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Los pisos caerán aún más

La vivienda sigue al rojo vivo

La vivienda sigue al rojo vivo

La verdad es que ya no sé que decirte, ya no sé si decirte que se trata de una buena o de una mala noticia. Vamos por partes. En principio, es una buena noticia porque al caer los pisos estos serán más asequibles para las familias dispuestas a comprar una vivienda. Ahora bien, ¿qué ocurre con aquellas familias que necesiten desprenderse de la suya?

Quiero decir. Durante los años de burbuja inmobiliaria cualquier familia de clase media podía hacerse con una vivienda en propiedad gracias a las hipotecas regaladas que ofrecían los bancos por doquier, y son esas familias, en la mayoría de los casos, las que quieren vender ahora sus viviendas encontrándose con que el precio ha caído de manera importante y con que, lejos de recuperarse, va a caer aún más.

Y eso es, precisamente, lo que nos dice la agencia Fitch, que tras analizar el estado del sector inmobiliario en nuestro país ha llegado a la conclusión de que el precio de la vivienda sólo ha caído un 25% desde que comenzara la crisis, lo cuál parece insuficiente para las necesidades del sector que todavía sigue realmente sobrevalorado, según los cálculos realizados por esta agencia.

Por los datos que maneja la caída de las ventas inmobiliarias se han situado en un 70%, y para poder compensar dicha caída se necesitaría un descenso del precio de la vivienda cercana al 40%, lo que nos ofrece ese 15% pendiente para estos próximos años.

Sin duda, la presencia del “Banco Malo” servirá para que el precio de la vivienda caiga de manera más pronunciada ya que hasta ahora las entidades financieras mantenían el precio de los pisos artificialmente altos con el objetivo de no reflejar en sus balances las pérdidas acumuladas como consecuencia de su exposición excesiva al ladrillo.

Algunos expertos auguran que con ello podríamos empezar a ver la luz al final del túnel y encontrarnos con una situación más positiva a la hora de iniciar la senda de la recuperación definitiva de la crisis, con un sector inmobiliario más reducido, por supuesto, pero menos expuesto a los rigores de la financiación excesivo.

El futuro del Euríbor

Una carga para toda la vida

Una carga para toda la vida

Todos sabemos que estamos viviendo un cuento de hadas con el Euríbor, un cuento que, como todos, está condenado a terminar aunque mucho me temo que nada tendrá que ver con el tradicional “y comerán perdices”, más bien con el “acabarán condenados al infierno”, que me acabo de inventar con motivo de este post.

Y es que a poco que hagamos una aproximación al futuro más inmediato que nos espera nos encontramos con unos diferenciales realmente elevados para todas las hipotecas firmadas a partir de 2010, ya que en esos momentos y a pesar de que el tipo de interés estaba realmente por los suelos y las entidades financieras podían hacerse con dinero barato, para compensar las pérdidas generales que estaban sufriendo las pocas hipotecas que se concedieron tenían unos diferenciales prohibitivos.

Por ello, en cuanto el Euríbor suba a un valor “normal”, que entendemos que sería el que ronda el 2,5-3%, si le aplicamos el diferencial medio de 2,5 que se ha venido aplicando en todas las nuevas hipotecas nos estaríamos situando en un tipo de interés del 5% que trasladado en cuota supone un golpe más que duro para las ya deterioradas economías domésticas españolas.

En este escenario, ya poco importa que las familias comiencen a recuperar algo su estabilidad económica, ya que incluso en una situación de trabajo estable se tendrán que enfrentar a un incremento artificial de sus cuotas hipotecarias, absorbiendo ésta toda la mejora económica que se pudiera estar planteando en el ámbito familiar.

Por tanto, aunque pareciera que los que han obtenido una hipoteca en estos años de crisis son afortunados ante la sequía general de financiación que se ha venido observando, lo cierto es que son los grandes perjudicados por la misma, ya que en cuanto el Euríbor recupere su tono quedarán ahogados y asfixiados por una situación insostenible.

Y lo peor es que se trata de una situación que se va a producir sin que podamos hacer nada para remediarlo, ya que en cuanto la situación económica remonte lo más mínimo, el primer indicador que experimentará un incremento será el Euríbor, arrastrado por la subida de los tipos de interés por parte del BCE.

El Euríbor seguirá bajando en 2013

El hombre al que todo el mundo escucha

El hombre al que todo el mundo escucha

Las palabras de Mario Draghi no dejan lugar a dudas y abren claramente la puerta a la posibilidad de que durante el próximo año 2013 se produzcan nuevos descensos del tipo de interés dentro de la zona Euro para intentar paliar, dentro de lo posible, la situación del crecimiento económico de los países que la conforman.

