Sí, ya sé que es de primero de economía, pero hay que decirlo: como no hay dinero en el mercado, los precios se desploman. De momento, se trata solamente de la vivienda, un bien de alto valor y hoy muy denostado, casi maldito, en el mundo de los inversores.
Y un bien, hay que decirlo, donde los españoles han depositado una buena parte de los ahorros de toda su vida y que es, en buena medida, la mayor expresión de capacidad de inversión y capital en este país.
Según apunta el Banco de España a través de uno de sus informes periódicos, el descenso sufrido por el precio de la vivienda no se había visto ni durante la crisis de 1979, ni durante la de 1991, porque la caída de los precios no sólo no se modera sino que parece acelerarse, en una especie de movimiento de pánico.
A lo mejor, convviene por una vez inserta un gráfico para que veamos cómo ha evolucionado el descenso de los precios:
Por tanto, aunque parezca una buena noticia, el hecho es que la bajada en los precios de los pisos nos va a suponer un serio compromiso en el futuro, ya que nuestra riqueza es menor y es menor también la riqueza de los bancos que los poseen, con lo que tendrán mayores dificultades para hacer llegar el imprescindible flujo de crédito al mercado de hipotecas y a la economía real en conjunto.
No quiero ser tremendista, pero si el pánico se desata, nuestras entidades financieras lo van a pasar muy mal en el mercado exterior.
Y nosotros, con ellas.