero tópicamente excepcional.
Realmente este post es para hacer reflexionar mucho sobre el tema, es algo que tenemos muy presente, que está en nuestro día a día más de lo que pensamos y que solemos pasar por alto. En cuanto a la pregunta final, creo que la respuesta más adecuada sería que las cosas no tienen un único valor, sin lugar a dudas tienen muchos, sólamente depende de la perpectiva desde la que intentes darle ese valor.
La escasez que da mayor poder es la escasez de cerebro del consumidor.
Lo demás viene más tarde.
Es sabido que el monopolio de los productos y servicios, es algo inherente del sistema capitalista, mientras más jugosas ganancias obtengan por medio de esto, mas se afanan en controlarlos; el Estado realmente es el que debería fungir de mediador en ese aspecto, su función seria regular esta situación, para que no se cree un conflicto de intereses y claro no haya inconformidad por parte de la sociedad por los grandes costos que se manejan por producto o servicio. Lo antes mencionado no es una realidad, el Estado no hace nada ante la situación de los monopolios, yo vivo en la nación mexicana y en su constitución en el art 28 se prohíben los monopolios (para que no exista escaces de los productos y asi los precios no se eleven), pero ese punto no se respeta, es pisoteado día con día.
Lo cierto es que vamos hacia un mundo cada más globalizado donde las fusiones y las compras de compañías más pequeñas están a la orden del día. Y esto es malo para el consumidor, obviamente, al estar más fácilmente expuesto al monopolio y al dictado del gran dictador, valga la redundancia. Nos tendrán a todos esclavizados de alguna forma (si no lo estamos ya) y no nos daremos ni cuenta.
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No es fallo del capitalismo: Es producto de la corrupción.
El capitalismo es un sistema económico como cualquier otro que tiene sus virtudes y sus defectos y que puede aplicarse de muchos modos.
El problema es que estamos dejando que gobiernen el mundo los corruptos y, lógicamente, el capitalismo lo aplican del modo más injusto y potenciando, de forma absolutamente intencionada (no hay ricos si no hay pobres) sus defectos.
No perdamos el norte… El capitalismo tal y como está montado hoy es un desastre y, lo que es peor: va inevitablemente de cabeza a su autodestrucción porque se está utilizando un valor de base (la deuda) que hace imprescindible el crecimiento contínuo para su sostenibilidad (lo cual es imposible en un espacio limitado como es la Tierra).
Pero también es cierto que el capitalismo motiva al individuo a ser productivo (nada que ver con Ramoncines, ORAs, y fraudes múltiples como la TDT, portátiles primaria, y un largo etc… porque eso NO es capitalismo sino comunismo encubierto –la riqueza la administra uno que, para colmo, en éste caso no es el estado sino el amigo o cuñado del político corrupto de turno–).
Para que tengamos pan, electricidad, ocio, transporte… alguien tiene que producir esos bienes y nadie se le vanta a las 4 de la mañana para amasar pan sin un motivo…
Lo primero que hay que hacer es unirnos todos y ejercer presión para echar a los delincuentes que tenemos ahora apoltronados en los cargos públicos para, en el caso de España, demoler el bipartidismo que tienen montado para alternarse en el poder los dos de siempre y, cuando los políticos tengan que utilizar el parlamento de verdad para ponerse de acuerdo y dependan también de verdad de los votos del pueblo, exigirles un giro de 180º en la política económica lo que supone, en primer lugar, abolir las S.A. y garantizar que todo aquel que invierta en una empresa asuma la parte de responsabilidad que le corresponda de ésta en función de su cuota de propiedad (es decir: de su poder de influencia en la toma de decisiones). Y lo segundo: Cambiar el valor de base del sistema capitalista actual por un valor sostenible con realimentación negativa, no positiva como el de ahora.
es.wikipedia.org/wiki/Realimentación_negativa
es.wikipedia.org/wiki/Realimentación_positiva
El valor puede seguir creciendo a través de la innovación, pero la producción no. Pensar más es viable, fabricar más, no.
