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Nuevo revés judicial para el sistema financiero

Revés para los bancos

Revés para los bancos

Según van avanzando los meses y los ciudadanos empiezan a conocer sus derechos y sus posibilidades para acudir a los tribunales, las sentencias a favor de los hipotecados y en contra del sistema financiero se van acumulando en la hemeroteca de noticias reseñables, con lo que se demuestran los años de tiranía y abusos que hemos venido sufriendo en este país.

La última se ha producido en Navarra, donde la Audiencia Provincial de Pamplona ha dado la razón a un hipotecado que defendía que con la entrega de su vivienda la deuda que mantenía con el banco debería quedar saldada, ya que el precio que debería de tenerse en cuenta era el de tasación en el momento de concesión de la vivienda, y no el precio actual, depreciado por la crisis, como defendía la entidad bancaria.

Se trata, por tanto, de una dación en pago en toda regla, aunque con una doble connotación, ya que genera un peligroso precedente, al menos para las entidades financieras. Si la sentencia sienta jurisprudencia, no legal pero sí racional, de que el valor de la vivienda será siempre el de la tasación y no el actual en cada momento, las pérdidas de los bancos y cajas se van a disparar porque muchos serán los hipotecados que utilizarán esta sentencia en su beneficio.

Lo que es evidente es que las entidades financieras están abusando de la sociedad ya que, como bien dice la sentencia, fueron ellos mismos los que provocaron la crisis que ha generado la depreciación de los inmuebles, por lo que es inmoral que ahora utilicen esta reducción de precio en su beneficio, sin asumir parte de la pérdida.

Y es que el concepto de que “los bancos no se casan con nadie” y que “los bancos nunca pierden” parece haber llegado a su fin. Ya es hora de que los ciudadanos tomen cartas en el asunto y hagan valer sus derechos, al igual que tienen que cumplir con sus obligaciones.

Esta sentencia, al igual que todas las anteriores, muestra un camino a seguir por todos para salir de la crisis con una relación entre las entidades financieras y los ciudadanos de igual a igual.

Los tres dogmas sagrados de la vivienda

La santísima trinidad del sector inmobiliario

La santísima trinidad del sector inmobiliario

Siglos y siglos embaucados por el dogma de fe de la santísima trinidad (aquello de tres en uno, o uno en tres, o vaya usted a saber), y resulta que la vivienda, el sector locomotora de este país durante tantos y tantos años, ha copiado el mismo esquema y también se mueve, o se movía, sobre la base de tres dogmas sagrados.

Según Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista.com, en una entrevista concedida a Telemadrid, la vivienda en España se ha venido moviendo bajo la dirección marcada por tres dogmas de fe absolutos: el precio de la vivienda nunca puede bajar, alquilar es tirar el dinero, y no se puede vender la vivienda por debajo del precio que se pagó por ella.

Dogmas que han evitado que el sector se equilibre con la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, ya que la negativa de los propietarios a vender sus inmuebles por debajo del precio que pagaron por ellos ha ocasionado el exceso de oferta que ahora vivimos. Si se hubieran bajado los precios lo suficiente, las leyes del mercado, con sus ineficiencias, claro está, nos dicen que hubieran encontrado su demanda, pero manteniendo los precios de manera artificial lo único que han conseguido es mantenerse sin ser vendidos.

Los otros dos dogmas han ido cayendo por su propio peso, y sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlo. El dogma de que el precio de la vivienda nunca puede bajar se ha venido abajo en cuanto desapareció el crédito y la estabilidad laboral que fomenta la compra de vivienda. Con ello, el precio de las viviendas baja y seguirá bajando.

Esa inestabilidad laboral de la que te hablaba ha provocado, a su vez, la caída del otro dogma, el hecho cultural diferenciador español de que alquilar es tirar el dinero. Ahora que la gente no tiene trabajos estables y no sabe lo que les deparará el futuro, alquilar no es que no sea tirar el dinero, es que es la única alternativa viable.

En definitiva, Fernando Encinar, ha resumido en tres dogmas la realidad del sector inmobiliario español, y como todo dogma de fe, hasta que no sean completamente eliminados de nuestro subconsciente, el sector no acabará de recuperarse.

Ante la falta de pensiones, hipoteca inversa

A la vejez... hipoteca inversa

A la vejez... hipoteca inversa

Llevamos unos meses en el que el tema de las pensiones abre los telediarios un día sí y otro también, y no es tema baladí, porque se trata del bienestar de nuestros mayores de hoy, y de nosotros mismos dentro de unos años, y no deja de atormentar en cierta medida el hecho de que todas las propuestas vayan encaminados a reducir las percepciones en materia de pensión.

