Nuevamente es sábado, el día de los temas pendientes. Dejé comprometida hace algún tiempo una explicación sobre por qué, hasta hace unos cuantos años, una familia se mantenía con el trabajo de uno y hoy a duras penas se sostiene trabajando los dos miembros del matrimonio. Este es un tema muy complejo que puede dar para una tesis doctoral entera (o dos si son pequeñas), pero me atrevo a resumirlo aduciendo cuatro razones:
-1- No se ha trasladado la mejora tecnológica al poder adquisitivo.
El hecho de que disfrutemos de mejores aparatos y mayores comodidades en la vivienda, por ejemplo, no justifica su aumento de precio. Costaba igual, o más, fabricar hace cien años una ventana de madera con los cristales laminados casi a mano que una ventana de aluminio actual con doble cristal aislante. El material es mejor, pero su coste no ha crecido. El encarecimiento no viene, por tanto, ni de los materiales ni de la mano de obra, sino de las condiciones estructurales del entorno, que fijan los precios atendiendo al esfuerzo posible del comprador en vez de a los costes. Resumo con un ejemplo: si trabajaran los niños y la gente pudiese pagar más por la vivienda, esta se encarecería de inmediato, porque su precio no depende de lo que ha costado, sino de la máxima cantidad que se puede sacar por ella a alguien que la necesita. La vivienda y otros bienes de primera necesidad siguen la misma mecánica que la botella de agua en el desierto, cuyo precio puede ser el de todo el patrimonio presente y futuro del que se está muriendo de sed. A esto se le llama el poder de la escasez y hay literatura económica a mansalva sobre ello, si os interesa.
-2- Entrada de la mujer en el mercado laboral.
Me da igual si decir esto es políticamente correcto o no: las reivindicaciones feministas no triunfaron porque fueran justas, sino porque eran interesantes para el gran capital. En el siglo XIX, padre de todas las delicias y de todas las infamias, se decía que una familia trabajaría hasta cubrir sus expectativas de prosperidad, fuesen estas las que fueran. Al entrar la mujer, años después, en el mercado laboral, se aumentó la mano de obra disponible, lo que abarató la hora de trabajo por la simple ley de la oferta y la demanda. Automáticamente, los salarios reales bajaron y las familias ahora, con el trabajo de los dos, pueden conseguir más o menos lo que antes se conseguía con el de uno. Algunos autores afirman que hoy en día nos permitimos viajes y otros gastos imposibles de imaginar décadas atrás, por lo que el salario de dos personas equivale en realidad al de 1,5 trabajadores de antes. Otros, menos optimistas, rebaten esta tesis diciendo que se obtienen algunos productos extra, pero se pierden otros, como el cuidado de los hijos, que ahora queda en manos de las guarderías, o el de los mayores, entre otros, que son producción real aunque fuera del mercado y por tanto del PIB.
-3- Desestructuración social.
Por mucho que sean los partidos de izquierda los que tradicionalmente han apoyado avances sociales como el divorcio y la apertura social, se da la paradoja de que estos fenómenos benefician al gran capital antes que al obrero, y esa es, a mi juicio, la razón de que hayan triunfado de manera tan rotunda. El ejemplo es claro: una familia unida puede sostener con el trabajo de uno, pero si hay un divorcio, por ejemplo, tendrán que trabajar los dos para poder mantener dos domicilios, con doble de muebles, doble de cuotas mínimas (agua, luz, etc.). En otros tiempos, la religión logró que estuviese mal visto quedarse soltero, pero a la sociedad del gran capitalismo le interesa el “single” más que ninguna otra especie de ciudadano, porque tiene que aceptar cualquier trabajo, presiona a la baja los salarios, y consume prácticamente todos sus recursos. La familia, sobre todo en su concepto mediterráneo, es un estorbo para el capital, pues ejerce de póliza de seguros y hace que la gente sea reacia a aceptar según qué cosas y según qué condiciones laborales.
-4- Apertura del mercado.
En este punto seré breve: no se puede competir con el caballo a dar patadas ni con el toro a dar cornadas. Sin embargo, competimos para producir más barato en agricultura o industria con países que no cumplen nuestras mismas normas ni exigen nuestras mismas garantías.
