Últimamente nos estamos encontrando con datos macroeconómicos que ofrecen un soplo de aire fresco a nuestra sostenibilidad como Estado dentro de la Unión Europea y dentro de los parámetros generalmente aceptados como correctos en la economía mundial de hoy en día. Gracias a las palabras de Draghi del pasado jueves todo ha empezado a cobrar otro color y empezamos a animarnos poco a poco.
La prima de riesgo se encuentra por debajo de los 400 puntos, por primera vez desde el pasado mes de abril, el rescate parece ya inminente y todo apunta a que no será tan dañino como en un principio se podía haber pensado, con condiciones macroeconómicas estrictas, pero con la ventaja de que será España, y no la Unión Europea, la que podrá tomar sus propias decisiones.
Este hecho no es para nada menor, ya que en cualquier caso el Gobierno español siempre mirará por los intereses de sus ciudadanos, más que nada porque son los que al final deciden quien se queda en el Gobierno y quien se va, mientras que los estamentos de la Unión Europea no son más que burócratas, en el buen sentido de la palabra, si es que lo hay, que hablan sobre la calma y tranquilidad de sus propios asientos.
Por tanto, los analistas económicos han empezado a cambiar el rumbo de sus predicciones y a ver cierta salida a la crisis con opciones evidentes de que podamos empezar a plantearnos un futuro de crecimiento económico en un horizonte de relativo corto plazo. El Gobierno de Rajoy parece que ha conseguido lo que estaba buscando en un principio, que era la estabilidad financiera, con lo que ahora se verá si era cierta su estrategia y a partir de ahora comenzamos la senda de la recuperación.
Una recuperación que se comenzará a visualizar en el flujo del crédito y en el crecimiento empresarial, aunque mucho me temo que, como suele suceder en toda recuperación económica, el empleo será la última variable en estabilizarse, ya que las empresas no suelen optar por contratar a nuevos trabajadores hasta que no tienen totalmente seguras las perspectivas de futuro, para evitar así caer en excesivas cargas laborales.