Retrasando la edad de jubilación y ampliando los años de cotización utilizados para el cómputo de la pensión, lo que se consigue es que las personas jubiladas reciban una cantidad de dinero menor y durante menos tiempo, lo cuál ahorra dinero al Estado (para que lo pueda malgastar en otra cosa), pero deja a los jubilados con menor poder adquisitivo.

Ante ello, la mejor opción es contratar un plan de pensiones privado de forma que la renta que genere pueda complementar la reducción de la pensión pública, y, con ello, mantener un poder adquisitivo adecuado para los últimos años de la vida.

Sin embargo, muchas personas al borde de la jubilación no han contratado este plan de pensiones, y ahora se encuentra a punto de jubilarse con el temor de que perderán calidad de vida. Ante ello el Grupo Retiro ha presentado un informe más que interesante.

Según sus datos, el 83% de las personas mayores son propietarios de las casas en las que residen, por lo que les recomienda utilizar la hipoteca inversa, que les genere unos ingresos mensuales suficientes como para disfrutar de su jubilación plácidamente.

La hipoteca inversa, que es relativamente nueva en nuestro sistema financiero (apareció en el 2007), supone hipotecar la vivienda en favor del banco, el cuál abonará al titular la cuota de las hipoteca. Es decir, en lugar de ser el titular el que paga al banco, es el banco al que paga al titular mensualmente, quedándose, en última instancia, con la propiedad de la vivienda en el momento del fallecimiento de éste, siempre y cuando los herederos no ejerzan su derecho de recompra.

La verdad es que se trata de una alternativa que puede ser muy apetecible y rentable para las personas mayores, que lograrán así una renta más elevada para su jubilación.

Elena Salgado echa por tierra cualquier esperanza de dación en pago en España

Favor con favor se paga

Favor con favor se paga

Hasta ahora habíamos intuido que el Gobierno de España tenía alguna deuda pendiente con el sistema financiero, habida cuenta de la gran protección que le estaba proporcionando y por su inacción para dinamizar el crédito en nuestro país, esencial para iniciar el relanzamiento de nuestra economía hacia la recuperación, pero ahora, tras las últimas declaraciones de Elena Salgado, Ministra de Economía, podemos certificar que esta intuición es una realidad.

Elena Salgado ha dicho que la dación en pago no es una opción para nuestra economía, porque muchas de las viviendas hipotecadas lo están por encima de su valor actual del mercado, por lo que la aplicación retroactiva de la dación en pago provocaría el colapso del sistema financiero por las deudas que las entidades acumularían al quedarse sólo con una vivienda que no cubriría el total de la deuda.

En la actualidad, si el valor de mercado de la vivienda no cubre la deuda hipotecaria, los titulares de la hipoteca mantienen la deuda con la entidad financiera y están en la obligación de seguir abonando sus cuotas, aún cuando hayan entregado ya la vivienda, como consecuencia de la ejecución hipotecaria.

Está claro que la aplicación de la dación en pago de una manera retroactiva provocaría pérdidas a las entidades financieras, pero, por otro lado, un gran beneficio a los ciudadanos que se quedarían sin vivienda, sí, pero también sin deuda que pagar, lo cuál sería, din duda, una gran noticia.

Pero, aún entendiendo que nuestro sistema económico se organiza entorno al sistema financiero, y que un colapso de éste provocaría un colapso general, sí que es cierto que se podría pensar en la dación en pago como una alternativa para el futuro, como una cláusula que apareciera en las nuevas hipotecas que se firmaran.

Con ello no se conseguiría solucionar ninguno de los problemas actuales que están acuciando a las familias españolas, pero sí que prepararían al sistema para el futuro, para cuando nos llegara una nueva crisis en el próximo ciclo negativo de la economía. Por tanto, aún comprendiendo que la retroactividad es negativa en estos momentos, sí que podemos apostar por la dación en pago para el futuro.

En ese punto es en el que podremos ver la verdadera independencia del Gobierno con respecto al sistema financiero.

Amortizar plazo vs. Amortizar capital

Amortización en plazo vs. Amortización en capital

Amortización en plazo vs. Amortización en capital

Aunque todos estamos de acuerdo en que con la que está cayendo el ahorro se está convirtiendo en una quimera para la mayoría de las familias hipotecadas, es cierto que también existe una minoría de personas que han conservado sus empleos y que han conseguido sobrellevar la crisis con soltura.