De estos último, y de por qué hacen las autoridades la vista gorda con ciertas prácticas desleales, hablamos otro día.
Para dejar algo pendiente, más que nada.
Me parece un análisis con cierto regustillo polémico, la verdad. Utilizas argumentos generales, circunstancias que también se han producido en otros países de nuestro entorno, para justificar el bajo nivel de los salarios en España. Sin embargo, en estos países, donde también ha habido incorporación de la mujer al trabajo, mejoras técnicas, desestructuración social,… los salarios son mucho más altos que en España.
Eso es verdad. Por eso cuando viajas a países del Tercer Mundo creen que, al tener la piel blanca, puedes pagar las desorbitadas cantidades que se les suelen cobrar a ingleses o alemanes. España tiene mayor nivel de vida que esos países del Tercer Mundo pero no tanta como otros de Europa. A mí me ha pasado esto en Senegal, Perú, Honduras y la India.
Que no se sientan atacadas las mujeres. No les están culpando de forma directa en el hecho de que los salarios bajen. Lo único que pasa es que el sistema se aprovechó de esta nueva situación para aplicar la dichosa ley de oferta y demanda a su conveniencia. Los sueldos son más altos en otros países, está claro. Pero seguro que no crecieron proporcionalmente con la incorporación de la mujer.
Yo no me siento atacada como mujer. Para mí no son temas que se puedan mezclar. El hecho de que la entrada de la mujer en el mundo laboral haya significado más oferta no tiene nada que ver con el hecho de que la mujer tiene derecho a estar presente en ese mundo laboral. No creo que a nadie se le escapen los beneficios de que en nuestras sociedades haya tantas mujeres como hombres trabajando.
Efectivamente. Beneficios de todo tipo. Ser me ocurren seis o siete a primera vista, y todos importantes.
Pero el salarial no es uno de ellos. Seamos honestos con nosotros mismos.
Yo personalmente no me siento atacada en este post, y además me parece una reflexión muy clara y muy lúcida. La diferencia de los salarios españoles con los de otros países es efectivamente grande, teniendo en cuenta que las circunstancias en las que todos nos encontramos son similares. Hace unos años todavía se podía alegar que el nivel de vida en otros países de Europa era mucho más alto, pero hoy día te cuesta lo mismo o más una coca cola en España que en Italia (hace poco tiempo que he estado en Roma). Así que la excusa del nivel de vida ya no es válida, por lo que habrá que ver cómo pretenden que tengamos el nivel de vida de los europeos del año 2009, con los salarios de los españoles en los 80.
Pues me uno a las que no se sienten atacadas por el post. Me parece que la intención del autor no es poner en tela de juicio la entrada de la mujer en el mercado laboral. Es más, la mujer trabajadora ya es algo socialmente aceptado, incluso por la gente de mayor edad.
Muchas de las mujeres que nunca trabajaron o que decidieron dejar sus trabajos cuando se casaron hoy en día se están planteando volver al mercado laboral para contribuir a la economía familiar, muy maltrecha con tanto paro. ¿Vamos a considerar que quitan puestos de trabajo a los jóvenes desempleados? Yo creo que no, cada uno tendrá su nicho de mercado.
Las nuevas políticas sociales, además, animan a estas mujeres a plantearse su reincorporación al mundo laboral. Sólo hay que ver la nueva reforma de la Formación Profesional que se está llevando a cabo desde el Ministerio de Educación, en la que se reconoce la experiencia previa (sin que ésta tenga que ser obligatoriamente profesional), para la consecución de un título. Seguro que muchas amas de casa, dedicadas al cuidado de hijos y personas mayores, salen beneficiadas con la medida.
Grcias, Mirabel. De veras que me siento aliviado, proque la cosa tomaba un cariz un tanto raro.
Muchas gracias señor Romero, por interpretar justa y exactamente lo que quise expresar: que las causas son esas, sin prejuzgar la bondad o maldad de sus otros efectos colaterales.
Si cogemos la costumbre de no buscar las verdaderas causas por miedo a lo que podamos encontrarnos no haremos otra cosa que engañarnos a nosotros mismos.
En nungún momento hablo de los salarios en España. En otros países esos salarios son superiores, pero también lo eran antes, y también se han visto mermados.