La situación realmente alarmante en la que se encuentra Alemania ha hecho que el Banco Central Europeo no sólo no se plantee recuperar posiciones en lo que al tipo de interés se refiere, sino que ya deje entrever nuevas bajadas, con el objetivo claro de que los mercados perciban el mensaje y comiencen a tomar posiciones favorecedoras para la Unión Europea.

Estas bajadas del tipo de interés de la zona Euro para 2013 provocarán que el Euríbor siga con su tendencia a la baja durante el próximo año, beneficiando tanto a los que ya tienen suscrita una hipoteca como a aquellas familias que se estén planteando esta posibilidad.

Bien es cierto, sin embargo, que este beneficio es altamente relativo, ya que nos encontramos con la cláusula suelo para las familias que ya tienen una hipoteca contratada, y con el artificial crecimiento de los diferenciales aplicados por las entidades financieras en sus hipotecas, para las que quieran contratar un nuevo préstamo hipotecario.

En cualquier caso, es cierto que ninguna familia hipotecada pagará en 2013 más que en 2012, con lo que, en el peor de los casos se encontrará con una cuota mensual congelada, que no es una ventaja desechable teniendo en cuenta la situación en la que nos encontramos en estos momentos.

Se habla de que pudiéramos encontrarnos, incluso, en un escenario de un tipo de interés al 0%, aunque esta medida sólo se daría en caso de que la situación económica en la zona Euro nos llevara al borde del precipicio, del que todavía estamos un tanto alejados, a pesar de lo que pudiera parecer.

En definitiva, 2013 será un año relativamente bueno para las hipotecas, y si se produce una cierta recuperación del sector financiero, también para los préstamos y créditos en general, ya que con tipos de interés por los suelos la financiación debería también recuperarse.

La hipoteca regresa a sus vicios. Hipotecas por más del 100 % de la tasación

Una película que ya hemos visto...

Una película que ya hemos visto...

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio, pero me temo que en este país nuestro la necesidad agudiza la torpeza, o eso hay que pensar al saber que de nuevo, una vez más, los bancos están dando hipotecas por encima del 100% del valor de tasación de los pisos, quizás con la esperanza de que si las cosas salen más seamos todos los que paguemos el pufo. Esta práctica irresponsable, dirigida  de momento de manera exclusiva a los compradores de los pisos que los bancos tienen en stock,  está siendo aplicada por BBVA, Popular y Sabadell, entre otros, y va dirigida a que los compradores puedan hacer frente a toda la serie de gastos que apareja la compra de un piso, como impuestos, notarios, registradores. Por tanto, y resumiendo, están vendiendo pisos a gente que no tiene ahorros y que no ha demostrado, hasta el momento de la compra, la capacidad de generar un excedente económico, ya sea por falta de renta o por exceso de gasto. La idea, para los bancos, es captar nuevos clientes y sacar de su balance el peso  muerto de esos pisos. En mi opinión, se trata de una simple jugada de probabilidad: tenemos estos pisos porque colocamos hipotecas a los que no podían pagarlos. Volvemos a intentarlo, y los nuevos que lo cojan pagarán o no. Si pagan, salimos ganando, y si no pagan, el pufo ya lo teníamos. Estamos ante uno más de los muchos casos que vemos a diario de incentivos perversos, donde todo se coordina para hacer las cosas mal. El comprador piensa que se puede hacer con una vivienda, y que luego, si no puede pagarla, ya llorará a quien sea para que no lo desahucien. El vendedor piensa que puede quitarse ese muerto del balance y que luego, si se repite al insolvencia, ya aparecerá quien sea para hacerse cargo del marrón. Y ese quién sea somos todos, me temo. La banca se defiende de todo esto diciendo que si no hay clientes solventes, en loas parámetros habituales, hay que buscar liquidar las viviendas con clientes que no cumplan todos los parámetros pero sean los mejores p0sibles. La respuesta cabal parece no contemplarla nadie: si no hay clientes solventes, no hay mercado y es mejor dedicarse a otra cosa. Lo contrario es vivir en el fraude y del fraude. Fácil de entender pero difícil de asumir, me temo.

