¿Te tocó ayer la lotería? A mí tampoco, así que nada, aquí seguimos conformándonos con lo que tenemos y soñando con que nos tocará la del Niño, que ya verás como no, pero hasta que llegue el día del sorteo viviremos del cuento, del cuento de la lechera a la que se le acaba por derramar el cuenco, nunca lo olvides.
Y hablando de lotería no puedo por menos que acordarme de esa pobre gente agraciada con una Vivienda de Protección Oficial, con lo difícil que es, bueno que era, porque ahora están abriendo mucho la mano, pero que no pueden acceder a su compra por culpa de la falta de crédito.
Imagínate la situación, imagínate que tras meses y meses de espera, y meses y meses de papeleos, al final llega el día del sorteo, que te toca, pero que luego tienes que renunciar a esa vivienda que llevas tanto tiempo esperando porque los bancos han decidido que no le dan una hipoteca “ni al Tato”.
Es un verdadero drama al que alguna Administración tendrá que poner freno, o bien evitando que las personas con pocas probabilidades de conseguir una hipoteca puedan entrar en el sorteo, para evitar frustraciones posteriores, o bien incentivando a las entidades financieras de alguna forma para que abran la línea de crédito a este tipo de personas.
Los grandes beneficiados, por otro lado, de este drama están siendo todos aquellos que no cumplían los requisitos para entrar en los sorteos de VPO, por ejemplo por no tener pareja, y que ahora están encontrando cabida porque las Administraciones quieren quitarse los pisos de encima.
En definitiva, un drama más en esta crisis financiera e inmobiliaria que nos lleva azotando ya tres años y que no parece que tenga visos de terminar en breve. Con un sector de la construcción totalmente estancado, con las viviendas que no se compran ni se venden, y con el empleo que no se recupera, poco nos queda más que sobrevivir de la mejor manera posible.
Espero, de verdad, que en estos días festivos te puedas reunir con tu familia y compartir con ellos los buenos sentimientos, olvidándote de todos los dramas que nos asolan. Déjalos, al menos, hasta el lunes.
¡Felices Fiestas!