Son estas personas las que ahora se plantean diferentes opciones de inversión y ahorro para poder sacar máximo provecho a su dinero. Sin embargo, las perspectivas sobre los productos que habitualmente vendían las entidades de crédito no son muy halagüeñas por lo que acaban por volver la vista hacia sus propias hipotecas.

Y es que realizar amortizaciones parciales sobre sus hipotecas se ha convertido en la herramienta de ahorro más eficiente para las familias que se lo pueden permitir, ya que consiguen protegerse ante las inminentes subidas del Euribor, a la vez que se siguen beneficiando del ahorro fiscal por la desgravación por compra, siempre y cuando, claro está, de que compraran su vivienda antes de enero de este nuevo año que acabamos de estrenar.

Sin embargo, a la hora de amortizar parcialmente surge la duda de hacerlo en plazo o en capital. Aunque hay algunos productos hipotecarios que no dan estas dos alternativas, la mayoría sí que la ofrecen y es una dicotomía a la que hay que enfrentarse a la hora de amortizar parcialmente.

Desde el punto de vista de eficiencia financiera, la mejor opción es siempre amortizar en plazo, ya que es el plazo el que mayor peso tiene en la composición de los intereses que se pagan mes a mes en la cuota hipotecaria. Sin embargo, al amortizar en plazo no se reduce la cuota, pudiendo incluso incrementarse en el momento en el que se produzca una revisión. Por tanto, la amortización en plazo debería de ser una opción exclusiva de aquellas familias que pagan su cuota de manera holgada.

Por otro lado, la amortización en capital, reduce, en menor medida, los intereses que se pagan, aunque permite un mayor relajo en las obligaciones mensuales en forma de cuota.

Por tanto, siempre que sea posible, la opción más eficiente es la amortización en plazo, aunque si no es posible la amortización en capital ofrece ventajas de ahorra importantes, especialmente en circunstancias financieras como las actuales.

Papá Estado

En caso de problemas, todos a acudir a Papá Estado

En caso de problemas, todos a acudir a Papá Estado

Atención a la nueva propuesta con la que nos ha aparecido Joan Herrera, el dirigente catalanista de izquierdas, según la cuál propone que exista una Ley que impida a las entidades financieras conceder hipotecas a aquellas familias cuyo esfuerzo para pagar las cuotas mensuales suponga más del 30% de sus ingresos, a la vez que se limite el plazo máximo de amortización hasta los 30 años.

No hay duda de que Herrera tiene buenas intenciones con esta propuesta, pero tampoco hay duda de que se trata de una propuesta que no puede ir a ningún lado, esperamos, y que se quede en el papel mojado de los periódicos que lo publicaron y los blogs que nos hacemos eco de ello.

Si permitimos que exista una ley como ésta, estaremos abriendo la puerta a una actuación excesiva del Estado que dejará de ser el regidor de nuestras finanzas públicas, para convertirse en Papá Estado, diciéndonos los que es bueno y malo para nosotros.

La actuación del Estado en las ineficiencias del sistema capitalista tiene un límite, que es cuando debe de aparecer la responsabilidad de los ciudadanos. Es decir, el que una familia decida endeudarse, no ya por encima del 30%, sino por encima el 60%, que ha habido casos, no es responsabilidad del Estado que lo permite o de la entidad financiera que lo incita, no, es responsabilidad exclusiva de esa familia incapaz de marcarse un límite de deuda.

No se puede ser más papista que el Papa, y hay que aceptar que todos tenemos cierta responsabilidad en la crisis que se nos ha venido. El Estado por no supervisar adecuadamente, las entidades financieras por primar el volumen a la seguridad, y, por supuesto, las familias por no comprender sus limitaciones financieras.

Por tanto, bien haría Joan Herrera en esforzarse en buscar otras alternativas más plausibles y eficaces, que en tratar de ganar titulares de periódicos con ideas trasnochadas sobre propuestas de ley que no van a ir más allá del día de hoy, sobre todo, con la nueva tregua anunciada de ETA.

Una buena alternativa sería la potenciación de la educación financiera en las escuelas. Eso sí ayudaría de verdad a la sociedad.

Crisis y cobardía. El muro infranqueable

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Tranquilos todos

Hoy me apetece hablar con claridad. Con demasiada, incluso.

Uno de los peores problemas de esta crisis es que nadie habla claro de ella y se sigue queriendo salir del agujero con medidas falsas, con medias verdades y sin mirar a la cara a las situaciones verdaderamente catastróficas.