El año de la asfixia crediticia

Sin créditos no hay vida, económica se entiende

Sin créditos no hay vida

Muchos se las prometían muy felices con la llegada del PP al poder y su fama de grandes gestores, algo que ha quedado desmentido de manera casi absoluta al ver como no sólo no han conseguido reflotar la economía española sino que, más bien al contrario, la están hundiendo cada vez más por culpa de sus medidas de austeridad absoluta.

Una austeridad que está recortando a marchas forzadas la renta disponible de las familias españolas y con ello se está provocando la contracción del consumo y de la inversión, entrando en un círculo vicioso del que no parece fácil salir ya que se trata de vasos comunicantes que acaban de retroalimentarse hasta el infinito.

A ello tenemos que añadir la incapacidad de obtener financiación de los bancos y cajas por parte de las empresas y los ciudadanos. Las sucesivas reformas financieras que han obligado a éstas a incrementar sus provisiones y la falta de una fuerza coercitiva real sobre el dinero prestado a estas entidades, está provocando que los bancos y cajas se estén dedicando a sanear sus balances antes de plantearse la posible concesión de nuevos préstamos y créditos.

Ello está repercutiendo directamente en la economía productiva, en la economía del día a día, ya que si las empresas no tienen acceso a financiación no tienen capacidad para iniciar nuevos proyectos, ello provoca que se resienta el empleo, al resentirse el empleo se resiente el consumo y los ingresos de la Hacienda Pública, que ingresa menos por cotizaciones y gasta más por prestaciones, y todo ello provoca que la producción se resienta aún más.

La única salida posible es que el Gobierno obligue a las entidades financieras a abrir el grifo del crédito o bien que se plantee la posibilidad de orquestar un entidad crediticia de carácter estatal, por ejemplo dotando de mayor capacidad al ICO, que en lugar de trabajar a través de las entidades financieras podría hacerlo de manera autónoma, y con ello conseguir romper el círculo vicioso en el que nos hemos introducido sin solución de continuidad aparente, con un futuro más que negro a poco que echemos un vistazo a los datos económicos.

Nos quedamos sin palabras con el Euríbor

Y seguimos con el Euríbor a cuestas

Y seguimos con el Euríbor a cuestas

La verdad es que uno ya no sabe lo que pensar a propósito del Euríbor, mes a mes nos llevamos las manos a la cabeza ante la caída libre en la que se encuentra y en el mes inmediatamente posterior nos damos cuenta de que lo del mes anterior no era nada porque aún está más bajo. Una caída que, sin embargo, no acaba de beneficiar a los consumidores.

Y es que el problema, como casi siempre, es que la bajada de precios queda absorbida de una manera misteriosa mientras que cualquier subida es repercutida de manera casi inmediata a los consumidores. Así nos encontramos con que las nuevas hipotecas concedidas siguen teniendo un tipo de interés muy elevado y que las revisiones mensuales de tipo de interés de hipotecas ya concedidas no hacen bajar la cuota tanto como deberían.

Lo segundo se debe a la fatídica cláusula suelo que sigue haciendo estragos en los bolsillos de los consumidores que tras frotarse las manos al ver los valores tan ínfimos del Euríbor se golpean contra un muro cuando descubren que todo era un espejismo pasajero porque su cuota no bajará tanto como habían pensado. Unas cláusulas suelo de las que se viene hablando largo y tendido durante los últimos años pero que nunca terminan de desaparecer.

En cuanto a las nuevas hipotecas, el problema radica en el hecho de que nos encontramos con unas entidades financieras que están ampliando de una manera excepcional sus márgenes y sus comisiones, de manera que al final el tipo de interés resultante que tiene que abonar el nuevo hipotecado por su préstamo es muy superior al que marca el mercado.

En este sentido nos encontramos, una vez más, con que la banca siempre gana y el consumidor siempre pierde, siendo al final el país el gran perjudicado. Porque con un Euríbor tan bajo la financiación debería de fluir de manera sencilla repercutiendo en una mejora de las condiciones económicas generales del país. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el crédito sigue bloqueado y con ello cualquier intención de recuperación económica que se pudiera empezar a plantear.

A buenas horas mangas verdes

Siempre tarde, muy tarde

Siempre tarde, muy tarde

Cómo siempre suele suceder la política marcha detrás, muy detrás, de la calle y por fin parece que anoche el PP y el PSOE han llegado a un acuerdo sobre los desahucios en nuestro país, una modificación legislativa que, aunque todavía no es oficial sí que presentará los siguientes puntos estrella:

1. Moratoria: Todas aquellas familias más desfavorecidas, aunque todavía no han quedado fijados los requisitos para ser consideradas como tal, tendrán una prórroga de dos años en el pago de sus hipotecas, a partir de cuyo momento tendrán que empezar a volver a hacerse cargo de sus deudas.

