El último proyecto de la Unión Europea, o de la Merkel, si es que hay alguna diferencia, es desvincular las subidas de salarios de la inflación y unirlas a la productividad, de modo que no entremos en el círculo perverso de que los salarios suben porque sube la vida, y la vida sube porque suben los salarios.
En principio, cuando la señora cancillera lo contó por aquí (al tiempo que nos ofrecía trabajo si queríamos ser emigrantes, en lo que era el colmo de la humillación para ZP) la cosa sonaba razonable y hasta sana, por aquello de meter en vereda una economía que no levanta cabeza debido a la baja productividad.
Pero luego , dándole vueltas, he caído en la cuenta de que una idea tan buena puede suponer nuestro pase definitivo al club de los países chungos, dándonos el tiro de gracia que parece que esperamos de rodillas. Y trato de explicarlo:
Lo cierto es que la canciller alemana tiene razón, pero lo cierto también es que en un país como el nuestro, donde las autoridades no controlan nada de lo que tendrían que controlar, ( como el monopolio encubierto de la electricidad, la gasolina o la banca) y se limita a controlar lo que no debería (como si fumamos en los bares o vamos a 120 por la autovía, como en cualquier sitio normal) desvincular los salarios del IPC sería como dar a entender a los que disfrutan de posición de dominio que pueden hacer lo que quieran para acabar de jorobarnos.
La única razón por la que la electricidad no ha subido un 300 % es porque el gobierno tiene miedo del efecto de esa subida sobre el IPC.
La única razón pro la que la gasolina no está a 1,80 es porque el gobierno tiene miedo del efecto de ese precio sobre el IPC.
La única razón por la que hay muchos precios que se mantienen estables es porque el Gobierno y la gran empresa saben que tendrán que subir pensiones y salarios de acuerdo con la inflación, por lo que perderán de un bolsillo lo que les entre en en el otro.
¿Pero qué pasaría si pudiese subir el IPC sin que eso repercutiera en sueldos y pensiones? Pues que entonces ya no habría aliciente alguno para no crujirnos hasta el exterminio.
Entonces subiría el IPC, y con el IPC los tipos de interés de las hipotecas, asociadas al EURIBOR, pero NO subirían ni los salarios ni las pensiones. Para ellos sería Jauja, y para nosotros, el fin. ¿Lo cogemos?
Pues más no vale…