El mundo está cambiando, y no sólo en lo que se refiera a automatización, nuevas tecnologías, o dominio de la economía financiera sobre la economía real. El antiguo orden de las democracias liberales, deja paso poco a poco a una nueva forma de entender la política y la estética, que seguramente tendrá mucho que decir en los próximos años y que va a afectar a todas las facetas de nuestra vida, incluida la hipoteca.
De momento, hemos padecido tres terremotos, aunque a unos se les haya dado más importancia que a otros. Por una parte, los británicos votaron a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, en lo que se interpretó, y creo que correctamente, como una bofetada a los políticos tradicionales, sus redes de intereses y su manera de gestionar la nueva escasez. En segundo lugar, y también impriotante que los medios le hayan restado importancia, los colombianos votaron en contra del acuerdo de paz con las FARC, por mucho que todos los medios de comunicación dieran por hecha la victoria del SI a la paz, y que todo el mundo influyente apoyase esa opción.
Por último, como todos sabéis, Donald Trump le ha ganado las elecciones a Hillary Clintosn y no sólo eso, sino que hoy mismo acaba de nombrar a una especie de troll, un tipo polémico y políticamente incorrecto, como asesor principal y jefe de estrategia de la Casa Blanca.
¿Cuales son a mio entender las consecuencias de estos hechos?
En primer lugar, que el movimiento de lo políticamente correcto, esa amalgama de movimientos políticos, sociales y culturales que algunos llaman “sociedad civil” y otros simplemente “progredumbre”, están en franco retroceso. Su tesis de que todo el mundo es bueno, de que todo vale una lagrimita y de que las decisiones buenistas y sentimentales pueden servir eternamente para dominar a los demás, están perdiendo enteros. América es el escaparate donde se miran los asesores europeos y no sería de extrañar que en las próximas citas electorales de Holanda, Francia y Alemania apareciese algún movimiento estética o políticamente alienado con los modos y las tesis de Farage y Trump.
Por otra parte, y en lo que atañe a las hipotecas, creo que esto puede suponer que se acelere el proceso de la subida de los tipos de interés. No será mañana, ni en tres meses, pero la vieja idea de que los tipos permanecerán a cero durante años no es ya de recibo, dado el incremento de la inestabilidad y, sobre todo, la aversión al comercio exterior globalizado que parece traer consigo la nueva ola.
Todo nos afecta de un modo u otro. Si el comercio exterior se frena, puede que todo lo que compramos por cuatro duros empiece a ser un poco más caro, pero es posible también que se eleven un poco más los salarios, y también un poco más las hipotecas.
Esperemos a ver lo que nos depara este nuevo escenario.
Que haya suerte