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El BCE cede a las presiones de toda Europa

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Sí, sí, parece que el Banco Central Europeo también es permeable a las presiones y en su reunión de esta mañana ha decidido rebajar el tipo de interés del dinero en la zona Euro en un cuarto de punto, dejándolo, por primera vez en la historia en el 0,75%, una gran noticia para todos los hipotecados en general, y para todos aquellos que quieran ir a pedir un préstamo.

Porque mientras que el Euríbor siga siendo la principal referencia para la fijación del tipo de interés sobre el que se va a constituir los préstamos, toda bajada del tipo oficial del dinero en la zona Euro repercutirá directamente sobre el interés que pagamos todos a las entidades financieras, ya que provocará una reducción del Euríbor.

Ahora, con un tipo en el 0,75% no sería descabellado pensar en un Euríbor en el 1%, algo histórico y que nunca creímos que podíamos llegar a ver, especialmente no hace unos cuatro años cuando el índice de referencia hipotecario se disparaba muy por encima del 4%.

Con esta reducción del tipo de interés del dinero el BCE demuestra su voluntad clara y meridiana de apoyar las políticas de crecimiento en las que se ha instaurado la Unión Europea, al menos últimamente, en favor de que se pueda producir una combinación entre el ahorro y la responsabilidad presupuestaria y un estímulo permanente a la generación de riqueza.

Hay incluso analistas financieros que augura nuevos descensos del tipo de interés para la zona Euro antes del final de año, con la posibilidad más que clara de que pudiéramos manejarnos en un entorno del 0,50% de tipo de interés, algo que llevaría al Euríbor a quedar por debajo del 1% a poco que se alargara este tipo de interés durante un tiempo suficiente.

La mejor noticia, sin embargo, no es tanto la reducción del tipo de interés en sí, que también, sino principalmente lo que ello supone en cuanto a entrada en razón del máximo organismo financiero europeo que, hasta ahora, se había obsesionado con luchar por la austeridad a costa de lo que fuera, perjudicando claramente a la sociedad en su conjunto.

Se acabó la crisis, ¿o no?

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La mejor noticia que podía tener Mariano Rajoy en estos meses de gobierno no ha venido precisamente desde Bruselas, sino desde Ucrania, y nada que ver con temas políticos o económicos, sino más bien desde una perspectiva deportiva, que todo lo puede, y todo lo tapa, hasta el punto de que las noticias económicas, nefastas habitualmente, han pasado a un segundo plano en los medios de comunicación.

Y nadie niega, y menos yo que soy un apasionado del fútbol, que la gesta del equipo nacional ha sido de aúpa, pero ello no debe distraernos, y espero que no lo haga, del camino en el que nos estamos metiendo, un camino que bajo el prisma de una supuesta recuperación económica nos está llevando hacia un rescate que nos va a generar más problemas que otra cosa.

Porque aunque hace unos días hemos celebrado con todo el ardor patriótico el acuerdo de los gobiernos de la Unión Europea, en función del cuál los rescates bancarios irían directamente a través de las entidades financieras, sin pasar previamente por los Gobiernos, con lo que no se convertirían en deuda, y ayudaría a relajar las tensiones de los mercados, lo cierto es que estos cambios legislativos no entrarán en vigor hasta el año 2013, con lo que el rescate a España sí se convertirá en deuda.

Con ello, a pesar de que en el largo plazo podremos estar en una mejor situación gracias a que los bancos no dependerán tanto de sus activos inmobiliarios, lo cierto es que en el plazo más inmediato nos quedamos como estábamos o incluso peor, con los intereses de nuestra deuda disparándose y con la prima de riesgo que aunque amaga con tender a la baja, siempre vuelve a subir antes de que podamos hacer nada por remediarlo.

En definitiva, alegrémonos todos por la victoria de España, pero no olvidemos que, al fin y al cabo, no es más que fútbol, y con esta victoria no se nos arreglan los problemas que tenemos acumulados en nuestra sociedad, tanto de ámbito económico como de índole político, lo cuál nos repercute en un futuro realmente desolador.

Hipotecas, deudas y bonos.

Somos prisioneros

Somos prisioneros

Si no fuese tan trágico, me daría la risa: al Gobierno se le ha ocurrido por aquí hablar de la figura de los hispabonos, y ya hay un montón de gente echándose las manos a la cabeza por lo descabellado de la propuesta. De hecho, como se lleguen a aprobar van a ser una fuente inagotable de conflictos y un sumidero de de dinero.

