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El Euríbor a la expectativa de la primera decisión de Draghi

La sonrisa que todo lo sabe

La sonrisa que todo lo sabe

Parece que el Euríbor, como espectador de lujo que es, está pendiente de la primera decisión de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo que se producirá en el día de hoy, y para la que sólo quedan dos alternativas, o bien mantiene los tipos en el 1,50% o bien aprueba una rebaja de un cuarto de punto hasta el 1,25% (una subida es absolutamente impensable por la irresponsabilidad que ello supondría).

Todos los expertos coinciden en afirmar que lo que la economía europea necesita en estos momentos es una reducción de tipos que ayude al dinamismo de la economía, pero ya sabemos todos que las preferencias del BCE suelen ir por camino opuesto a las necesidades de la sociedad en todo aquello que no sea la lucha por el control exhaustivo de la inflación.

Una inflación que ahora parece ser la última preocupación de la economía de la zona Euro, más interesada en luchar contra el colapso generalizado que está sufriendo a todos los niveles. Sin embargo, Draghi pasa por ser una continuidad casi clónica de Trichet, por lo que hay pocas esperanzas de que la política del BCE se vea modificada con su mandato.

De momento, durante el mes de octubre hemos experimentado una estabilidad casi absoluta, ya que la primera cotización del mes se situó en el 2,085%, mientras que la cotización media del mes se situó en el 2,11%, es decir, poco más de 0,02 puntos porcentuales de crecimiento en todo el mes.

Un crecimiento que, comparado con el mes de septiembre se situó en los 0,04 puntos porcentuales, y, lo que es más importante, si lo comparamos con el mes de octubre de 2010 se incrementó en 0,6 puntos porcentuales, lo que supone un incremento en cuota mensual de unos 45 euros, para una hipoteca media, es decir, 540 euros extrapolados al conjunto de los 12 meses del año.

Se trata, en definitiva, de un incremento menor del que se ha venido experimentando en los últimos meses y que llena de optimismo a las familias hipotecadas ante una posible estabilidad en los próximos meses, lejos de las opciones del 2,5% que se venían barajando hace unos meses atrás.

Los bancos necesitan deshacerse de sus pisos

A la rica ganga

A la rica ganga

Durante el primer semestre del año 2011 las entidades financieras más importantes, descontada el Banco Santander, de la que no se tienen datos reales, sólo se ha podido deshacer del 3% del stock de viviendas que acumula en sus balances, debido, principalmente, a que la oferta que ha colocado en el mercado era de baja calidad y a precios poco competitivos, y todo ello a pesar de contar con el monopolio de la financiación.

Ello ha provocado que todavía tengan en sus balances una cantidad ingente de viviendas de las que tienen que empezar a deshacerse para evitar el bloqueo de liquidez absoluto, realmente importante ante el nuevo escenrio financiero que se plantea con el proceso de recapitalización bancario iniciado con la quita de deuda griega.

Por ello, las entidades financieras tienen previsto la rebaja de hasta un 50% en el precio de los pisos puestos en el mercado para conseguir deshacerse de ellos de la manera más rápida y, lo que es más importante, sacarán al mercado sus mejores viviendas, no como hasta ahora que habían venido ofreciendo sólo aquellas de las que se querían deshacer.

Esto es una buena y una mala noticia. Es una buena noticia para los compradores porque ahora tendrán más oportunidades en el mercado, y a mejores precios, pero es una muy mala noticia para los vendedores que, si ya tenían competencia desleal por parte de las entidades financieras, ahora ésta va a ser aún más notoria, ya que las entidades financieras competirán tanto en precio como en financiación.

Según los analistas hipotecarios en lo que queda de 2011 se debería de esperar una guerra de precios por parte de todos los canales de venta, en este caso, particulares, agentes inmobiliarios, promotores y entidades financieras, con lo que es probable que el precio de la vivienda se desplome antes de que finalice el año.

Este previsión coincide en el tiempo con la que han realizado los promotores y constructores españoles que creen que en estos dos meses que quedan se podrían perder hasta 60.000 nuevos empleos en el sector de la construcción, por lo que todo apunta a que estamos aún muy lejos del inicio de una recuperación definitiva, muy, pero que muy lejos.