Cualquiera que tenga un familiar emigrante a Francia, Suiza o Alemania en los 50 o los 60 lo sabe.
Y gracias por el comentario.
Decir que la entrada de la mujer en el mercado laboral fue una de las causas del abaratamiento de la hora de trabajo no lo dudo. Mientras más currantes haya, mas bajará el precio de la hora…puestos a imaginar…y ¿si los animales curraran con implantes genéticos que los hicieran “listos”?
Para el autor del post y/o para todos los demás le recomiendo un libro:
La Semana Laboral de 4 horas.
¿Por que se tiene que pagar el trabajo por las horas echadas? Si estamos en un mundo capitalista habría que pagar solo por objetivos de la producicon, ¿no? Y el que necesite solo 2 horas al dia para despachar cosas que cobre igual que el que necesite 8. A esto llegaremos algun dia…ya vereis. Yo no me rasgo las vestiduras.
Soy mujer y entiendo, como “Para ti”, que la entrada de la mujer en el mercado laboral haya abaratado el trabajo. Claro, evidentemente, a más personas más competencia. También estoy muy de acuerdo con la interesante reflexión de Ladríllez respecto a los “singles”. Hoy me decía un amigo que yo lo tenía que hacer es dar un “braguetazo” y se me acababan los problemas… Ejem, y al margen de cuestiones de otra índole, desde luego mi amigo tiene razón en que se me acabarían los problemas económicos que supone ser mujer, soltera, y depender exclusivamente de mí misma.
Por otro lado, no concuerdo con “Para ti” en que podamos llegar a que se pague sólo por objetivos de producción. En mi profesión tendría que ser así, sin embargo hace poco he sido contratada y el empresario esperaba que hiciera todas mis horas, incluso más, con el trabajo acabado o no. No funciona así, pero ojalá. Saludos
Con permiso: tu empresario era un tarugo.
Si yo tuviese empleados, al que cumpliese los objetivos le daba semana libre, o lo que le diera la gana. Los demás se iban a espabilar echando leches…
Totalmente de acuerdo con lo de trabajar por objetivos. Yo antes trabajaba en una empresa a media jornada, por las mañanas, durante 5 horas. Me ofrecieron subir de categoría pero tenía que cumplir la jornada completa; el trabajo que iba a hacer era exactamente el mismo que hacía antes, pero yendo además por la tarde. Rechacé la oferta, aunque conllevaba un considerable aumento de sueldo, porque ya me sobraba tiempo por las mañanas, como para alargar mi estancia en la oficina hasta la tarde. ¿Qué sentido tiene? ¿No estamos acaso ante una concepción decimonónica del empleo? Esto ocurrió en una empresa dirigida y presidida por españoles; no sé si será el caso de todas, pero tengo una amiga en una multinacional extranjera en la que, incluso, te permiten trabajar desde casa con contrato.
Interesante reflexión, que me ayuda a entender en parte por qué mis padres, con un solo sueldo, pudieron comprarse su piso en 10 años y yo sólo me lo puedo plantear, en el mejor de los casos, en 30. También estoy muy de acuerdo con la reflexión del autor sobre los ‘single’, un colectivo que consume y gasta muchísimo más que la media. ¡Bienvenidos al mundo de las medias sandías y las ensaladas unipersonales en el supermercado!
Sin duda el mejor post que he leído de Ladríllez( y ya es decir). Estoy completamente de acuerdo con todo. Soy de izquierdas y reconozco que dentro de ella afirmar estas cosas puede estar mal visto, pero es la pura y dura realidad.
Totalmente de acuerdo con todo. Sin embargo, para mi gusto personal, hace falta hablar de la entrada de los inmigrantes al mercado de trabajo. Y es que, como bien has dicho de los “singles”, aceptan casi todo tipo de trabajos.
Pues yo más bien hablaría de los patronos explotadores que se aprovechan de la situación de los inmigrantes (especialmente de los ilegales). Y, ¿por qué no? De los sindicatos y sindicalistas que se venden para vivir a cuerpo de rey. Podrías escribir un día acerca de los vínculos que les unen con los empresarios. El artículo perfecto.
Romo nota, Sr. Rubio.