¿Y qué son los hispabonos? Son unos títulos de deuda pública mediante los cuales el Estado garantiza la deuda de las autonomías, con un mecanismo que hace que unas autonomías se hagan responsables y avalistas de las deudas que contraigan las otras. ¿Les parece bien a los murcianos tener que pasgar las deudas que contraiga el Gobierno extremeño? ¿Les parece bien a los navarros pagar la deuda de Galicia?, ¿le parece bien a Madrid y Cataluña avalarse las deudas entre ellos? La verdad es que no, y antes aún de que se haya aprobado la emisión de esta herramienta financiera ya ha comenzado la gresca.

Esto lo entendemos todos, ¿verdad? Pues aún así nos empeñamos a que a los holandeses, los alemanes y los austriacos les parezca bien pagar nuestras deudas. Somos capaces de comprender que dentro no parece razonable, pero no queremos entenderlo fuera e insistimos en mandangas como la insolidaridad y el odio a los niños pequeños. Los países del centro de Europa no quieren oír hablar de eurobonos porque eso supone dar dinero a países donde no controlan el presupuesto. La contrapartida, obviamente, es pedir el control sobre los presupuestos generales del Estado y su ejecución, pero conceder eso significa, ni más ni  menos, convertirse en una colonia.

¿Avalarías la  Volver a la botica de la abuela de tu vecino de portal?, ¿avalarías la hipoteca de tu vecino de calle?, ¿avalarías la deuda de los locales comerciales del edificio donde vives? ¿Pagarías la hipoteca del edificio de enfrente sin que te diesen voz y voto en sus cuentas?

A lo mejor la respuesta a todo este maremágnum está en estas preguntas tan simples.

Se reduce el número total de hipotecas

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ciudadano luchando contra la crisis

Los datos parecen tozudos: más de la mitad de las viviendas que aún se compran, se compran con hipoteca. Son muy pocos los que pueden comprar la vivienda al contado, y buena parte de las operaciones inmobiliarias que se registran sin hipoteca corresponden en realidad a donaciones encubiertas y otro tipo de operaciones. Pero la inmensa mayoría del que compra una casa, lo hace hipotecándose.

Lo que llama la atención es que, después de muchos años, el número de las hipotecas canceladas haya superado por primera vez a las de nueva planta. Las razones las conocemos todos: restricción del crédito, crisis económica, desempleo y todas las formas imaginables de inseguridad.

Pero además de las obvias, hay dos razones más:

-Deseo de los bancos de desapalancar la cartera inmobiliaria.

-Esperanza de los posibles compradores en una posible bajada del precio de los pisos.

En cuanto a la primera razón, hay que tener en cuenta, y por fin es una idea positiva, que cada mes que pasa los bancos van cobrando intereses de millones de hipotecas y van reduciendo el monto que se les debe. Por tanto, cada mes que pasa y los hipotecados pagamos, los bancos están un poquito menos entrampados. De ahí que algunos digan que si se consigue salir de la quiebra inicial, los bancos serán viables y estarán en condciiones de devolver, con intereses, el dinero que se les preste. Ojalá sea verdad.

Por otro lado, la obligación en que se verán los bancos de sacar al mercado sus activos zombies hace pensar a muchos posibles compradores que le precio de los pisos va a bajar, y esperan a ese momento. La apuesta no parece mala, porque sobre un precio de ciento cincuenta mil euros, por ejemplo, una bajada de un diez por ciento es mucho dinero.

Así las cosas, la reducción de las hipotecas aclara el escenario para el rescate bancario y pone en la casilla de salida a muchas familias, aún solventes, que desean sacarle el mejor partido posible a esa solvencia.

Y acabo con un dato:  los particulares españoles debían en abril 855.840 millones de euros, un 3,5% menos que en el mismo mes del año anterior, lo que significa que estamos ante la cifra más baja desde septiembre de 2007.

En principio, a mí me parece que va por buen camino.

Seguimos en caída libre en lo que a hipotecas se refiere

Al menos tú llevas paracaídas

Al menos tú llevas paracaídas

En lo que supone la mayor caída de la historia de esta serie estadística, el saldo hipotecario de las entidades financieras cayó este pasado mes de abril en un 7,05%, en tasa interanual, según los datos aportados por la Asociación Hipotecaria Española, hasta situarse en los 966.514 millones de euros.