Tenemos, pro ejemplo, el caso de los bancos y las hipotecas. Sabemos todos que la banca tiene inscritos en su balance los pisos por un valor muy superior al que hoy podrían venderse en el mercado. Sabemos, pro tanto, que el patrimonio de los bancos no es el que ellos dicen, pero como tomar en serio ese problema podría suponer una quiebra masiva, hacemos como que no lo sabemos, seguimos adelante, y el problema no se arregla.

Sabemos también que muchas hipotecas son incobrables. Se extienden lo plazos, se alargan las cuotas, peor sabemos que muchos hipotecados no podrán pagar sus préstamos porque se han quedado sin trabajo o porque no hay esperanza de que vuelvan tener un nivel de ingresos como en el momento en que les fue concedida la hipoteca. ?Y se hace algo? NO. ¿Se acepta que habrá que cobrarles menos o quedarse con un piso que no se podrá vender? NO. Se pospone el desastre para otro día, para el turno de otro, para la hora en que s ele pueda echar la culpa a otro.

Sabemos que las entidades locales y las autonomías no pueden mantener el nivel de empleo público y de servicios actual, porque para ello tendrían que aumentar los impuestos provocando la huida de los que producen. Sabemos que se gasta más de lo que se ingresa y por eso continúa el endeudamiento. ¿Y se hace algo para ajustar las cuentas? Muy poco. ¿Se le dice de una vez a la gente que no se pude pagar más? NO. En lugar de eso, se desata una carrera buscando prestamistas que sigan alimentando ese agujero.

Mientras no seamos capaces de reconocer dónde estamos en realidad, con unos bancos que están más cerca de la quiebra de lo que reconocen, unos ciudadanos depauperados sin capacidad para pagar sus deudas ni estimular el consumo y unas instituciones que gastan de manera sistemática por encima de lo que recaudan, no podremos buscar soluciones.

Somos como el que tiene un dolor en el pecho e insiste en que es de una mala postura en la cama, no vaya a ser que si va al médico le diga que padece del corazón y le quite el tabaco, el alcohol, la sal en las comidas y hasta lo ponga a hacer ejercicio.

Somos de chiste

 

 

 

14 años no son nada…

14 años, o 20, no es nada

14 años, o 20, no es nada

… febril la mirada, y bla, bla, bla, no te voy a engañar, no me sé la canción que quiero versionar aquí y tampoco es cuestión de andar buscándola por ahí, te haces una idea y si te la sabes la cantas mentalmente, porque el caso no es que la canción sí o la canción no, el caso es que han pasado 14 años y seguimos tal y como estábamos.

Si en el año 1996, cuando sufríamos otra gran crisis de la que ya no nos acordábamos, pero que por aquel entonces nos hizo mucho daño, teníamos una tasa de morosidad del 5.72%, resulta que este pasado mes de octubre, según datos del Banco de España, la tasa de morosidad del sector financiero se ha situado en el 5.66%.

Ello supone un incremento 0.17 puntos porcentuales con respecto al mismo dato del mes de septiembre, y, lo más alarmante todavía, 0.68 puntos porcentuales por encima de la tasa de morosidad de octubre de 2009, lo que supone un incremento elevado que repercutirá sin duda en el encarecimiento de los créditos concedidos y, por supuesto, en la ralentización de la recuperación del sector financiero.

Las entidades que más han sufrido el crecimiento de la tasa de morosidad han sido, como viene siendo habitual, los bancos, que se han disparado hasta el 5.80%, mientras que Cajas de Ahorros y Cooperativas de Crédito han soportado mejor la tormenta con unas tasas de 5.49% y 4.45%, respectivamente.

Fuera del espectro quedan ya las empresas especializadas en créditos que sufren una tasa de morosidad por encima del 10%, una cifra que está llevando a la mayoría a la bancarrota y a la consecuente desaparición del mercado empresarial español.

El problema de estas cifras es que nos condenarán a un mayor estancamiento de la concesión de créditos de todo tipo, lo cuál seguirá estrangulando a las pequeñas y medianas empresas y dejará sin su hipoteca a la mayoría de las familias lanzadas a la compra de una vivienda.

Habrá que pedirle al año 2011 una tasa de desempleo menor, causante sin duda de la tasa de morosidad que estamos sufriendo, para poder empezar a recuperarnos, de una vez por todas, de la crisis que seguimos sufriendo sin solución de continuidad.