Mójese, proponga un título, y comprométase a comentar (para bien o para mal) el post de ese día, y considrérelo hecho.
Saludos
Me halaga que leas mis comentarios. Pues puedo hablarte del caso de unos familiares que trabajaban en una fábrica que estaba realizando “regulaciones”. Los sindicatos pactaron con la empresa los despidos (la gente de su círculo más cercano se salvó misteriosamente). Recomendaron a los trabajadores no denunciar a la empresa a cambio de una indemnización por el despido que nunca llegó. Pero hay casos más famosos, como el de Siemens o el de Mercadona.
¿Un título? “Vótame para que me represente a mí mismo” o “Con el mazo dando y de Dios cobrando” podrían valer. Muchísimas gracias. Espero con ansia ese post.
Ya sé que me voy a ganar la enemistad de la gente, pero siguiendo las normas del capitalismo, aunque los sueldos no hubieran caído en picado, el nivel de vida hubiera sido el mismo. El consumo de las familias habría aumentado considerablemente y, por tanto, habría inflación y subida de precios.
Bueno, eso es muy relativo. Es cierto que habría mucho más consumo. Pero también hay que tener en cuenta que al trabajar las mujeres también habría mayor producción y se compensaría. Pero bueno, todo es muy relativo. El sistema sólo sigue las leyes cuando le interesa al empresario.
Hay que tener claro que la situación económica es fruto de muchas variables. Aunque Ladríllez se esfuerce en identificar las razones de que en España se necesiten dos sueldos para sacar adelante una familia, su esfuerzo se quedará siempre corto (como el de cualquier otra persona). Hay muchas variables que influyen y estas son sólo algunas.
Por supuesto, Sra. Elena, por supuesto.
El tema da para varias tesis doctorales.
Yo estoy de acuerdo con los analistas que sostienen que nuestros gastos actualmente son mucho mayores que los de nuestros padres. Cuando yo era pequeño, en mi casa sólo entraba el sueldo de mi padre; teníamos casa y coche (que nos duraba 12 años, como mínimo), y en verano nos íbamos 15 días de vacaciones a un piso alquilado, a 40 minutos de mi casa. Ni Disneylandia, ni Port Aventura, ni viajes al extranjero. Ni móvil, ni ordenador, ni tele digital. E incluso durante muchos años nos fuimos de camping, hasta que mis padres terminaron de pagar la hipoteca (15 años) y nos pudimos permitir el alquiler de un piso. Y de ropa de marca, ni hablar; la mayoría de las veces la ropa se compraba en el mercadillo. ¿Quién tenía unas Nike o unas Addidas? Yo siempre iba con las “wambas”… Yo ahora mismo conozco familias endeudadas hasta las cejas, pero vete tú a decirles que le compren al niño la ropa en el Alcampo. Y, sobre todo, vete a decírselo al niño.
La verdad es que parecemos todos fascinados por el consumismo. Yo noto la misma diferencia que tú y no han pasado tantos años. Me acuerdo que cuando yo era pequeña las niñas que llevaban ropa de Zara eran super mega pijas. A mí me compraban la mitad de las cosas en el rastro. Ahora he cambiado el rastro por el outlet.
Un divorcio siempre supone una merma del estatus económico de las personas que antes formaban la unidad familiar, sin entrar en que para unos supone más que para otros, porque hay muchas personas que directamente entran en el umbral de la pobreza tras su separación.
Hay otro problema añadido y es que, además, intentamos mantener el mismo ritmo de vida para que nuestros hijos no noten demasiado la situación, y eso es prácticamente imposible. Esto es ya una realidad cotidiana de nuestros días. ¿Hasta cuándo van a esperar para conceder ayudas a quienes nos encontramos en esta situación?
Totalmente de acuerdo contigo, Poli. Un divorcio suele suponer una merma del estatus económico, sobre todo para la mujer, como bien desgrana Giddens en uno de sus más famosos libros,”Sociología”. En este libro el autor analiza las consecuencias del divorcio en Gran Bretaña y concluye cómo muchas mujeres cruzan el umbral de la pobreza cuando se quedan solas y con la carga de varios hijos.
