De los delirios de grandeza de la SGAE nadie nos tiene que hablar, porque ya todos los conocemos, pero del hecho de que parte de estos delirios hayan derivado en una compra compulsiva de inmuebles y teatros, generando una deuda hipotecaria abrumadora, sí que es algo nuevo, o al menos, algo que no sabíamos.
Ha tenido que ser el diario Público el que saque a la luz los datos devastadores de la nefasta gestión de Teddy Bautista al frente de la entidad, porque aparte de haber puesto en su contra a la inmensa mayoría de los ciudadanos ha ido generando una deuda hipotecaria a la que tendrá que hacer frente.
El mayor problema de esta deuda hipotecaria radica en los intereses que genera, los cuáles, como nos sucede a todos los españoles, se están viendo incrementados como consecuencia de la subida del Euribor por lo que los autores se han echado a temblar ante el escenario que se les viene encima.
Hay que recordar, por si alguien no está informado, que la SGAE se queda con el 20% de todos los derechos de autor que recauda, amén de todos los derechos de autor recaudados, pero no reclamados por sus autores. El diario Público cifra los ingresos de la entidad en 30 millones de euros anuales, que recibe la Fundación Autor, organización sin ánimo de lucro propietaria de la SGAE, una cantidad que se queda pequeña ante la gran inversión inmobiliaria que sigue llevando a cabo.
Ahora llega el momento de reflexionar sobre el destino de los derechos de autor que todos pagamos religiosamente con nuestro canon digital, ya que el fundamento de la campaña mediática en favor de la Ley Sinde y del mencionado canon se basaba en que el dinero iba para los autores, pues bien, parece que no era así.
Por lo que se ve el dinero que recaudan de los españoles en forma de derechos de autor acaban en los bolsillos de la SGAE que en lugar de fomentar la creación artística, como debería, se dedica a adquirir inmuebles y a incrementar su propia riqueza, algo más que discutible desde un punto de vista ético.