La banca sube las cuentas, las tarjetas… y las hipotecas

El banquero está ya en el primer puesto para el siguiente podium

El banquero está ya en el primer puesto para el siguiente podium

Estamos en época de presentar resultados ante los amados accionistas y los bancos, por sus buenas o malas costumbres, no se pueden permitir reconocer que el negocio no va como antes. Este es el peaje que hay que pagar por la democratización de la economía que significa el acceso general a los mercados financieros, y por depender más de la imagen pública que del estado real de las cuentas.

Como la economía real no parece darse por aludida con los altisonantes llamamientos de las cumbres europeas, el FMI y el sursum corda, los bancos han decidido tirar por la cale del medio y apretar allí donde creen que habrá menos reacción negativa por parte de los clientes.

Para ser más precisos, las comisiones por mantenimiento de las cuentas bancarias ha pasado en en septiembre a 26 euros de media, desde los  22,5 que costaban en diciembre del año pasado. Lo mismo pasa con las comisiones pro las cuentas de ahorro y casi todos los demás productos financieros, a lo que hay que añadir que el descuento de efectos financieros, como pagarés, además de una labor titánica se ha convertido en un producto prohibitivo.

En lo que respecta a las tarjetas, lo que pagamos anualmente por tener una tarjeta de débito pasa ahora a una media de 20 euros, desde los 17,50, aproximadamente, que costaba el año pasado. Si la tarjeta es de crédito, en lugar de ser de débito, el precio anual de esta tarjeta pasa a una media de 37 euros.

En lo que a nosotros nos ocupa, que son los créditos y las hipotecas, la comisión de estudio para la apertura de una cuenta de crédito, esas que usamos en las reformas de los pisos, o en el funcionamiento diario de un negocio, las comisiones de estudio y apertura llegan ahora a un 1,2% y a un 3,20% respectivamente. Para las hipotecas, la comisión media de estudio es casi ya del 1 % y la de apertura llega a una media del 3,80 %.

Y todo esto sin contar con que también se han encarecido todos esos productos colaterales que nos exigen a menudo, como las pólizas de seguros, los planes de pensiones , etc.
O sea que va siendo hora de que hagamos cuentas de veras sobre lo que sacamos de los bancos y lo que nos cobran por ello, porque poco a poco empieza a ser una sangría importante.

Los bancos empiezan a negar hipotecas a los funcionarios

Para no dar puntada sin hilo...

Para no dar puntada sin hilo...

En temas de salud, también cuando se habla de salud financiera, todo síntoma es importante. Y este en concreto, me parece muy esclarecedor de la situación por la que están pasando los bancos, el mercado inmobiliario y el mercado hipotecario en general.

Según el portal inmobiliario Idealista, tener una plaza fija en la administración ya no es garantía de que te vayan a conceder una hipoteca.

En otros tiempos, la seguridad de esa clase de empleos y la afluencia fija y determinada de unos ingresos con muy pocas variaciones, eran considerados por los bancos como una garantía casi inatacable, hasta el punto de que realizaban grandes campañas para captar a esta clase de clientes. Los métodos eran variados, pero en general ofrecían menores comisiones, tarjetas de crédito a mejor precio y toda clase de productos financieros ventajosos.

Sin embargo, en la actualidad, los bancos se enfrentan al temor de que continúe el descenso en el precio de la vivienda y los inmuebles no puedan cubrir con su valor la cantidad prestada, generando un agujero en sus balances si en algún momento se obliga a valorar los inmuebles a su precio de mercado y no a su precio de venta, cosa que seguramente sucederá más temprano que tarde.

Además, las nuevas políticas de riesgos obligan a valorar como endeudamiento todas las cuotas mensuales que se abonen, ya sea por tarjetas, letras del coche o préstamos personales, por lo que los sueldos de los funcionarios a veces no son ya suficientes para entrar en las condiciones exigidas por los bancos.

En este caso, por tanto, si las barbas que vemos pelar son las de quienes tienen toda la seguridad en el empleo, el remojo de las nuestras debería ser olímpico, vaya…

Bajan las hipotecas y suben los desahucios

Las cosas se ponen cada vez más duras pra el atleta del día a día...

Las cosas se ponen cada vez más duras pra el atleta del día a día...

España está últimamente que se sale en términos deportivos, pero de veras que este récord hubiese sido mejor no batirlo.

Según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) publicados la semana pasada, el número de españoles incursos en un procedimiento judicial de desahucio por impago alcanzó un nuevo máximo histórico en el segundo trimestre del año, al contabilizarse 16.464 de estos procedimientos, un 21,2% más que en el mismo período del año anterior.