Javert:
Por más que innovemos, tampoco podremos consumir TODAS esas innovaciones. Pronto empezaremos a utilizar libros electrónicos, pero dejaremos progresivamente de utilizar el papel…
Es más: La innovación tiene otra contrapartida que nuestros economistas “expertos” aún no han sido capaces de darse cuenta:
Innovación, por ejemplo, és (fué en éste caso) hacer que el trabajo de un dependiente de gasolinera lo hiciera el própio usuario pagando diréctamente a una máquina. Esa innovación implica que de los tres trabajadores que, como mínimo, necesitaba antes esa gasolinera para atender al público, dos se van a la calle porque al empresario le basta uno para el mantenimiento de los surtidores y (a lo mejor) llevar la contabilidad.
Por lo tanto aquí estamos diciendo que innovación = paro ¿!?…
¿Cómo es posible? ¿Es mala la innovación entonces?
No… El empresario, supuestamente, ha invertido en desarrollar (o comprar a alguien que lo ha desarrollado) un sistema más eficiente y eso le reporta más beneficios. Y no le importan los dos trabajadores a los que tiene que echar para ahorrarse sus nóminas ni que ha sido grácias a éstos que ha podido levantar el negocio y mantenerlo durante años para ahorrar lo suficiente para hacer esa inversión (Y hasta aquí es correcto)…
Pero si el de la gasolinera innova, el del supermercado innova, el de las salas de cine innova, el del taller mecánico innova, las compañías aéreas, trenes, autobuses, etc… todos innovan… Un 66% de la población activa se va a la puta calle y empieza a ahorrar desesperadamente hasta el punto de evitar usar el coche particular para desplazarse –o diréctamente venderlo–, no ir al cine, comprar lo mínimo en el supermercado, no viajar incluso evitar el uso de autobuses (con lo que las empresas de transportes tendrán que reducir su oferta adaptandola a la nueva situación) desplazándose en bicicleta…
…Y: Mágia Borrás!!! La máquina expendedora de gasolina no da ni para pagar la factura de la luz, los supermercados se vacían, los aeropuertos tienen que cancelar vuelos sufriendo un montón de pérdidas, los trenes, los autobuses y no te hablo ya de los cines o todo lo que tenga que ver con el ocio… todos se arruinan y llega nuestra queridísima y archiconocida… ¡¡TATCHÁN!! ¡¡¡¡¡C.R.I.S.I.S!!!!
…Y (vuelvo a la pregunta original): ¿Es mala la innovación?: NO.
¿Es malo el empresario de la gasolinera? Hombre… no es la Madre Teresa de Calcuta pero, estrictamente hablando, no es su función dentro de un sistema capitalista…
Sólo tenemos un presidente gilipollas rodeado de subnormales que se hacen llamar economistas (con perdón, pero tengo el vício de llamar a las cosas por su nombre):
Se trata simplemente de resolver una ecuación de primer grado que podría resolver cualquier alumno de secundaria…
El empresario de la gasolinera ha reducido sus costes grácias a la innovación, pero también grácias al esfuerzo de sus empleados antes (manteniendo el negocio a flote y haciendo que diera los beneficios que han permitido el cambio) y después (el que sobreviva, aprendiendo a utilizar los nuevos sistemas, asumiendo nuevas responsabilidades, etc…). En cambio, el beneficio de todo ésto sólo ha repercutido en el empresario, nunca en los trabajadores, por lo que éstos (en su conjunto) disminuyen su poder adquisitivo y, por lo tanto, su capacidad de consumo y, por ende, de generar riqueza.
Si nuestros gobernantes tuvieran unas mínimas nociones de matemáticas, reequilibrarían ésta ecuación haciendo que los beneficios de la innovación repercutieran también en el motor de la economía (por si alguien no se ha enterado aún: los trabajadores), forzando la mejora de las condiciones laborales de éstos no sólo económicas, sino también sociales:
* Subida de los salarios.
* Reducción de la jornada laboral.
* Aumento de las aportaciones a la seguridad social, pero como consecuencia de una ampliación de las coberturas de ésta.
* Mejora de las medidas de conciliación de la vida familiar.