Pero no sólo eso, ya que en tasa intermensual también nos encontramos con una caída del 0,9%, importante por las cifras que se manejan, y que dejan en entredicho la viabilidad de las tasas por encima del 20% de crecimiento interanual a la que asistíamos un mes sí, y otro también, durante los años de bonanza económica.

En términos absolutos se produjo una reducción de 73.264 millones de euros en comparación con los datos de abril de 2011, y de 8.780 millones de euros con respecto al mes de marzo de este mismo año

Siguiendo con la valoración absoluta nos encontramos con que del total del saldo hipotecario vivo sostenido por las entidades financieras españolas, 887.416 millones de euros pertenece a los bancos y cajas de ahorros (lo que supone una caída del 7,64%), 65.409 millones de euros a las cooperativas de crédito (con una reducción interanual del 4,95%) y 13.689 millones de euros a establecimientos financieros de crédito, los grandes beneficiados de la crisis.

Y es que estos establecimientos, fuera del cauce habitual de entidades que ofrecen hipotecas, incrementaron su saldo hipotecario en un 35% durante el mes de abril, y en comparación con el mes de abril de 2011, lo que certifica, en cierto modo, la existencia de demanda hipotecaria.

Porque los clientes que acaban acudiendo a estos establecimientos financieros de crédito son ciudadanos que han acudido previamente a su banco o caja habitual y han recibido un no por respuesta, lo que les lleva a apostar por esta nueva alternativa.

Con ello no podemos por menos que redundar en la idea generalizada de que los bancos y cajas españoles están haciendo mucho daño a la economía con su incapacidad de participar en la economía real y su obcecación en enrocarse en sus propias necesidades y dificultades financieras, lo cuál está repercutiendo en el bloqueo generalizado de todos los sectores de producción y de consumo.

La sociedad no aguanta más la situación con Bankia

Todos a por Bankia

Todos a por Bankia

Este domingo unos 200 indignados se han manifestado en la Plaza de Lavapiés de Madrid con el objetivo de reclamar una solución real al rescate de Bankia, más allá del beneficio evidente del que está disfrutando la entidad financiera como consecuencia de la inyección de dinero público.

En concreto, los manifestantes reclamaban una medida de clara justicia social, como sería el estatuto de alquiler social para todas las viviendas que la entidad financiera tiene vacías y en propiedad, las cuáles han ido pasando a sus manos como consecuencia de los impagos de las hipotecas y posteriores embargos.

Desde la plataforma de indignados se considera que es de justicia social que estas viviendas vayan a parar a manos de los ciudadanos, los cuáles hemos pagado el rescate a Bankia con nuestro dinero de los impuestos, por lo que no parece de recibo que la entidad financiera pueda seguir manteniendo estos inmuebles sin sacarlos al mercado a precios sociales.

Sin embargo, no parece que Bankia esté por la labor de ofrecer esta posibilidad a los ciudadanos, ni que el Gobierno esté por la labor de presionar a la entidad financiera para que así sea, en un nuevo ejemplo de desgobierno al que asistimos, certificando que seguimos en manos de los mercados, tanto nacionales como internacionales.

Además, hay que reconocer que la manifestación no tuvo el seguimiento que se podía haber esperado, principalmente porque faltó algo de publicidad al acto, por lo que no parece que pueda tener la fuerza social suficiente como para forzar un cambio en la dirección del Gobierno.

En este sentido, desde la plataforma de indignados han iniciado otras campañas con el mismo objetivo de lograr la justicia social. Destaca por ejemplo el crowdfunding que han lanzado para conseguir el dinero suficiente que permita sacar adelante una querella contra Rodrigo Rato, por su mala gestión al frente de Bankia.

En definitiva, la sociedad sigue diciendo basta ante los desmanes de los dirigentes políticos y las altas esferas financieras, pero el problema es que mucha gente sufre pero poca protesta, con lo que los desmanes se siguen produciendo y los responsables se van de rositas.

El saldo hipotecario sigue a la baja

El dinero sigue candado a cal y canto

El dinero sigue candado a cal y canto

Según los datos que ha publicado esta semana la Asociación Hipotecaria Española, el mes de marzo registró la mayor caída interanual en el saldo hipotecario de toda las serie estadística, lo que certifica las dificultades con las que se sigue encontrando el sector.