La lotería de las Viviendas de Protección Oficial

No son niños de San Ildefonso, pero la misma ilusión generan

No son niños de San Ildefonso, pero la misma ilusión generan

¿Te tocó ayer la lotería? A mí tampoco, así que nada, aquí seguimos conformándonos con lo que tenemos y soñando con que nos tocará la del Niño, que ya verás como no, pero hasta que llegue el día del sorteo viviremos del cuento, del cuento de la lechera a la que se le acaba por derramar el cuenco, nunca lo olvides.

Y hablando de lotería no puedo por menos que acordarme de esa pobre gente agraciada con una Vivienda de Protección Oficial, con lo difícil que es, bueno que era, porque ahora están abriendo mucho la mano, pero que no pueden acceder a su compra por culpa de la falta de crédito.

Imagínate la situación, imagínate que tras meses y meses de espera, y meses y meses de papeleos, al final llega el día del sorteo, que te toca, pero que luego tienes que renunciar a esa vivienda que llevas tanto tiempo esperando porque los bancos han decidido que no le dan una hipoteca “ni al Tato”.

Es un verdadero drama al que alguna Administración tendrá que poner freno, o bien evitando que las personas con pocas probabilidades de conseguir una hipoteca puedan entrar en el sorteo, para evitar frustraciones posteriores, o bien incentivando a las entidades financieras de alguna forma para que abran la línea de crédito a este tipo de personas.

Los grandes beneficiados, por otro lado, de este drama están siendo todos aquellos que no cumplían los requisitos para entrar en los sorteos de VPO, por ejemplo por no tener pareja, y que ahora están encontrando cabida porque las Administraciones quieren quitarse los pisos de encima.

En definitiva, un drama más en esta crisis financiera e inmobiliaria que nos lleva azotando ya tres años y que no parece que tenga visos de terminar en breve. Con un sector de la construcción totalmente estancado, con las viviendas que no se compran ni se venden, y con el empleo que no se recupera, poco nos queda más que sobrevivir de la mejor manera posible.

Espero, de verdad, que en estos días festivos te puedas reunir con tu familia y compartir con ellos los buenos sentimientos, olvidándote de todos los dramas que nos asolan. Déjalos, al menos, hasta el lunes.

¡Felices Fiestas!

Los bancos acosados por los jueces

El BBVA acosado por los jueces

El BBVA acosado por los jueces

Está claro que los bancos están sintiendo la cercana vigilancia de los jueces en los últimos meses, y la gota que ha colmado el vaso ha sido el dictamen de un juez madrileño que ayer, día 15 de diciembre, determinó el registro de la sede del banco BBVA para obtener unos listados sobre clientes de swaps con la entidad financiera.

Por lo que parece este listado se le fue solicitado al BBVA tiempo atrás, y ante su negativa el juez ha decidido, ni corto ni perezoso, que se registre su sede para obtener estos listados. Como no podía ser de otra forma, el banco ha contraatacado con toda su batería legal para evitarlo, así que veremos en que termina todo esto.

Pero más allá de la anécdota, a mí me gustaría quedarme con el hecho de que la justicia parece funcionar en nuestro país, a pesar de lo que habíamos pensado tiempo atrás. Las entidades bancarias llevan demasiado tiempo haciendo lo que les ha venido en gana y el hecho de que los jueces empiecen a tomar cartas en el asunto es una gran noticia para todos, hasta para los propios bancos, porque una Justicia independiente es signo de progreso social.

Está claro que durante los años del boom inmobiliario y ahora en plena crisis, los bancos y cajas han ido colocando en el articulado de sus contratos hipotecarios todas aquellas cláusulas que les protegían ante posibles situaciones adversas, sin saber, o querer, explicar adecuadamente a los ciudadanos en qué consistía todo aquello.

Por un lado estuvo la cláusula suelo, en la que nadie pareció fijarse, y ahora nos llega el tema de los swaps, a los que todo el mundo alababa cuando el Euribor no paraba de subir, pero que ahora se están convirtiendo en una auténtica soga al cuello para los ciudadanos hipotecados.

Sin embargo, los ciudadanos no somos del todo inocentes, y así lo debemos de reconocer. Nuestra incultura financiera es manifiesta y ello provoca que firmemos contratos hipotecarios, con 30 años de duración, sin saber lo que estamos firmando en realidad confiando en el director de la sucursal más cercana a nuestro domicilio, sin pararnos a pensar que esa persona lo único que quiere es cerrar la operación y llevarse su comisión.