El lado bueno del asunto (si existe tal cosa) es que de estos desahucios judiciales, una parte corresponde a ejecuciones hipotecarias, mientras que el resto se debe a impago de alquileres. En ese sentido, los impagos de alquileres siguen creciendo mientras que los procedimientos judiciales abiertos por impago de hipotecas siguen descendiendo, en este caso un 20 % sobre el trimestre anterior.

Si nos ponemos a hacer una interpretación sociológica del asunto, y es arriesgado, hay que concluir que los que perdieron la casa se fueron de alquiler y no están pagando (porque no pueden) o que se han ido de alquiler (y no pueden pagar) aquellos a los que el banco nunca les concedió una hipoteca por falta de solvencia.

Así las cosas, creo que va siendo hora de ser serios y reconocer que el problema, el verdadero problema, es la falta de solvencia de los españoles. O dicho de una manera más clara: que no hay un duro.

Las alternativas, como siempre repito, son dos:

-Que empiecen a aflorar trabajo y riqueza para que los españoles podamos tener con qué pagar el lugar donde vivimos.

-Que nos demos cuenta de una buena vez de que no podemos vivir donde queríamos y acabemos por plantearnos la posibilidad de vivir donde podemos. O sea, un trasvase demográfico que ajuste precios.

Por mi parte, desde luego, prefiero la primera opción, pero no dejo en el olvido la segunda, mientras la casa del pueblo siga en pie.

¿Qué es eso de un banco malo? Hipoteca, política y demagogia.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Mr. Scrooge detesta los bancos malos.

Como estamos en precampaña electoral, parece ser que un banco malo es una cosa con dinero y cuernos que azota a los honrados trabajadores para repartir el dinero de los pobres entre los ricos y comprar tartas de manzana a Mister Scrooge, mientras los niños hambrientos miran los escaparates.

Sin embargo, cuando leemos un poco, resulta que la figura del banco malo la utilizan por primera vez gobiernos tan reaccionarios como las socialdemocracias de Finlandia, Suecia y Noruega en los años noventa, aunque hubo algún experimento anterior con las savings and loans norteamericanas en el periodo de Reagan. Se trata, pues, de una herramienta conocida y no adscrita a ninguna ideología en particular.

La necesidad de un banco malo surge como solución a una crisis de confianza, cuando las entidades financieras dejan de prestarse dinero entre ellas o de prestárselo a los particulares por miedo a la situación de solvencia de las otras entidades financieras. En esos casos se crea un banco que absorba los activos tóxicos de todas las entidades de modo que, al aflorar los activos peligrosos, todo el mundo tenga muy claro cual es la situación, dónde estamos, quién es es solvente y quien no, y a partir de esa transparencia vuelva a fluir el crédito y se reactive la economía. O sea, que se trata de aclarar el panorama para que la desconfianza no estrangule el crédito ni las hipotecas y el mercado pueda reactivarse.

Generalmente, es el Estado quien forma este banco malo y se queda con esos activos tóxicos, comprándolos a las entidades financieras a un precio muy inferior al de mercado y quedándose con una parte de las acciones del banco como garantía. Por tanto, la creación de un “banco malo”, es un proceso de nacionalización total o parcial de la banca, y por eso es la banca la que más duramente suele resistirse a este proceso que convierte al Estado en accionista.

En el caso de España, la idea progre de que se está dando el dinero de los contribuyentes a los banqueros es particularmente estúpida, ya que la inmensa mayoría del dinero necesario para el rescate de entidades financieras irá a parar a las Cajas de Ahorros, que son bancos públicos, gestionados por políticos. O sea: eso que tanto les gusta pedir a esos mismos progres como solución a la crisis.

El banco malo, por tanto, es una solución con la que habitualmente los bancos pierden dinero y los contribuyentes lo ganan, como sucedió en EEUU con los rescates de los bancos, donde las arcas públicas tuvieron un beneficio de alrededor de 12.000 millones de dólares sólo en la venta de su participación en Citigroup. En España quizás lo tengamos más crudo, repito, porque lo que rescatamos ya son bancos públicos, ese rescoldo colectivista de otros tiempos que algunos, con otro collar, siguen considerando mejores.

Hipoteca y manifestación contra la gripe

Manifestación pidiendo solución a las hipotecas. Foto Europa Press.