Concretamente, el saldo hipotecario durante el tercer mes del año quedó fijado en 975.293 millones de euros, lo que supone un descenso del 6,68%, una caída que se confirma también con el descenso que se ha producido, de manera oficiosa, en abril, con una caída del 6,26%.

Aunque no hay duda de que la reducción del saldo hipotecario es esencial para que podamos empezar a recuperar la economía española, lo cierto es que la velocidad a la que se está produciendo es preocupante, tanto como la velocidad a la que crecía durante los años de burbuja inmobiliaria, cuando nos encontrábamos con crecimientos por encima del 20%.

Una reducción de este calibre viene a significar que la velocidad a la que se constituyen nuevas hipotecas es menor que la velocidad a la que se amortizan las ya constituidas. Unas amortizaciones que, en la mayoría de las ocasiones, tienen su fundamento en el embargo y posterior desahucio producido por la falta de pago de las cuotas hipotecarias mensuales.

El problema es que nada hace pensar que en un futuro próximo podamos empezar a plantearnos una recuperación del sector inmobiliario que pueda ralentizar la caída, más bien al contrario, por lo que deberíamos de abandonar la idea de reconstruir nuestra economía sobre la base del “ladrillo” e intentar apostar por nuevas alternativas.

Unas nuevas alternativas que sólo tendrán razón de ser desde el fundamento de la financiación como fórmula necesaria para conseguir proyectos de inversión viables y sostenibles, proyectos que puedan permitir que las empresas busquen productos y servicios de alto valor añadido con los que generar empleo de una manera directa.

Sin embargo, las políticas de los gobernantes parecen ir encaminadas en la dirección de la austeridad absoluta, sin alternativas de crecimiento reales, con lo que la crisis que ya dura demasiado, puede acabar durando aún más, castigando a las familias en peor situación económica y social.

El Euríbor parece estabilizarse en mayo

El Euríbor nos da un respiro

El Euríbor nos da un respiro

El Euríbor, principal índice de referencia de las hipotecas españolas hasta que el IRS empiece a tomar fuerza de una manera definitiva, parece que ha estabilizado su caída en los últimos días de cotización algo que ha dejado sorprendidos a la inmensa mayoría de los analistas.

Si el indicador empezó el mes de mayo en el 1,303% y a partir de ahí empezó a bajar en la primera semana de cotización hasta cerrar el 9 de mayo en el 1,277%, es decir, en apenas 10 días 0,03 puntos porcentuales de descenso, realmente importante.

Sin embargo, a partir de ese momento, se ha estabilizado de manera casi absoluta cerrando el 16 de mayo, a mediados de mes, en el 1,268%, es decir, apenas 0,009 puntos porcentuales, con lo que se nota la estabilización y el control de la caída del Euríbor.

Por tanto, podríamos encontrarnos con que la caída del Euríbor ha pasado a mejor vida y que nos empezamos a encontrar con el fondo del Euríbor, algo en lo que parecen coincidir, de manera generalizada muchos analistas, que no ven posible un Euríbor por debajo del 1,2%.

Tenemos que recordar que con un tipo de interés para la zona Euro en el 1%, es lógico pensar que el Euríbor debe de estar ligeramente por encima de ese valor, ya que el Euríbor recoge la media del tipo de interés al que se prestan las entidades financieras entre sí, que debe de ser necesariamente superior al tipo de interés que tienen que pagar por el dinero que toman prestado.

Aún así, todo apunta a que a final de este mes de mayo nos encontraremos, sin duda, en un entorno del 1,25%-1,26%, lo cuál comparado con el 2,147% con el que se cerró en el mes de mayo de 2011 nos arrojaría una diferencia de unos 0,9 puntos porcentuales, que traducido a cuota podría suponer una rebaja de más de 50-60 euros mensuales.

Una rebaja que, como siempre, dependerá mucho de la cláusula suelo que se pueda tener firmada desde el momento de constitución de la hipoteca, la cuál, como siempre decimos, limitaría ese descenso, dejándolo en agua de borrajas perjudicando claramente a las familias hipotecadas españolas, que se tendrían que conformar con el valor mínimo fijado.

¿Pero de dónde viene la ruina autonómica?