Como nos estafaron con las hipotecas subprime

El Modus Operandi de la gran estafa

El Modus Operandi de la gran estafa

Seguro que todos hemos oído hablar miles de veces de las hipotecas subprime durante el estallido de la crisis, y seguro que todos las hemos maldecido una y otra vez por el daño que nos han causado, pero hasta ahora no habíamos escuchado a ningún responsable de ninguna entidad reconociendo el negocio y como operaban.

Ha tenido que ser el diario El País, en un magnífico reportaje que publicó el domingo, 12 de diciembre, el que ha conseguido que el Director de CreditServices, Javier López, hable abiertamente sobre como funcionaba su negocio y en que basaban su tremendo crecimiento. No hay que olvidar que esta empresa llegó a tener 596 oficinas y firmaba 50.000 hipotecas al año.

Como Javier López dice en el reportaje, su público objetivo era la población inmigrante que llegaba a España con una familia, es decir, con voluntad de echar raíces en nuestro país. Este público no tenía acceso a la red oficial de hipotecas a través de entidades tradicionales y tenían que recurrir a empresas de intermediación financiera, como CreditServices, para optar a la compra de una vivienda.

Entonces, recibían la gran noticia. Se les ofrecía hasta el 120% de tasación de la vivienda, con lo que se cubría el coste total de la operación, incluyendo todas las comisiones aplicadas, y bastaba con que llevaran tres meses en el país. Eso sí, el tipo de interés que tenían que pagar era más elevado que el de mercado en ese momento.

Estas hipotecas eran concedidas por bancos estadounidenses que encontraban así un negocio redondo, ya que cobraban tipos de interés muy elevados con lo que ingresaban más dinero por sus hipotecas concedidas. Aunque, eso sí, se trataba de hipotecas contaminadas.

Todos los analistas coinciden en que una hipoteca sin riesgo para una entidad financiera debe de estar concedida por el 80% del valor de tasación, para evitar vaivenes en los precios y debe de suponer un esfuerzo económico del núcleo familiar de hasta el 35%. Pues bien, todas las hipotecas firmadas por CreditServices y por empresas similares estaban, claramente, en la zona de riesgo.

Entonces, era cuestión de tiempo que la situación estallara y con ello se llevara a las pobres familias que no podían pagar sus hipotecas, y a las entidades financieras que arriesgaron demasiado.

Se cerró la sangría hipotecaria

La sangría comienza a reducirse

La sangría comienza a reducirse

La sangría hipotecaria que habíamos estado viviendo durante los últimos dos años, por la reducción de la demanda de las familias, y el cierre, casi absoluto, del grifo del crédito por parte de las entidades financieras ha llegado a su fin, a tenor de los últimos datos publicados por el Banco de España.

Según estos datos en octubre se produjo un incremento en la deuda hipotecaria de un 0.6%, con respecto al mismo indicador del año anterior. En concreto, estamos hablando de 678.095 millones de euros de deuda hipotecaria en nuestro país.

Si dejamos a un lado los meses previos al incremento del IVA en los que se produjo un incremento importante, y si tenemos en cuenta que los meses de agosto y septiembre sufrieron la caída tras un alza irregular, parece que octubre por fin ha estabilizado la tendencia y habida cuenta de que la eliminación de la desgravación fiscal no está teniendo el efecto que en un principio se podía pensar, muestra una recuperación general del sector.

Al menos ya no se está produciendo la caída que habíamos estado viendo durante toda la crisis, y una vez que nos movemos en cifra de más/menos 1%, podemos hablar de estabilidad, plataforma necesaria e indispensable para comenzar la senda de la recuperación.

Es de prever que en el año 2011, siguiendo el cauce de la recuperación económica en la que todos los analistas coinciden, certifique este cambio de tendencia y poco a poco nos vayamos moviendo de manera regular en cifras de crecimiento hipotecario sostenibles y sostenidos.

Este incremento de las hipotecas tirará, indefectiblemente, del sector inmobiliario que aunque nunca llegará, al menos no en el futuro cercano, a las cifras en las que se movió durante el mayor esplendor de la burbuja, sí que iniciará un camino sin vuelta atrás hacia cierta normalización.

La cuál repercutirá en una mejora del nivel económico del país, todavía muy dependiente de este sector, y con ello de todos los ciudadanos, debido a los empleos directos e indirectos que el ladrillo sigue produciendo en España, a pesar de promesas electorales de cambio de estructura productiva, la cuál, como tantas otras, se ha quedado en el limbo.