Manifestación pidiendo solución a las hipotecas. Foto Europa Press.

Siempre lo recordaré: cuando en España padecimos los terribles atentados del 11 de Marzo, los de las bombas en los trenes, los españoles salimos después a la calle para protestar contra aquella salvajada y para exigir el fin del terrorismo. Fue algo hermoso y muy español.

Por aquellas fechas estaba de viaje y recuerdo aún un periódico alemán, que no menciono para no equivocarme, que publicaba su viñeta de humor gráfico sobre esa enorme manifestación de los españoles contra el terrorismo. La viñeta consistía en miles de personas en una calle portando pancartas que decía. No a la gripe. Fuera gripe. Exigimos el fin de la gripe. Y la viñeta se titulaba: los españoles se manbifiestan por el fin de la gripe.

El chiste tiene algo de ofensivo y así me lo pareció, pero tiene tanto de realista que tuve que reconocerlo. A la gripe no se le exige nada. Se cura, se evita su propagación o se contrae. Pero no sirve de nada manifestarse contra la gripe, y lo que aquel periódico de las narices venía a decirnos era que madurásemos de una puñetera vez y dejásemos de vivir en ese mundo infantil donde basta pedir las cosas y patalear un poco para que papá, algún papá, nos dé lo que pedimos.

Pues con las hipotecas empieza a pasar lo mismo. Ayer domingo se convocaron manifestaciones en 41 ciudades españolas pidiendo soluciones para las hipotecas. ¿No os lo creéis? Aquí dejo el enlace, y de Europa Press, nada menos, no de un periódico sensacionalista.

Es comprensible que la gente esté angustiada y es comprensible que busque una salida para su miedo, pero mientras no veamos una manifestación de toda la gente que ganó dinero revendiendo sus viviendas, no puedo comprender por qué tenemos que verla de la gente que firmó lo que no debía, o lo que no podía pagar.

Hay que luchar, entiendo, para que se cambien las condiciones de las hipotecas y para que se eliminen las cláusulas abusivas, pero creer que se puede arreglar un problema como ese por el simple expediente de ponerse tras una pancarta me hace pensar que vivimos en una sociedad que ha perdido el norte, el sentido de la medida, y el penúltimo gramo de vergüenza.

Y es que ya me da igual que ese elija la resignación o la guillotina como método alternativo. Todo es mejor que ese término medio de parvulario irritado.

No me molesta el hecho, que comprendo perfectamente: me molesta la idea que lo hace posible. Qué horror.

Lo que significa endeudarse (o hipotecarse)

Hipotecados esperando solución...

Hipotecados esperando solución...

Insisto con mi manía de correr tras los conceptos. Cuando las palabras se usan mucho, acabamos por entender que significan lo que unos pocos quieren hacerlas significar, y por ese simple mecanismo se nos sustrae la capacidad de análisis, o lo que es lo mismo, la verdadera libertad. Porque ser libre sin tener ni idea de nada es una falacia.

Endeudarse significa obligarse uno a conseguir en el futuro más ingresos o tener menos gastos. Cuando firmamos una hipoteca, nos comprometemos, por treinta años, a tener unos ingresos y a reducir nuestros gastos. Los que impulsaron a los españoles a hipotecarse se portaban un poco como lo camellos, que lo único que quieren es el rendimiento inmediato sin preocuparse de lo que pasará mañana.

Una hipoteca, por fuerza, es una reducción de la demanda futura, porque una parte del dinero ya está gastado. Una hipoteca es una reducción del empleo futuro, pues al reducirse la demanda se reducen las necesidades de producción. Hipotecar a una parte importante del país, como aquí se hizo, supone, en resumen, que tendrá que haber mucho años de paro, muchos años de flojera económica y muchos años de anemia financiera, porque los recursos destinados a alimentar la economía durante tres décadas se los ha llevado alguien de golpe. Y no precisamente quien iba a poner una fábrica. Y no precisamente quien pensaba invertirlo en España.

Con el déficit público pasa lo mismo. Cuando el Estado tiene déficit, lo que está diciendo es que tarde o temprano subirá los impuesto o rebajará los servicios. Porque el déficit se paga con dinero prestado y el dinero prestado hay que devolverlo.