* Mejora de las condiciones de trabajo en general…
Sólo fijándonos en dos de los puntos anteriores, podemos imaginar el efecto que tendrían sobre el ejemplo anterior:
* Subida de salarios: El trabajador que ha conservado el empleo tiene más poder adquisitivo, por lo que podrá permitirse más lujos como viajes, comprarse algunos caprichos, realizar el mantenimiento del coche en un taller para no ensuciarse las manos con un trabajo que un profesional hará más rápido y mejor…
* Reducción de la jornada laboral:
a) Más tiempo de ocio para ir al cine, de tapas, a jugar a los bolos, o a lo que a cada uno más le plazca (y, por el punto anterior, tendrán más dinero para hacerlo)
b) El trabajador dedica menos horas a la empresa y, aunque el trabajo ahora requiere menos mano de obra, debido a que las condiciones de los trabajadores de otras empresas también mejoran, el volumen de trabajo crece por lo que el empresario vuelve a necesitar más personal para atender toda la demanda (el negocio crece). Y, en el caso de la gasolinera ésto último puede parecer exagerado, pero en todas las empresas relacionadas con actividades de ocio (viajes, bares, restaurantes, boleras, cines, etc…) no sólo se generaría más contratación en los existentes, sino que aparecerían nuevos negocios para poder satisfacer la creciente demanda.
Todo ésto trabajando menos horas, más agusto y mejor pagados. Qué curioso…
De todos modos creo que obvias eel talento y el coraje emprendedor.
En el modelo que tú planteas, nada mejor que quedarse en casa, asegurar el dinero, no hacer nada y ser empleado de otro que te pague un buen sueldo en buenas condiciones.
Si el riesgo no tiene una retribución acorde a su magnitud, el riesgo no se asume.
En el ejemploi que pones del gas9olinero estoy de acuerdo en todo, menos en una cosa: que se le grave a posteriori por lo que ha conseguido antes. Tiene lo que tiene, proque sus trabajadores le han permitido llegar a ese punto, vale, pero olvidas dos cosas, me parece:
-Que a los trabajadores YA se les pagó por ese esfuerzo, o sea que no se les deba nada.
-Que en esas condiciones, el que quiera abrir una gasolinera nueva está jodido. Tu idea es buena, pero genera una ventaja bestial para el que ya está establecido.
Saaaaaaaaaluuuuuuuudd
Joanmi, me parece el mejor comentario que he leído, aunque hay una cosa en la que no estoy de acuerdo:
La abolición de la SA aumenta el riesgo de poner una empresa hasta el extremo de que sólo vale la pena si el beneficio esperado es gigantesco. Si no, es mejor quedarse en casa y guardar el ahorro en vez de convertirlo en inversión.
Grácias
Pero, aunque la abolición de las S.A. “aumente” el riesgo de poner una S.A. (porque ahora existen otras formas de sociedades y están produciendo riqueza), en realidad lo que pasa es que disminuye la especulación y, con ello, disminuye el riesgo de quien compra un bién producido por esa empresa por lo que tenemos una economía que crece más despacio pero a pasos más firmes.
La situación actual es que estan desapareciendo muchas empresas solventes, muchas de ellas no S.A., a causa de la especulación (y en muchos casos fraudes) de otras.
En otras palabras: El fontanero autónomo que toda la vida te ha arreglado las cañerías cuyo trabajo vale exactamente igual ahora que hace 10 años resulta que acaba arruinandose porque cuatro S.A. no le pagan ni el trabajo ni el material cuyo coste ha avanzado de su bolsillo.
Ese fontanero continúa estando perféctamente cualificado para realizar un trabajo que contiúa siendo necesario (ergo tiene valor) porque todas las instalaciones de fontanería acaban por sufrir averías debido al efecto de la corrosión. Pero esa persona que podría ofrecer ese servicio y lo ha estado haciendo de forma absolutamente profesional hasta ahora, no puede continuar haciéndolo porque no tiene dinero para comprar material (a pesar de siempre haber reservado un fondo suficiente) o, incluso, le han embargado su casa, el taller y las herramientas. Mientras el señor que ha declarado su “S.A.” en suspensión de pagos y despedido a toda la plantilla sin indemnización porque la “S.A.” responsable no tiene un duro, se continuará paseando con su BMV (probablemente a nombre de su mujer o hijos) e invertirá en otro “negocio” el dinero ahorrado con los sueldazos que se ha ido autoasignando durante la época de las vacas gordas.
