Somos muchos los que decimos que el verdadero origen de esta crisis se encuentra en la alegría con que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Sin embargo, tengo la impresión de que cuando repito esa frase la gente de este foro entiende algo muy distinto de lo que realmente quiero decir, o al menos, algo de un alcance menor.
Aprovecho que soy el que debe explayarse en explicaciones para profundizar en ello.
Cuando digo que vivimos por encima de nuestras posibilidades me refiero a que compramos lo que no podemos comprar, nos vamos de vacaciones a a donde no nos podemos ir y sostenemos costumbres y caprichos de ricos, cuando en realidad no lo somos. Me refiero a eso, sí, pero también a algunas cosas más.
Cuando digo que vivimos por encima de nuestras posibilidades me refiero a que disponemos de unos servicios sociales que no nos podemos pagar, nos permitimos libertades como condonar deudas a otros países y atendemos a todo el mundo en nuestra sanidad o nuestra educación, aunque el nivel real de ingresos de nuestra sistema no llegue realmente para ello. Quizás necesitemos una cura de humildad para recordar cuales son las realidades estruycturales de este país, al margen de fondos europeos y explosiones temporales de algunos sectores como el de la construcción, la vivienda y la hipoteca.
Cuando digo que vivimos por encima de nuestra posibilidades me refiero a que exigimos unos salarios y nos exigen unos precios por lo que compramos, ya sean pisos u otros bienes, en nada acordes a nuestro nivel real de producción o a nuestro nivel real de renta. Los precios de la vivienda no tenían nada que ver con los salarios del español medio, y los salarios de muchos, muchísimos españoles, no tienen nada que ver con lo que en el mercado mundial de la mano de obra se paga por ese trabajo.
Cuando digo que vivimos por encima de nuestras posibilidades me refiero a que tenemos diecisiete comunidades autónomas, cuarenta y cuatro diputaciones y más de tres mil ayuntamientos, porque nos gusta que nos quede el papeleo cerca y porque nos gusta decir que somos muy nuestros. Me refiero a que tenemos docenas de universidades, muchas de ellas con muy pocos alumnos, me refiero a que nos parece más cómodo bajar la ratio de alumnos por profesor antes que imponer orden y disciplina en las aulas. Me refiero a que abrimos un aeropueto en cada capital de provincia, sea rentable o no, porque el erario público asume las pérdidas. Me refiero, en suma, a que preferimos el gasto al esfuerzo, porque somos ricos, y los ricos mejoran las cosas con gasto, no con inteligencia.
A todo eso me refiero. Y seguro que a vosotros se os ocurren más ejemplos.