2. Valor de la vivienda: En estos momentos las familias con todos sus miembros en paro pueden detener el desahucio de su vivienda por impago si el valor de éste no supera los 200.000 euros. Con la modificación legislativa se intentará incrementar este umbral con la posibilidad de llegar incluso a duplicarlo en el caso de familias numerosas.

3. Umbral de ingresos: Se fijará unos ingresos mínimos por debajo de los cuáles no se podrá ejecutar un desahucio. La cantidad que ha salido de manera extraoficial es de 19.000 euros, es decir, 2,5 veces el SMI.

4. Avalistas: Se intentará proteger la figura del avalista para que su responsabilidad esté más limitada y sólo se pueda ir contra ellos en el caso de que estén apuradas todas las pobilidades contra el deudor.

En definitiva, se trata de medidas que, a priori, buscan la protección de las familias y lo cierto es que, de alguna manera sí que lo puede conseguir, al menos en la teoría del papel. Ahora habrá que ver como se implementan estas ideas en el día a día de las familias con una hipoteca a cuestas, porque de buenas leyes está lleno el limbo de la realidad.

En cualquier caso todo parece que llega demasiado tarde, con demasiadas familias hundidas en la miseria como consecuencia de las dificultades hipotecarias acumuladas durante meses y meses de falta de ingresos de manera reiterada, y, la retroactividad, que era una de las reivindicaciones de los grupos de presión popular no parece que vaya a ser ni tan siquiera tenida en cuenta.

La hipoteca impagable y el fin (temporal) de los desahucios

Interesante novela de Evelyn Waugh, autor también de Retorno a Brideshead. No sé por qué se me habrá venido a la cabeza...

Interesante novela de Evelyn Waugh, autor también de Retorno a Brideshead. No sé por qué se me habrá venido a la cabeza...

Lo primero de todo, invitaros a responder a la encuesta que hemos puesto esta semana sobre el controvertido tema de los desahucios. Porque lo cierto es que todas las opciones son buenas y todas tienen razón. Las analizamos una a una:

Sí, hay que detener lo desahucios porque quizás eso lleve a modificar una ley hipotecaria abusiva y también un poco simplona, basada en la buena fe de las partes y en que todo el mundo se comporta, como dice el código mercantil, “como un honrado y probo padre de familia”, Los hechos, sin embargo, parecen confirmar más bien la teoría de juegos, según la cual todo el mundo se comporta tratando de buscar su beneficio, sin importarle los marrones (a las que en bonito se  llama externalidades ) que van quedando a su paso. Por ese mecanismo, mucha gente obró de manera imprudente, comprando un piso mayor o mejor de lo que podía pagar, y muchos bancos dieron hipotecas a gente que dejaría de pagarlas en cuanto soplase la primera brisa en contra. La ley hipotecaria, por tanto, no está ni con los tiempos ni a su altura, y tiene que buscar una mejor adaptación a al realidad económica actual.

La suspensión temporal de los desahucios perjudicará a los que todavía pagan, porque los recursos de los bancos van a estar orientados a cubrir este boquete durante un buen periodo de tiempo. Si lo que necesitábamos era clarificar la situación y que se supiera cuanto antes cual es la situación real de nuestro sector financiero y sus activos tóxicos, impedir a los bancos la liquidación de impagados puede llevar la necesidad de recapitalización a cuotas desconocidas. Y ojo, que no digo altas, sino desconocidas, lo que es mucho peor en un momento como el presente, donde parecer ser mejor la muerte que la incertidumbre. Además, los españoles nos conocemos: una vez que desaparece la amenaza de que te pongan en la calle, ¿cuántos creéis que dejarán de pagar de los que ahora estaban pagando? Pronto conoceremos las cifras, pero preveo un repunte importante en la morosidad. Al tiempo.

Sí, los desahucios son un drama y una tragedia, y no sólo personal, sino también económica para todo el país. No me extiendo más, porque ya hablé sobre ello hace unos días. Aquí os dejo el enlace

Por último, es cierto también que la paralización de los desahucios perjudicará a la credibilidad exterior de nuestros bancos y nuestras cuentas, lo que se convertirá en una nueva ronda del efecto dominó. Como los bancos tienen menos medios para recuperar lo prestado, tendrán más dificultades para acceder a la financiación, prestarán menos, subirá el paro, y entraremos en otra ronda depresiva, sin ni siquiera el alivio de que el Gobierno venga al rescate, porque tampoco habrá quien compre la deuda pública.

