La hipoteca multidivisa es una opción hipotecaria en la que el dinero que se recibe viene denominado en distintas monedas, de modo que se pueda aprovechar el tipo de interés de otras economías y se amortigüe el riesgo cambiario.
¿Suena bonito, verdad?
Pues bueno, ahora dejamos a un lado la definición oficial y os doy la mía:
La hipoteca multidivisa el puñetero bingo, porque entran en juego tantas variables y tan difíciles de controlar, o siquiera de conocer, que adivinar la cuota que vas a pagar es más difícil que acertar una lotería primitiva.
En teoría puede estar muy bien pagar tu hipoteca en yenes porque e suna moneda que se y ha devaluado mucho, y el que contratase la suya en libras esterlinas se ha ganado ya más de un treinta por ciento. En la práctica, lo que tenemos es una exposición al riesgo, que puede dar pérdidas o beneficios, como un juego de azar cualquiera o como cualquier otra especulación bursátil o financiera.
Además, al tratarse de una operación a muy largo plazo, la hipoteca multidivisa incluye una serie de riesgos difíciles de evaluar, como qué va a ocurrir con el yen japonés en los próximos veinte años, si va a quebrar Nueva Zelanda o qué ocurrirá en las elecciones cantonales de Suiza que pueda afectar a la parte de la hipoteca en francos suizos.
O sea que no: que si es para jugar a la lotería, vale. Pero para algo tan serio como calcular una hipoteca que siempre podamos pagar, no.
O eso creo.