Abolir las S.A. evitaría que se crearan muchas empresas, sí: Concretamente las empresas parásitas responsables de ésta (y otras) crisis económica. Pero, a la vez, potenciaría la creación y, sobretodo, viabilidad a largo plazo, de las empresas realmente solventes (porque producen un valor real, no especulativo).
Las empresas que, por su naturaleza, requirieran de una mayor capitalización y pudieran estar expuestas a un mayor riesgo, sencillamente, se constituirian por grupos de socios más grandes (para acotar cada uno su parte de riesgo) y se preocuparían de contratar mejores seguros para cubrir sus responsabilidades ante cualquier eventualidad y, por lo tanto, serían empresas más sólidas y duraderas además de aportar mayor estabilidad al mercado porque sabríamos que no pueden desaparecer de la noche a la mañana sin dejar rastro y llevandose el dinero de sus clientes o proveedores.
Cuando yo me compro una casa, asumo un riesgo (el de perder la casa y todo el dinero que haya ido pagando de la hipoteca si dejo de poder pagar). Cuando contrato un seguro, la aseguradora asume el riesgo de tener que pagarme mucho más de lo que yo le llegaré a pagar nunca (pero a cambio me cobra una pasta gansa y ambos ganamos: yo en tranquilidad y ellos en que, si hacen las cosas bien, siempre ingresarán más de lo que tengan que pagar).
Pero eso sólo es la teoría, porque si mi casa se devalúa, resulta que el banco que la aceptó como aval me continuará reclamando lo que falte para cubrir la deuda original, amen de intereses, a pesar de haber cometido el mismo error que yo.
Si una aseguradora quiebra, como es una S.A. hay un “consoricio de seguros” que, supuestamente, cubriría las pólizas (aunque no se yo que pasaría si quebraran todas o una buena parte de ellas), pero los accionistas de la aseguradora se limpian las manos tranquilamente y, lo que es peor: Al dia siguiente pueden montar otra aseguradora con otro nombre y volver a hacer lo mismo.
De los bancos ya ni hablemos porque en la mayoría de los casos, contando los intereses, han recuperado ya toda o buena parte de la deuda y se quedan con un bien inmobiliario que, probablemente, volverá a revalorizarse y, en el peor de los casos, pueden explotarlo como alquiler.
No digo que al banquero o al de la aseguradora tengamos que ponerlo a picar piedra el resto de su vida (porque eso tampoco solucionaría el problema), por lo que tiene que continuar existiendo la figura del consorcio de seguros. Pero ese consorcio debería reclamarle hasta el último céntimo que ha tenido que asumir al empresario o empresarios responsables y, si no pueden asumirlo, declararse en situación de insolvencia como cualquier hijo de vecino no pudiendo, por lo menos, hacer más mal a nadie creando otras “S.A.” y viviendo por el resto de sus dias con una parte del sueldo embargado mientras no haya devuelto todo el dinero que ha costado su error.
Con los bancos es todavia más fácil: Tú aceptaste la casa como aval. Pues te quedas la casa y punto.
Yo no veo el problema. Al contrario: Los especuladores caerían como moscas y los auténticos empresarios, los que antes de embarcarse en una empresa hacen un estudio sério de todos los riesgos y una planificación de cómo asumirlos (¿Por qué no puede haber seguros contra quiebras? además, sería un negocio redondo teniendo en cuenta que, a diferencia de ahora, sólo se harían empresarios los que no piensan quebrar…) florecerian y se consolidarían en vez de desaparecer por la carambola o, simplemente, por la competencia desleal ejercida por los especuladores que, en época de vacas gordas, ofrecen su mismo producto a un précio inferior por lo que se ahorran ilícitamente en costes y en época de vacas flacas salen corriendo con la bolsa…