Por otro lado, Dioscoro, aportas la parte positiva de los “singles”, y es cierto, de hecho los solteros/as son grandes objetivos de muchas empresas, pero por otra parte también es verdad que los “singles” tienen que mantenerse a sí mismos y muchas veces tienen que aceptar sueldos y puestos misérrimos. Son las dos caras de una misma moneda. Saludos.
Me gustaría ver qué diría ahora Giddens de la situación en la que nos hemos metido. ¿Se atrevería a echarle toda la culpa a la Tercera Vía? Porque para es las políticas de Blair son una de las culpables de todo este tinglado.
ues siento no estar totalmente de acuerdo totalmente contigo. En un divorcio está claro que pierden los dos pero, tal y como están las leyes en este país, un 90% de los hombres salen perdiendo más que la mujer.
De momento, por el simple hecho de ser mujer, se les concede a ellas la custodia de los hijos y el disfrute de la vivienda familiar. El hombre tiene que seguir pagando la hipoteca de su anterior casa, además de una pensión de sus hijos y, si tiene suerte y le queda algo de dinero, un piso de alquiler donde poder rehacer su vida, aunque son muchos los que tienen que volver a vivir con sus padres porque su sueldo no da para tanto.
Querido Iván: Coincido contigo en que un divorcio pierden los dos, en que es habitual -habría que analizar porqué- es que se conceda la custodia de los hijos a la mujer, que por tanto disfruta de la vivienda familiar (porque se ocupa de los menores) y que el hombre, según lo que determine el juez, tendrá que aportar parte o toda la hipoteca y una pensión para sus hijos. Todo eso es cierto, pero también es cierto que los hijos, con todos sus gastos, están a cargo de la mujer, que la pensión que se concede por hijo suele ser misérrima, que tener a cargo hijos no excluye de trabajar a la mujer -a no ser que nunca haya trabajado- para afrontar gastos y que la vivienda no pasa a ser propiedad de la mujer, que sólo es usufructuoria.
Te pongo un ejemplo de alguien que conocí y saca conclusiones: La mujer trabajaba, se casa, tiene cuatro hijos y deja de trabajar con el tercero. El hombre tiene un buen puesto y cuando nace el cuarto hijo se va con otra. La mujer se queda con la casa y con los cuatro hijos, pero han pasado los años y no logra incorporarse al mercado laboral. Busca trabajo y no lo encuentra -tampoco tiene mucho tiempo con cuatro hijos- la pensión del marido no le da para vivir y no le queda otra que aceptar la ayuda económica de los padres. Mientras, el hombre se casa con otra mujer que trabaja y se va a vivir a su piso. No sé, las cosas no son blancas ni negras y habría mucho que analizar, pero lo que sí mantengo es que, en líneas generales, la mujer pierde más, pese a las leyes de este país.
Con todo respeto, Ladríllez, haces un análisis muy simplista. La sociedad evoluciona y no creo bueno cargar a determinados sectores con el sambenito de haber tirado los salarios, por ejemplo.
Si la mujer no trabajaba, no era por que no se necesitara su concurso, sino porque vivía en una sociedad en la que era simplemente el vientre en el que crecían nuestros hijos. Fue la propia evolución de la sociedad la que determinó el cómo, y no el gran capital. El gran capital, si acaso, se aprovechó, como siempre.
Sobre la familia: ¿por qué la derecha (generalmente unida al capital) no apoya el divorcio? Según tú, los beneficia. Además, no creo que “single” sea sinónimo de “pringao”, porque muchos “single” son libres de dedicar tiempo y dinero –de consumir– como quieran y sin más limitaciones que su sueldo y sus ganas, sin depender de la familia.
Gracias, Dióscoro, por el comentario.
Nos cuentas por qué la mujer no trabajaba y estoy de acuerdo, pero si te relees, verás que eso no contradice mi tesis. Una cosa es por qué no trabajaba y otra, muy distinta, las consecuencias que se derivan de que empezase a trabajar. Son temas diferentes.
Yo tampoco puedo emntender por qué la derecha, al menos oficialmente, se opuso al divorcio. Quizás influencias religiosas.
Por último, yo no digo que el “single” sea un pringao, pero sí afirmo que vive al límite, con unas condiciones sociales y económicas muy distintas.