Monumento a las finanzas autonómicas

Monumento a las finanzas autonómicas

Como veis, estos días trato de escribir sobre algo más que hipotecas, aunque sólo sea tratando de responder a las muchas cuestiones que surgen en este blog o en otros en los que participo.

Sabréis  ya, porque lo sabemos todos, que las entidades financieras han rebajado el nivel de confianza de la deuda autonómica española hasta límites de bono basura en varios casos y poco menos en otros.

O sea, que la mayor parte de las autonomías van mal, con rachas atemporaladas de muy mal o incluso desastroso si nos referimos, por ejemplo, a Cataluña o Valencia.

Lo que nos puede el cuerpo en estos casos es despotricar contra el despilfarro de los políticos, pedir su cabeza, la guillotina o el garrote vil, pero lo ciertos es que, siendo todo eso necesario, convendría antes que nada saber qué ha pasado para llegar a esta situación.

El problema es fundamentalmente un caso sangrante de incentivos perversos: los gobiernos autonómicos prestan los servicios a los ciudadanos, pero en lugar de cobrar los impuestos y tener capacidad normativa sobre ellos, para subirlos o bajarlos, se limitan a pedir transferencias de dinero al Estado central. ¿Y qué sucede? Pues que mediante este mecanismo deja de haber relación entre los servicios que se prestan y los impuestos que se cobran, de manera que una comunidad tiene más o menos dinero según lo bien o mal que negocie con el Gobierno, y hno según los impuestos que cobre a los ciudadanos.

Si los valencianos, por poner un ejemplo, hubiesen tenido que pagar un céntimo más en la gasolina para poder tener un premio de Formula 1, a lo mejor el presidente de Valencia hno se hubiese atrevido a cobrarlo, por miedo a que le cortasen los cataplines. Pero como bastaba con pedir, pidió, se lo dieron, y ahí estamos.

Lo otro, lo de la mala gestión, la corrupción, el mamoneo, el despelote generalizado de las competencias, el amiguismo, las competencias solapadas, las duplicidades y la alegría contratando afiliados de su partido como funcionarios ni lo menciono. Es tan obvio que no merece ni dos líneas.

Soportando el chaparrón

Cada una lo soporta como puede

Cada una lo soporta como puede

Con la que está cayendo es agradable comprobar como todavía se mantienen algunas buenas ofertas hipotecarias que poder llevarnos a la boca, al menos en teoría, porque otra cosa será ya que luego nos la concedan que visto lo visto es algo cada vez más complejo.

Sin embargo, ING Direct e iBanesto siguen manteniendo su lucha particular, lo cuál acabará por beneficiarnos a todos nosotros que podremos disfrutar de un diferencial mucho más económico. De esta manera, mientras que la mayoría de las entidades financieras se están moviendo por diferenciales sobre el 3-4% estas dos operadoras online siguen manteniendo en el mercado un diferencial del 1,49%.

Además, siempre y cuando se mantenga una cierta vinculación con ellas se pueden eliminar la inmensa mayoría de las comisiones, con lo que al final todo queda mucho más barato. Como pega tenemos las restricciones habituales de las hipotecas online, basadas principalmente en lo rígido de sus ofertas.

Si en una entidad financiera al uso siempre tienes la posibilidad de modificar alguna de las condiciones en función de tus circunstancias, en lo que se refiere hipotecas y entidades financieras online el cliente se tiene que someter a las condiciones fijadas en el paquete de oferta estipulado, sin casi margen de maniobra real.

Esta competitividad extrema de las entidades que operan casi exclusivamente online se debe a la transparencia que ofrece el mercado de Internet a los consumidores, de forma que pueden comparar diferentes productos de manera inmediata con un mero golpe de click.

Una transparencia que, aunque se está intentando perseguir en las últimas modificaciones legislativas aprobadas por los diferentes gobiernos, tanto regionales como estatal, no llega nunca a conseguir el nivel que se puede alcanzar en Internet, por lo que las diferentes asociaciones de consumidores recomiendan siempre darse una vuelta por la red antes de contratar cualquier producto hipotecario.

En definitiva, en Internet encontramos las mejores ofertas, aún en estos tiempos de chaparrón, aunque no son aptas para todos los bolsillos, sino sólo para aquellos que se pueden permitir cumplir con los estrictos requisitos y las rigideces exigidas por las entidades que operan a través de soporte online.

