Durante los meses en los que el Euribor se disparó por encima del 5%, hubo una moda que conquistó a gran cantidad de hipotecados en potencia que se dejaron seducir por los bajos tipos de interés de la economía japonesa, y así como por la falta de información proporcionada por sus entidades financieras, cayendo en las procelosas aguas de las hipotecas multidivisas.
Cualquier asesor medianamente informado aconsejará no aceptar este tipo de financiación para una primera residencia, y en todo caso, sólo aceptarla si se dispone de la solvencia suficiente como para hacer frente a los cambios en el tipo de cambio de divisas como el que se está produciendo en estos momentos.
Y es que tras la debacle que sufrió Japón como consecuencia del tsunami y posterior catástrofe nuclear, el Yen, su moneda nacional, y en la que estaban referenciadas la inmensa mayoría de las hipotecas multidivisas, se apreció de manera exponencial, con lo que los ciudadanos que necesitan comprar yenes con euros se encuentran ahora con un grave problema.
Porque de poco sirve que el tipo de interés en Japón esté muy bajo, si luego se necesitan más euros para comprar los mismos yenes, que es lo que está sucediendo con las hipotecas multidivisas, que en poco menos de un año han doblado el valor de las cuotas hipotecarias a devolver, así como el capital pendiente de amortizar.
Así, multitud de titulares hipotecarios se enfrentan ahora a una situación que no pueden controlar como es unas cuotas que no pueden devolver ya que se les ha doblado, y a pesar de haber estado amortizando sus hipotecas durante varios años ahora deben más de lo que solicitaron inicialmente.
Ello se produce porque las entidades financieras no informaron debidamente a los usuarios sobre las posibles consecuencias negativas de las hipotecas multidivisas, y porque los titulares se fiaron de un producto financiero que no conocían plenamente.
En definitiva, una vez más, la incultura financiera de la sociedad española provoca consecuencias impredecibles que afectan de manera directa a los ciudadanos de a pie, normalmente a aquellos sin recursos como para hacer frente a estas consecuencias.