Quizá no lo contradiga, pero la diferencia entre uno y otro está en cuál es el punto de partida. Según vos, “las reivindicaciones feministas no triunfaron porque fueran justas, sino porque eran interesantes para el gran capital”: es decir, el capital hizo que triunfaran. Lo que yo digo no es lo mismo. Yo digo que triunfaron porque era ley evolutiva que así ocurriera, y que de ese triunfo se aprovechó el gran capital.
El orden de los factores, como siempre o como nunca, sí altera el producto.
Una respuesta a tu primer punto, Ladríllez. Frente a ese aumento desenfrenado e injustificado de precios, habría que volver a los precios regulados. Pero esto tampoco se ha demostrado nunca como la panacea, así que en mi opinión habría que buscar el justo equilibrio entre la legítima ganancia y el límite a los excesos. Los excesos siempre dan lugar a la especulación, y la especulación es algo prohibido, ¿no?
La especulación no está prohibida, pero está mal vista desde el punto de vista moral. Se basan en la especulación muchos de los productos financieros que ahora se consideran contaminados. La burbuja inmobiliaria española, y la del resto de los países, es fruto de la especulación. También la crisis de las dot com derivó de la especulación. Esta práctica no está prohibida.
Podemos linirtar el benficio, pero el de todos.
Y eso es muy peligroso.
Muchísimo.
saludos
A veces veo que tiene, señor Ladríllez, la mala (o buena) costumbre de ir dejándonos perlas en el camino para que nos quedemos pensando en un porqué que nos lleve a una respuesta. Y tras esa perla, el señor Ladríllez se toma un tiempo de reflexión para documentarse o lo que sea y, después, desarrollarla perla y exponer un nuevo tema.
Así no vale, porque el tiempo de espera no lo llevo nada bien. ¿Me explica eso del “muchísimo peligro”?
Explico lo del peligro:
Limitar el beneficio supone limitar el esfurzo y limitar la inversión. Si no puedo ganar más, no amplío, ni contrato a nadie más, ni saco productos nuevos. Eso es mortal para la economía y para la sociedad.
Eso por el lado patronal. Si limitamos también los beneficios del trabajador, significa que estudies o no, trabajes o no, te esfuerces o no, ganarás lo mismo.
Y quizás haya quien proponga que no se pueda ganar más de una cierta cantidad, de modo que las clases sociales sean estancas, como en la Edad media.
Muy peligroso, como le decía.
Hola, Sr. Ladríllez. No me identifico con el cuarto punto de tu análisis. La apertura de mercado es propia del sistema económico capitalista que, con sus defectos, nos ha llevado a un nivel de desarrollo nunca conocido antes. Este sistema ofrece competencia pero también da las claves para seguir siendo competitivo. No podemos competir con países de bajo coste, porque no lo somos. Debemos cargar las pilas, poner nuestra cabeza a funcionar y competir con los países que están en nuestra categoría.
El cuarto punto de mi análisis es un bosquejo, y yo tampoco me identifico en puridad con él.
Pero hay una cosa que tenemos clara. si no podemos competir en mano de obra barata, o se cualifica todo el mundo o tiramos por un monte, como los espartanos, a los no cualificados.
Y no es plan. Hay que buscar otra cosa.
🙂
Por supuesto que no vamos a tirar a nadie al monte y que hablamos de líneas generales. En una economía desarrolla también sobreviven las empresas que fabrican botijos (algo habrá que regalar a los turistas). Pero en líneas generales existe un miedo atroz a dejar atrás las inversiones y los sectores de nuestra economía que dieron muchas alegrías en el pasado, pero que sólo son un remolque hoy en día. Me refiero en concreto a la construcción y a la automoción.
De todas formas, tampoco me parece que sea totalmente cierto que la mujer entró en el mercado laboral porque le interesaba al sistema, aunque supongo que sería parte importante de las razones. Creo que el hecho de que la educación se extendiera a todas las personas y clases sociales hizo que muchas mujeres tuvieran la opción de decidir si querían cosas tales como el voto o el derecho al trabajo. La cosa no es si es bueno o es malo; es que puedas decidir tú mismo lo que quieres hacer.
Yo creo que, en cuanto a trabajar por objetivos y no por horario establecido estamos a años luz de otros países europeos y, sobre todo, EE.UU. Para cambiar eso habría que cambiar la mentalidad del empresario. Y eso es francamente difícil.
