No, no me parece buena idea bajarle el sueldo a los funcionarios. Y no me parece buena idea por múltiples razones:
En primer lugar, creo que tenemos una imagen distorsionada de lo que un funcionario, y que la mala imagen, innegable, que tiene este colectivo procede fundamentalmente de la rama administrativa, o sea de toda esa gente que se supone que te atiende en juzgados, ayuntamientos, diputaciones, y administraciones regionales. Cuando la gente se cabrea con los funcionarios y dice que son unos maulas no se refiere , ni siquiera en su fuero interno, a los profesores de sus hijos, a los policías de su barrio ni a los médicos del hospital. Sin embargo el Gobierno, este y el anterior, explota la vena cainita de los españoles para aplicarles recortes a todos por el mismo razonamiento con elq ue a menudo se dice que los ricos lo son porque han robado. Puta envidia, hablando claro.
En segundo lugar, esta bajada de condiciones y salarios profundiza un poco más en nuestro acercamiento al sistema soviético que tanto gusta a algunos y que tan gloriosas quiebras ha producido en el pasado. Se trata de que tengan un puesto de trabajo todos, los que producen y los que no producen, los que son rentables y los que no lo son, los que se esfuerzan y los que no dan un palo al agua. Y lo cierto es que en España sobra un gran número de funcionarios, especialmente en algunas administraciones, pero bajarle el sueldo a todos para que su coste sea un poco menor no optimiza los recursos, no elimina a los improductivos y no racionaliza la administración. Simplemente reparte miseria sin mejorar nada. Muy comunista.
En tercer lugar, y en cuanto al tema que ocupa este blog, la rebaja de sueldo de los funcionarios complica al vida a las entidades financieras, que son las que mayores dificultades tienen, ya que se rebaja la solvencia de un grupo de deudores hipotecarios considerado totalmente seguro hasta ahora. Si un funcionario deja de ser un cliente seguro, la tasa de riesgo tendrá que trasladarse al conjunto de los clientes, lo que empeorará la calidad crediticia de los balances bancarios y nos hará pagar más a los demás en el futuro.
Quizás, y van cien veces, al Gobierno le faltó valor para tratar de poner remedio a la proliferación de oficinas inútiles, competencias duplicadas y papeleos sin sentido. Una vez más optó por el café para todos. Café con sal, en este caso…