Todos sabemos que los mítines electorales son muy dados al exceso, al histrionismo y al prometer todo lo que se pueda prometer, que de cumplirlo ya veremos. Pues bien, en uno de sus últimos mítines electorales, Zapatero insinuó la posibilidad de incluir la dación en pago en la legislación hipotecaria actual.
No pronunció el concepto maldito, a ello no se atrevió, pero sí dijo que el Gobierno estaba trabajando para solucionar el problema de los embargos hipotecarios, y descartadas las opciones de nuevas modalidades de moratorias, habida cuenta del nefasto resultado de la ya planteada por el gobierno, y sin margen por parte de las entidades financieras para incluir nuevos períodos de carencia, todo apunta a la aparición de la dación en pago en nuestra legislación hipotecaria.
Ahora bien, si lo había pensado antes de las elecciones, está claro que después de la debacle que ha sufrido el partido socialista, puede que Zapatero haya decidido guardar esta opción en el cajón ya que ante la debilidad con la que se presenta ante el año de legislatura que le queda, no creo que se atreva a echarse encima a todo el sector financiero, contrario a la dación en pago.
Otra opción es que el PSOE, no ya Zapatero, se guarde la bala de la dación en pago en la recámara para la campaña electoral de las elecciones generales, ante las que tendrá que presentar, sin duda, un programa revolucionario y claramente progresista, al menos si quiere amortiguar la caída.
En cualquier caso, esta insinuación de Zapatero ha hecho saltar las alarmas del sector financiero, que ha vuelto a poner de manifiesto las consecuencias negativas que, en principio, tendría la implementación de la dación en pago en el articulado de los contratos hipotecarios.
Estas consecuencias negativas se centran en la reducción del porcentaje sobre el valor de tasación de la vivienda que concedería el banco, reduciéndose al 60-70%, y al incremento del diferencial sobre el Euríbor que tendría que pagar el cliente mes a mes.
Ello reduciría el número de familias con posibilidad de adquirir una vivienda, aunque, a su vez, serviría de filtro para evitar las situaciones dramáticas que hemos vivido durante la crisis.