Sinceramente, me he quedado con ganas de leer más. No sólo por ver más desarrollado el cuarto punto sino porque, a juzgar por tus buenas y razonadas explicaciones, seguro que hay más motivos. ¿Qué tal una segunda parte a este artículo?
Me he quedado de piedra con que la incorporación de la mujer al trabajo haya bajado los precios de los salarios. Pero tiene el mismo sentido que decir que los inmigrantes están bajando los salarios a la baja porque aceptan (casi) todo.
Yo también me he quedado con ganas de leer más, Kiusa. A ver si entre las dos animamos a Ladríllez a que al menos desarrolle el cuarto punto.
Respecto a lo que dices de que los inmigrantes reducen los salarios a la baja porque aceptan (casi) todo, yo pienso que sí, es así, pero también es verdad que ocurre con nacionales en otros muchos trabajos, como consecuencia de la crisis. Por ejemplo, si el fontanero sabe que tienes una oferta por cuatro duros bajará su presupuesto de seis a tres y medio si no tiene encargos. Y así pasa con todo, es la ley de la oferta y la demanda. Saludos
Lo del single más que una cultura es un estilo de vida que se produce porque la mujer ya no necesita un hombre para sobrevivir, porque su carrera ya no es el matrimonio y porque los hombres tampoco tienen presión social para formar una familia.
Las mujeres que pasan de los 30, según se acercan a los 40 lo ven todo más claro y ya no están dispuestas a aceptar a cualquiera como marido, por mucho que piensen que se les va a secar el útero y quieran tener hijos.
Yo tengo 42 años, un buen puesto y, aunque en su día me moría de ganas de formar una familia, ahora para mí ya no es la prioridad. Tengo mucho que ofrecer, así que exijo en la misma medida.
Vivo con mis padres, voy a ver a mi abuela todas las semanas y viajo todo lo que me apetece y más. Ya he visitado 41 países y mi vida está enfocada de otra manera.
Suena creíble, y a la vez despreciable, que el sistema enfoque los precios al máximo que podemos pagar en lugar de a su valor real.
Siempre he pensado que esto es lo que ocurría con las grandes marcas (coches, ropa, joyas) que se pueden permitir las personas que ganan más de lo que podrían gastar y que quieren destacar sobre el resto.
Sin embargo no creo que fijar los precios a tenor de nuestro bolsillo sea tan buena idea, para empezar porque no todos tenemos el mismo poder adquisitivo. Hay una gran clase media pero no toda es del mismo color, hay muchos matices.
Mejor sería que marcaran el precio real, aun con beneficios, porque si fuera más barato se consumiría más. Me parece mal fomentar el consumismo, pero desde el punto de vista de este sistema, en el que la economía es la que manda en la luz y en la sombra, consumir es lo que importa.
Estoy de acuerdo con todos los puntos, en especial el cuarto, y permíteme titularlo “Globalización”.
Creo que no está bien que una empresa española fabrique más barato en China y venda aquí a precios españoles porque eso implica que tuvo que echar al paro (o dejar de contratar) a los trabajadores de su fábrica española, con lo cual esta gente perderá poder adquisitivo y sólo podrá pagar los precios españoles mientras le dure la prestación por desempleo y sus ahorros.
En resumen, producir fuera es una situación TRANSITORIA en la que el empresario gana más durante un tiempo, pero no es una solución PERMANENTE.
La propuesta de que todos los españoles aumenten su formación tampoco es solución: si todo el mundo es médico no habrá enfermeros, y tan necesarios son unos como los otros.
Coti, no estoy de acuerdo con que haya que consumir para mejorar la economía. Consumiendo más también contaminamos más. Hay que buscar otra solución (yo no la sé). Es como si a un drogadicto con el mono le damos su dosis para que no sufra (solución transitoria) en vez de desengancharlo.
Ladríllez, le falta una por citar:
que el trabajo vale efectivamente menos, de media, proque el trabajo que vale de veras lo hacen las máquinas.
No puede costar lo mismo cavar una zanja que conducir una escavadora, ¿no?
Si costase lo mismo, ¿quién ina a comprr la excavadora?