Eso, que tan simple nos parece, no lo comprendemos realmente en muchas ocasiones, y pensamos que se puede mantener por siempre el endeudamiento,. Por siempre la deuda y por siempre la hipoteca. Pero no.

No es de extrañar que sabiendo lo que sabemos de cuentas acabaran por hacer la Seguridad Social obligatoria. De lo contrario, mucho no cotizarían y de viejos acabaríamos manteniéndolos a escote…

¿A qué estamos jugando?

Como niños jugando en la calle

Como niños jugando en la calle

De la incoherencia congénita del actual Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero ya teníamos ejemplos suficientes como para no llevarnos sorpresas en el futuro, pero da la impresión de que a cada día que pasa la incoherencia es mayor dejándonos a todos en fuera de juego y sin saber a lo que estamos jugando.

Tras vendernos la moto de que a pesar de estar realizando los recortes que están realizando, obligados por la Unión Europea y los mercados internacionales, seguían apostando por la defensa de los intereses de los ciudadanos y por una política de marcado carácter de izquierdas, ahora resulta que nos enteramos de que van a validar las cláusulas suelo en su nueva modificación de la legislación hipotecaria.

Es decir, que nos han tomado por tontos. Porque si hay una cláusula abusiva en los contratos hipotecarios españoles esa es la cláusula suelo. Quizá no tanto por el hecho de existir en sí misma, sino más por la diferencia que existe con respecto a la cláusula techo marcando una ventaja evidente en favor de las entidades financieras y en contra de los propios ciudadanos que quedan indefensos ante los abusos de éstas.

Lo más curioso, por otro lado, es que el candidato socialista, Rubalcaba, sigue apostando por intentar recuperar a ese votante de izquierdo que su Gobierno se empeña en seguir desperdiciando, con lo que los hechos nos siguen demostrando que el PSOE sigue tirando piedras contra su propio tejado, ahondando cada vez más en la crisis de identidad e ideológica que padece desde el comienzo de la crisis.

Por tanto, no nos dejemos engañar más. El tiempo nos dirá si las políticas del actual gobierno son buenas o malas, si han sabido acertar o no, pero de lo que no hay duda hoy mismo, sin necesidad a esperar el paso del tiempo, es que no son políticas de izquierdas, más bien al contrario.

De todas formas, seguro que tendremos a un miembro del PSOE tratando de justificar la defensa de la cláusula suelo con un algún algoritmo ideológico de compleja comprensión, alargando la agonía de un gobierno que se ha visto claramente superado por la actual crisis.

Unos dicen blanco y otros negro

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Nadie se pone de acuerdo sobre su validez

Uno de los fundamentos para el buen desarrollo económico es el saber a qué atenerse, la seguridad jurídica de que las reglas del juego son unívocas y las mismas para todos, pero en los últimos tiempos parece que la realidad está yendo por caminos totalmente diferentes a lo que la teoría nos marca.

Cada poco tiempo vamos conociendo una nueva sentencia sobre la cláusula suelo, y la verdad es que pasamos del blanco al negro, para volver de nuevo al blanco, sin tan siquiera acordarnos del gris, que se queda como un color ignorado, de manera que unos jueces dicen que las cláusulas suelo son legales y otros que son abusivas, y todos parecen dar argumentos loables y plausibles, pero nadie parece acabar por convencerse de una verdad única.

Ahora ha sido el Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid el que ha autorizado las cláusulas suelo considerándolas como válidas y no abusivas, bajo el argumento de que en un contrato a tipo de interés variable la entidad financiera tiene derecho a fijar un tipo de interés mínimo, el cuál queda compensado por las condiciones más favorables en otros aspectos, como por ejemplo, un diferencial más competitivo (argumento avalado por el Banco de España).

Sin embargo, lo que no dice la sentencia es que para que el contrato hipotecario fuera justo de manera absoluta, la cláusula suelo debería de ajustarse más a la cláusula techo, algo que no ha sucedido, de forma que la primera era muy fácilmente alcanzable, mientras que la segunda era una utopía colocada más de cara a la galería que con intenciones reales.

Por ejemplo, el BBVA, una de las entidades demandadas y que ha salido bien parada de esta sentencia (con 22 cláusulas anuladas de las 51 que habían sido puestas a disposición del juez), ofrecía un contrato hipotecario en el que la cláusula suelo era del 3%, un valor muy real, mientras que la cláusula techo era del 15%, un valor inalcanzable.

