Si había algo evidente que todos ya sabíamos era que los mercados no se mueven por realidades o por hechos, sino por intuiciones, expectativas y presunciones. Hasta ahora la intuición y la presunción hacía pensar que el Euro se vendría abajo por el excesivo lastre de países como Grecia, Portugal, España o Italia.
Sin embargo, bastó un breve discurso de Mario Dragui para hacernos ver el camino. Lo único que se necesitaba era una garantía por parte del BCE de que el Euro era la prioridad y de que haría todo lo necesario para protegerlo y evitar su caída, para que los mercados comprendieran que sus ataques especulativos no iban a ningún lado.
Pues bien, aquello que fue un ensayo, se ha materializado en el día de hoy, tras la reunión del Banco Central Europeo, Dragui ha presentado a los medios de comunicación las claves de su plan maestro para conseguir que los países europeos vuelvan a tomar aire para iniciar la senda de la recuperación.
Inmediatamente tras la rueda de prensa la prima de riesgo ha caído en 50 puntos, sin que se haya producido ningún hecho relevante. Draghi ha venido a poner sobre la mesa una línea de crédito para España y para los países en problemas para que puedan tirar de ella en momentos de dificultad.
Esta línea de crédito se materializaría a través de la compra ilimitada de bonos soberanos en el mercado secundario, algo que se le había venido reclamando al BCE desde los sectores más progresistas durante los últimos meses, de manera que con ello evitaría las especulaciones masivas que se han venido produciendo en estos últimos coletazos de la crisis.
Algunos expertos consideran que con esta línea de crédito abierta, a la que se puede optar con la única condición de que el país en cuestión pida el rescate a las autoridades financieras europeas, es más que probable que España no necesite ya nunca más el rescate, ya que la especulación empezará a mirar hacia otro lado en busca de rivales más débiles.
En definitiva, al final se ha producido lo que todos esperábamos, que el BCE comenzar a comprar bonos en el mercado secundario, y con ello parece que se atisba una pequeña luz al final del túnel.