Todos recordamos los tiempos en que la hipoteca joven era uno de los productos estrella de la banca comercial, aquellos tiempos en que se animaba a los jóvenes a “dejar de tirar el dinero en alquileres” y comprometerse con la formación de su pequeño patrimonio para obtener autonomía económica y encarrilar su futuro. En este blog, incluso, hubo algún artículo al respecto, aunque no tan halagüeño como la publicidad de los bancos, por supuesto. Este, por ejemplo.
Sin embargo, un nuevo vistazo a lo que es la oferta de los bancos, nos da a entender que los jóvenes ya no interesan como público específico. Mientras en otros tiempos una hipoteca joven podía estar por encima del cien por cien del valor de tasación y su plazo se extendía a menudo hasta los cuarenta años o más allá, esas condiciones han desaparecido actualmente del mercado, pasándose de 42 productos hipotecarios diseñados específicamente para jóvenes a únicamente 3 que podemos ver en nuestros días, y tras mucho mirar con lupa los catálogos de la banca.
En estos momentos, sólo tres entidades cuentan con estas hipotecas, Caixa d’Enginyers, Unnim y la filial de internet del Banco Popular, lo que nos hace pensar que la gran banca, la que marca las directrices y las tendencias en el negocio ha dejado de considerar interesantes a los menores de treinta y cinco años como clientes hipotecarios.
¿Tendrá algo que ver con ello la terrorífica cifra de paro juvenil? Seguramente: con tantos jóvenes parados no sale rentable siquiera la publicidad de este producto, máxime cuando muy pocos, poquísimos, cumplirían luego con los requisitos mínimos.
Pero aún puede ser peor: puede que lo que haya hecho decaer a este producto sea el convencimiento de la gran banca de que estas personas, los jóvenes actuales, no van a mejorar tampoco en el futuro. Porque si pensaran lo contrario tratarían de captarlos ahora como clientes. Así que si no los quieren, mala cosa…