Por tanto, las entidades financieras deberían de fijarse más en estas diferencias y dejar de lado el concepto en sí de la cláusula, que nadie, en su sano juicio, quiere discutir.

Limitar la deuda hipotecaria. Una necesidad para todos

No es muy seguro, pero es un puente...

No es muy seguro, pero es un puente...

Ya sabéis que no soy partidario de ir por ahí perdonando deudas a nadie y que creo que el que firma un contrato lo firma con todas sus consecuencias. Para quien venga aquí por primera vez, le dejo un ejemplo de artículo al respecto.

Sabéis también que creo que los hipotecados somos mucho más responsables que los bancos en el desaguisado que se ha armado, porque los que ganaron dinero vendiendo el piso a más de lo que compraron no reparten con el banco, así que los que lo pierden, que no traten de repartir pérdidas ni de repartir su hipoteca.

No obstante lo dicho, creo que es necesario limitar de algún modo la carga de la deuda hipotecaria, de modo que no se convierta en una carga social que debamos pagar entre todos. En la India, por ejemplo, las deudas se heredan de padres a hijos y pueden llegar generación tras generación, hasta el punto de que se siguen pagando deudas del siglo XIX. En potras sociedades, como la romana, o la inglesa de principios de la revolución industrial, se podía sufrir esclavitud o prisión por deudas.

Este tipo de conductas, aparentemente justicieras, acaban convirtiéndose en un daño para todos y en un lastre para la economía.

Por tanto, y como cada cual tiene lo suyo, creo yo que lo ideal sería que la deuda principal, o sea el capital prestado, se debiese para siempre, mientras que los intereses devengados por impagos los perdiese el banco y no siguieran creciendo una vez determinada la insolvencia del deudor hipotecario.

De este modo, cada cual paga lo suyo: el deudor, por pedir prestado lo que no podía pagar, y el banco, por prestar a quien no debía. Un sistema como este, que es un ejemplo, nos libraría de mucha deuda artificial, de mucho papeleo, y de la sensación de que todso el retarso siempre va en nuestra contra.

Y nos ayudaría a respirar sin vulnerar los derechos de nadie. Creo yo.

Haciendo leña del árbol caído

Así nos estamos quedando los ciudadanos

Así nos estamos quedando los ciudadanos

Éramos pocos…, haciendo leña del árbol caído…, cualquier refrán similar nos hubiera valido par explicar la tremenda situación de la que hemos sido víctimas durante el año 2010 todos los ciudadanos españoles, y seguro que también durante los años anteriores, aunque no tengamos cifras de lo mismo, y es que según ha denunciado la OCU los notarios y registradores de la propiedad cobraron hasta 93 millones de euros de más en las facturas aplicadas por cancelaciones hipotecarias.

Unas cantidades que se cobraron en exceso sobre las minutas fijadas por el Decreto del Gobierno de 2007 que limitaba estas cuestiones con el objetivo de dinamizar, entonces ya, la venta de viviendas y permitir que los gastos no se dispararan hasta cantidades inasumibles para los ciudadanos.

Así, en virtud de dicho Decreto, la tarifa de un notario por una escritura de unas diez páginas no debería de exceder los 70 euros en una cancelación hipotecaria, mientras que la de un registrador de la propiedad, para una operación similar debería de situarse entorno a los 24 euros.

Sin embargo, las facturas analizadas por la OCU referentes al año 2010 muestran cantidades totalmente diferentes, ya que los notarios, por término medio, vinieron cobrando 260 euros por estos servicios, mientras que los registradores de la propiedad 144 euros, en ambos casos cantidades muy por encima de las fijadas por el Gobierno.

Ahora la OCU ha denunciado estos hechos ante el Ministerio de Justicia y ha solicitado que se devuelvan las cantidades a las personas afectadas, de la misma forma que se detengan de manera inmediata estos abusos para permitir que el sector inmobiliario se formalice de una manera justa y equitativa para todas las partes.

Pero no podemos dejar pasar por alto una reflexión que debemos de realizar entre todos y es que si ahora nos enteramos de este abuso gracias a la denuncia de la OCU, de cuantos otros abusos no hemos llegado a conocer nada, o de cuantos otros somos todavía víctimas, sin que ninguna autoridad pública tome cartas en el asunto y haga que los reglamentos y las leyes se cumplan de manera correcta en beneficio del adecuado desarrollo de la actividad económica.