La alternativas, por tanto, es simple: o vamos de duros y nos estrellamos, o vamos de compasivos, y nos estrellamos. Visto así, como España es país católico, preferiremos estrellarnos por resultar compasivos. Lo malo es que la Merkl es hija de un pastor protestante y no ni abogada ni licenciada en filosofía, sino en Física. O sea que entenderá que los pecadores deben pagar por sus pecados y que dos y dos son cuatro.

Lo demás, monsergas.

Ya lo veréis.

Alquiler social en lugar de dación en pago

Migajas del pobre

Migajas del pobre

Ante el miedo que el sector financiero sigue provocando entre los partidos políticos nacionales, tanto el Gobierno como la oposición parecen haberse puesto de acuerdo en la opción de apostar por el alquiler social como una manera de contentar a su electorado a la vez que no perjudican demasiado al sistema financiero.

¿En qué consiste el alquiler social?

Se trataría de obligar a la entidad financiera correspondiente a negociar un alquiler social con su cliente en caso de que éste no pudiera hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias, de forma que se fijara una renta mensual en función de los ingresos del cliente hasta que la situación volviera a la normalidad.

Sería una especie de carencia, pero en lugar del pago de los intereses se estaría abonando un alquiler por la vivienda. En esta situación la entidad financiera se garantizaría unos ingresos, algo menores, eso sí, pero ingresos al fin y al cabo, mientras que el cliente podría mantener su vivienda en estos tiempos difíciles.

La gran ganancia de las entidades financieras es que de esta forma conseguirían no perder tanto dinero como sí harían en caso de la dación en pago, que les obligaría a hacerse con una vivienda por un precio muy inferior al que fijaron inicialmente en la hipoteca, perdiendo con ello mucho dinero, ya que el valor de mercado de estos inmuebles hoy en día está por los suelos.

En definitiva, se trata de contentar a la mano que te da de comer, porque no podemos olvidar la gran cantidad de créditos y préstamos que han sido condonados por parte de las entidades financieras a los partidos políticos bajo la idea de que con ello se conseguiría un futuro más prometedor para dichas entidades, como el tiempo se ha empeñado en demostrarnos con las continuas ayudas que están recibiendo.

Porque aunque el propietario de la vivienda pueda seguir viviendo en la misma pagando el alquiler social, no se contempla la posibilidad de que éste prefiriera en un momento dado deshacerse de la misma mediante el proceso de dación en pago, con lo que los ciudadanos volvemos a salir perjudicados en favor de los bancos y cajas.

¡Qué viva el desplome del Euríbor!

Las cuentas siguen sin salir

Las cuentas siguen sin salir

Si alguien nos hubiera dicho hace unos años que el Euríbor estaría por debajo del 1% le hubiéramos tachado de iluminado, en la peor de las acepciones de la palabra, y si hubiera osado a anticipar un valor del indicador hipotecario sobre el 0,65% nos hubiéramos reído en su cara, mandándole a la hoguera en el mismo momento en el que nos hubiera hablado de una comparativa interanual en caída de un punto porcentual y medio.

Sin embargo, la realidad siempre supera a la ficción y ese ese el panorama con el que nos encontramos en este mes de octubre. El Euríbor sigue marcando sus mínimos históricos y cerrará este décimo mes del año en valores sobre el 0,65%, lo que supone el valor más bajo desde que se utiliza el Euríbor como principal índice para el cálculo del tipo de interés de las hipotecas.

Por tanto, no podemos por menos que decir que nos encontramos en un buen momento para todas aquellas familias que ya tienen contratada una hipoteca, porque, en caso de que no tengan cláusula suelo podrán disfrutar de un ahorro importante en sus cuotas mensuales, y en el caso de que sí que la tengan instaurada, al menos sus cuotas se mantendrán estables.

Otra cosa es lo que sucede con las familias que intentan obtener una nueva hipoteca ahora, ya que a pesar de que el Euríbor está por los suelos, la verdad es que el diferencial que se está aplicando por las entidades financieras hace que todo quede en nada y que el tipo de interés resultante acabe siendo elevado para los tiempos que corren.

En definitiva, nos alegramos de la caída del Euríbor, porque en líneas generales es una buena noticia, pero no tan buena como podría serlo por culpa de las entidades financieras que quieren seguir ganando dinero a costa de los ciudadanos de una manera legal, pero ilegítima, y de las propias administraciones públicas que no son capaces de hacer fuerza contra las entidades a las que han estado financiando en estos últimos años a base de ayudas públicas que acaban por caer en saco roto en lo que a beneficio general de la sociedad se refiere.

