Ahora que está tan de moda la cosa con eso de la lista Falciani y los papeles de Panamá, no está de más echarle un vistazo a la influencia que tiene para nosotros el tema de los paraísos fiscales.
A lo mejor pensáis que me he vuelto loco, pero vuestra hipoteca tiene mucho que agradecer a los paraísos fiscales, y más aún vosotros, que sois los que la pagáis. ¿El qué? Pues de eso voy a hablar hoy.
En general, se consideran paraísos fiscales aquellos territorios que por sus bajos impuestos compiten con su entorno atrayendo capitales, de modo que quien mete su dinero en uno de ellos escapa al control y al pago de sus tributos en el territorio donde realmente reside o donde realmente generó sus ingresos. Hay montones de ellos, y pro más que todo el mundo señale a los de los demás, lo cierto es que el que puede se monta uno para que los ricos de su país, los que no tenían ninguna intención de pagar sus impuestos, al menos no se vayan con la pasta a otro lado.
Los paraísos fiscales nos perjudican a todos porque, al ayudar a que algunos eviten sus impuestos, obligan a que los demás paguen esa carga adicional para mantener los gastos del Estado.
Y sin embargo, aunque nadie lo diga, también tienen su lado positivo, por más que resulte increíble: los paraísos fiscales mantienen el dinero en efectivo lejos de los mercados, escondido, anclado en su escondite, porque un escondite es un lugar en el que no te encuentran, pero también un lugar del que más vale no salir. Y eso es fundamental, porque tratándose de las enormes cantidades que se ocultan en esos lugares, si el dinero se pusiese en movimiento para refugiarse en valores de inversión, como por ejemplo la vivienda, harían aumentar terriblemente el precio de esos bienes, haciendo que fuesen aún más inasequibles para el común de los mortales.
Los paraísos fiscales, por tanto, mantienen el dinero lejos de la circulación y evitan el efecto inflacionario sobre los bienes de inversión. ¿Qué pasaría si los supermillonarios, en vez de comprar fondos de inversión, comprasen edificios? Que los edificios tendrían tal precio que nadie más podría comprarlos.
Pues reflexionad sobre ello cada vez que, como yo, digáis que nadie los combate porque todos saben a quién deben ayudar a quién no. A lo mejor también hay alguien con buena intención que una vez pensó combatirlos y luego se lo pensó mejor por esto que he contado.
Nada es fácil…