El Euribor sigue en su senda descendente, dicen que descontando los futuros descensos en el precio oficial del dinero. Y el dinero sigue bajando, como mercancía de relumbrón que se ofrece en en el escaparate en busca de quien se anime a entrar en la tienda a pedirlo.
La buena noticia es que el Euribor afecta a todas las hipotecas contratadas, esas que cada evz nos cuesta más pagar, y que este descenso, para los que vean ahora revisada su hipoteca supone un ahorro anual de uno novecientos euros. Todio un pellizco.
La mala, pro supuesto, es que se trata de un tipo de interés teórico, porque en la práctica estamos ante el escaparte de un país comunista, que vende mantequilla y se harta de anunciarla, pero cuando la gente entre a la tienda, no hay nada en las estanterías más que un peine casposo y un paquete de jabón amarillento. Y eso lo viví personalmente, así que no me vengáis con que es un tópico.
Todo esto lo dice cualquier otro blog, así que trataré de diferenciarme contando algo, aunque sea una simple hipótesis. ¿Y a qué se deben estas bajadas, si no hay dinero para prestar ni clientes solventes a los que prestarles? ¿Qué ataque de generosidad les ha dado a los bancos para permitir que baje el manipuladísimo Euribor, con la pasta que eso les hace perder al revisar las hipotecas antiguas?
Yo lo tengo claro: el miedo a que aumente la morosidad y la insolvencia. Cuanto más baje la hipoteca, más posibilidades tienen de que quede sin pagar. Yo, por supuesto, no tengo los datos, pero ellos sí los tienen: si una bajada meda de novecientos euros al año permite seguir cobrando al porcentaje suficiente de hipotecados, valdrá la pena.
Sobre todo con las provisiones a que obligan los insolventes.
Sobre todo con el miedo a que les revisen las cuentas.
Ahora que estamos acojonados todos y no sólo algunos, parece que la cosa mejora. El mal de muchos no siempre es consuelo de tontos, a lo que parece.