Hipotecas y recortes: pasar de todo como solución aceptable.

La estrategia del castor: sumergirse y esperar.

La estrategia del castor: sumergirse y esperar.

Decía un comisario de infausta memoria, que a veces saber mantener el orden es no hacer nada, y un político no mucho mejor valorado que una de las artes más difíciles de aprender a la hora de gobernar es la de no hacer nada en absoluto y dejar que los problemas se resuelvan solos.

Por supuesto, conociendo al personal, esta política de brazos cruzados le parecerá encantadoramente eficaz a más de cuatro, pero antes de apoyarla con todo entusiasmo conviene saber por qué, en el caso de los bancos y las hipotecas, todos los esfuerzos tienden a ella.

En este blog y en otros muchos, hace años que se viene hablando de la parálisis de las instituciones europeas y de su incapacidad para llegar a acuerdos o diseñar planes de acción que resuelvan de una vez por todas la falta de credibilidad de los mercados.

Sin embargo, el problema consiste en que los pisos valen cada vez menos, los bancos tiene buena parte de sus activos convertidos en ladrillos y vigas de bovedilla, y las hipotecas de sus balances son activos tóxicos, o lo que es lo mismo, activos que pueden convertirse en impagados en cualquier momento.

Pero resulta que los que tenemos una hipoteca sabemos que hay que pagarla mes a mes, y eso lo saben también los bancos. Por tanto, cada mes que pasa, el riesgo de los bancos disminuye porque hay una serie de cuotas que se han pagado, y unas cantidades de dinero que se han recibido. Los bancos, por tanto, están tan pillados como nosotros y por el mismo plazo.

Por eso, una solución posible es esperar a que la sucesión de cuotas pagadas vaya aminorando el riesgo, diluyendo los impagos, y con ayuda del IPC en unos pocos años, cinco o seis, tendremos que el dinero vale un 20 % menos, y la deuda total de los hipotecados es un poco menor, con lo que resucitarán pro sí mismos los balances de los bancos.

¿Optimismo? No. Simplemente reconocer que a veces la solución menos traumática es la más larga. Veremos si llega a funcionar o todo salta por los aires mucho antes…

La morosidad de las familias, el gran problema de la banca

Las cuentas siguen sin salir

Las cuentas siguen sin salir

A pesar de que la banca se las prometía muy felices con la morosidad de los promotores inmobiliarios, la cuál les había llevado a perder mucho dinero, no hay duda, pero que parecía últimamente controlada, ahora llega otro gran problema de dimensiones siderales y de muy difícil consideración.

Se trata de la morosidad de las familias españolas en sus préstamos hipotecarios. Como consecuencia del incremento persistente y pertinaz de la tasa de desempleo, cada vez hay más familias que no tienen capacidad real para poder pagar sus hipotecas, y acaban, por tanto, por dejar de pagar sus cuotas.

Esto provoca que las entidades financieras acumulen un agujero negro sin solución, más allá del embargo de la vivienda, algo que acaba por repercutir de manera negativa sobre las propias entidades, con lo que acaba por convertirse en la pescadilla que se muerde la cola.

Desde las asociaciones de consumidores, donde se reconoce este problema y las dificultades que puede crear al sistema, abogan por una solución pactada, de manera que las entidades financieras encuentren alternativas para que los propios clientes puedan seguir pagando sus cuotas y ellos no pierdan mucho dinero.

Se trataría de profundizar en el campo de la renegociación hipotecaria, ampliando cuotas y reduciendo tipo de interés, lo cuál provocaría una reducción de beneficios para bancos y cajas en el corto plazo, no hay duda, pero en el medio-largo plazo permitiría mantener un volumen adecuado de ingresos.

Además, de esta forma las familias españolas podrían seguir manteniendo sus viviendas sin problemas, a pesar de su situación económica de extrema dificultad, a la espera de que llegaran tiempos mejores que les permitieran afrontar el futuro con mayor optimismo.

Ya hay Comunidades Autónomas, como el País Vasco, donde el gobierno regional está abogando por este tipo de soluciones, convencidos de que es la única fórmula adecuada para intentar salir todos juntos de la crisis, más allá de hundir el sistema a costa de bancos y familias.

Lo único seguro, eso sí, es que el desempleo seguirá creciendo en los próximos meses, y con él las dificultades de todos los agentes relacionados con toda la economía en general.