La vivienda sigue cayendo, pero ¡sigue sin ser suficiente!

Seguimos hundiéndonos

Seguimos hundiéndonos

Todos los expertos económicos nos advirtieron de la situación en la que nos encontrábamos en plena burbuja inmobiliaria y de las dificultades con las que nos encontraríamos en cuanto la burbuja estallara, bueno no todos, sólo algunos, pero el caso es que se veía venir, y entonces se apuntaba a que los precios de la vivienda debían de caer drásticamente antes de que nos pudiéramos empezar a plantear la recuperación.

Pues bien, según el Indice de Mercados Locales que elabora periódicamente la tasadora Tinsa, una de las más importantes del país, el precio de la vivienda en nuestro país ha caído un 46,5% de media desde que se alcanzaran los máximos históricos en el año 2007, es decir, que según estos datos nos encontramos con que los precios se han reducido en casi la mitad.

Y no es sólo que nos encontremos con precios que se han desplomado, sino que además el proceso parece seguir sin solución de continuidad a juzgar por los valores que cada trimestre van apareciendo. Si nos atenemos a los valores que ofrece la propia Tinsa nos encontramos con que en el tercer trimestre de este año 2012 la caída de precios ha sido de un 11,5%, similar a la caída que se experimentó en el trimestre inmediatamente anterior.

Las Comunidades Autónomas con una mayor caída de los precios de la vivienda fueron Cataluña, Navarra, Baleares y Aragón, con un descenso respectivo del 19,1%, 16,8%, 15,4% y del 15%, es decir, claramente por encima de la media nacional, agudizando su situación de crisis importante en la que se encuentran inmersos.

Pero la situación se agrava aún más sin tenemos en cuenta que se considera que los precios de las viviendas tienen que seguir cayendo durante los próximos meses ya que la creación del banco malo debería, al menos en teoría, generar un descenso en los precios de los pisos de en posesión de las entidades financieras.

Es decir, que el próximo índice no debería de ser muy diferente, incluso peor, que el actual y ofrecernos una situación realmente desoladora en lo que al sector inmobiliario se refiere, provocando una perpetuación de la crisis sin un límite temporal claro.

Seguimos sin hipotecas

El sector hipotecario sigue en su pozo sin fondo particular

El sector hipotecario sigue en su pozo sin fondo particular

La nueva estadística del Instituto Nacional de Estadística referente a las hipotecas concedidas durante este pasado mes de agosto no deja títere con cabeza ya que refleja una caída del 28,5% en el número de hipotecas constituidas en tasa interanual, hasta completar un volumen global de 21.106 préstamos hipotecarios, un valor que nos retrotrae al año 1995, justo en el peor momento de la última crisis vivida por nuestra economía hasta la actual.

Es decir, que nos encontramos con un sector hipotecario que, muy lejos de iniciar la senda de la recuperación, sigue cayendo en picado sin solución de continuidad y sin que parezca que haya luz en el horizonte a juzgar por las perspectivas de todos los expertos económicos que siguen apostando a la baja con la economía española.

Esta caída de hipotecas no hace sino reflejar el estado del sector financiero español, que sigue anclado en sus propios problemas internos, y que se encuentra empantanado hasta decir basta con la presión incesante y constante de las autoridades europeas y sin que nadie quiera hacer nada para intentar remediarlo.

Ahora bien, esta situación viene provocada por el propio sector financiero, no nos engañemos, ya que las entidades financieras concedieron préstamos hipotecarios muy por encima de sus posibilidades (permanente letanía utilizada en contra de la ciudadanía), ya que se olvidaron de las buenas prácticas financieras que determinan la concesión de créditos en función de los depósitos obtenidos y se lanzaron a la obtención de liquidez a través de los mercados mayoristas.

De aquellas tierras estos lodos, y ahora están totalmente apalancados, haciendo que la concesión de hipotecas se desplome, negando el crédito a los autónomos y empresas y con ello redundando en la actual situación de crisis en la que nos encontramos inmersos.

Y el problema es que no sólo están negando los créditos hipotecarios, sino que además, los que se están concediendo tienen unas condiciones realmente duras, con un tipo de interés medio del 4,23%, según los propios datos del INE para el mes de agosto, algo realmente paradójico si tenemos en cuenta los valores actuales del Euríbor, superando los mínimos históricos del indicador.