Aunque el Consejo General del Poder Judicial advierte que esta cifra es una estimación, hay que reconocer que se trata de una mejora respecto a la absoluta opacidad que se manejaba hasta ahora.
Mejora la información, pero no el problema.
Las causas son muchas y ya las hemos tratado aquí en bastantes ocasiones, pero el hecho es que hay casi cincuenta mil familias que se han quedado en la calle y con la deuda puesta. Como sabéis, soy absolutamente contrario a que se pueda uno deshacer de las deudas por el simple procedimiento de pasárselas a otro, ya sea este otro Perico de los Palotes o un banco de esos que ahora son satánicos y antes nos alegraban el año, pagando la casa, el coche y las vacaciones.
Pero al mismo tiempo que me opongo a que las deudas se traspasen como un billete falso, me opongo también a un sistema financiero en el que no hay segunda oportunidad, ni posibilidad de remisión, y en el que los más cómodo, lo más prudente y lo más seguro es no hacer nada, no emprender nada y no arriesgarse a nada.
Aunque parezca que me salgo del tema, no lo hago: la economía española va cuesta abajo porque todo el mundo quiere un empleo pero no hay nadie dispuesto a crearlo. Vamos de culo porque alrededor de las universidades americanas, por ejemplo, nacen y mueren centenares de empresas que los estudiantes van creando a medida que los conocimientos recién adquiridos les inducen ideas.
¿Y aquí? Aquí en torno a las universidades florecían como setas las academias de opositores, porque todos esos conocimientos supuestos que imbuían las universidades en los estudiantes se convertían en ganas de ser funcionario y olvidarse de problemas más que en ganas de montar una empresa.
Es posible, sí, que seamos vagos, acomodaticios y esquivos al riesgo, pero lo cierto es que leyes como la hipotecaria, donde te comes al deuda para siempre y el riesgo es eterno, no ayudan a generar en España ni emprendedores, ni gente dispuesta a sumir riesgos. A lo único que esto ayuda es a conseguir que exista cada vez más gente instalada en la gigantesca estupidez de querer un trabajo por cuenta ajena al mismo tiempo que llama hijo de puta al que se lo ofrece.
La conclusión es la obvia: que el que tiene dinero no lo arriesga. Ni le hace falta ni le apetece que lo pongan a parir. Y el que no lo tiene, ni consigue que se lo presten ni acaba de atreverse a dar el paso, por los riesgos que conlleva.
Y al final la psicología lo es todo.
Como “casi” siempre… estoy muy de acuerdo contigo!
Sin embargo… Cuando yo salí de la universidad hace ya casi 10 años.. salí con ganas de emprender al estilo americano.. No sabes la de peleas con la administración y burocracia. Que si impreso tal, impreso cual, aval.. vamos que despues de un año de tramite y sin ver el final yo me desanimé…
Al lado de mi casa un vecino optó por abrir un restaurante (si.. otro más.. pero emprende al fin y al cabo..) Tras dos años con toda la reforma realizada, no puede abrir por retrasos en la burocracia. Aún no tiene permisos.
No creo que la culpa sea de que los españoles somos vagos. Que sí, que lo somos, y que tenemos otra mentalidad distinta. Pero te aseguro que ni todos los buenos se van fuera, ni todos estamos a gusto solo con trabajar 8 horitas y cobrar a fin de mes.
Nuestro problema radica en el fondo.. y no es una cosa que se solucionará hasta que no cambiemos de generación..
David, aun estando de acuerdo contigo en que ni todos los buenos se van, ni todos son de los de “yo quiero un salario no un trabajo”, es indiscutible que a una gran mayoria sí le está bien así aunque las consecuencias sociales las paguemos todos.
Actualmente soy de los de 8 horitas (o 10) y a casa, y para nada me siento responsable de las supuestas consecuencias sociales de las que hablas. Hoy día no poseo experiencia ni capital para montar un chiringo por cuenta propia, y la sola idea de imaginar la que tengo que liar para hacerlo me quita las ganas que pudiera tener aún así.
Yo también genero riqueza. Intento aportar lo mejor de mí para la empresa, genero una producción y todo ello viendo mermadas mis condiciones laborales para que la contabilidad de mi empresa cuadre, o más bien, para que el bolsillo de la empresa ensanche, porque la producción es mayor mientras que la inversión y contratación se mantienen congeladas. Así que dígame lo que falla.
Todo es una espiral, une mi comentario al tuyo y al de David, y podríamos tener un atisbo del origen de las consecuencias sociales de las que hablas.
Lolo, si me lees bien, verás que soy el primero en reconocer que muchos no son así, pero muchisimos más si lo son.
No critico ni menosprecio al que trabaja por cuenta de terceros, nada más lejos de mi intención. Lo que critico es a los que:
– trabajan por cuenta de terceros pero sistematicamente se quejan de todo, pero no tienen las agallas de generarse su propio trabajo.
– los que no trabajan y esperan sentaditos en casa a que alguien les de un trabajo (o mejor un salario o una ayuda en vez de un trabajo).
– los que culpan a los demás de su situación pero no hacen nada por cambiarla.
– los que (y hablo casos reales) en plena entrevista de trabajo me han dicho “si no me contratas en negro no me lo tendría que pensar porque prefiero cobrar 400 € de ayuda por no hacer nada que 650 por una media jornada de 20h”.
Comprendo, y estoy totalmente de acuerdo
más que vagos, somos acomodados, pero acomodados al sistema, porque cuando salimos fuera se nos valora, y no por ser vagos
los bancos mienten al no poder pagar las cuotas de la hipoteca me ampliaron el plazo a 40 años y me aseguraron que las condiciones de la hipoteca serian las mismas mentira y casi lo firmo me subian el diferencial y me subian el techo al firmar, como el notario no habla de techo ni suelo y dice frases que casi no comprendi yo le pregunte eso supone que se me cambian las condiciones y me dijo que si ,y no firme embusteros ladrones y me acaba de ocurrir ahora, denuncia , si no tengo dinero para pagar la hipoteca menos para pagar un abogado