Si ya es difícil conseguir una hipoteca sin ser funcionario, el colmo de la dificultad estriba en conseguir una hipoteca sin nómina que domiciliar ni ingreso fijo que declarar.
Sin embargo, se puede lograr. Difícil, sí, pero no imposible.
Para conseguir una hipoteca sin nómina hay que presentar, en el caso de ser autónomo, las declaraciones fiscales de los últimos tres años en las que se pueda demostrar la existencia de ingresos o beneficios suficientes. De todos modos, los bancos no suelen creerse una palabra y a los autónomos les piden casi siempre avales, o que dejen en prenda (pignorados) algunos bienes además del piso que se hipoteca.
La hipoteca sin nómina, por tanto, depende más de factores subjetivos del propio banco que la concede que de la objetividad de los recursos del que la pide. O dicho de otra manera, y para que nos entendamos: se puede pedir una hipoteca sin nómina, pero hay que hacerlo en el mismo banco donde hayamos trabajado muchos años, un banco que conozca los movimientos de nuestra cuenta, y si es posible, con un director que haya tratado con nosotros antes y sepa que las cuentas reales, las que a él el van a interesar, son solventes.
Es aquí cuando interesa que el banco nos considere fiables, aunque sea a costa de contarle lo que facturamos en B, que nos dedicamos a la trata de blancas o a la compraventa de atunes alucinógenos.
Al banco le interesa cobrar: la clase de negocios que nos traigamos entre manos suele importale menos.
O sea que un consejo: si vais a pedir una hipoteca y no tenéis nómina, contadle la verdad de lo que hay, que ya se cuidarán ellos de valorar si es rentable o no. Si es legal, que lo valoren los jueces.
Quejas éticas en la ventanilla de al lado, por favor.