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La vivienda y las cuentas públicas

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Lo que el Estado recaudó con el mercado de la vivienda. Grafico de Idealista.com

Ya es oficial: el agujero en nuestras cuentas ha llegado a un billón de euros. Ese es el importe de nuestra deuda pública, del que el 86 % corresponde al Estado, un 10 % a las Comunidades autónomas y un 4% a los ayuntamientos. En realidad, es el Estado central es responsable de una parte un poco menor, ya que ha soportado el fondo de liquidez de las comunidades en quiebra y los fondos para pagos a proveedores de las administraciones locales.

El caso es que las cuentas del Estado no cuadran, y son muchas las razones. Una de ellas, que nuestras hipotecas le facilitaban unos maravillosos ingresos que, de pronto, han desaparecido. Y los gastos nunca desaparecen, porque para suprimir gastos hay que cabrear a alguien, y el mayor deseo de cualquier político en nuestro sistema es poder tener a todo el mundo contento, aunque sea a costa del futuro, un futuro en el que a lo mejor gobiernan otros, que serán los que tengan que lidiar con ese toro, o comerse ese marrón, si hablamos más claro aún. De eso va la democracia, se supone

Echad un ojo a la gráfica: esos eran los ingresos que el mercado de la vivienda, a través de distintos impuestos y cargas, facilitaban al Estado, y su evolución en estos años.

El caso es que de 2007 a 2013, los ingresos tributarios procedentes de la vivienda se han quedado en menos de una tercera parte de lo que eran. ¿Veis ahora por qué nadie estaba dispuesto a detener aquella locura de los millones de pisos construidos, las hipotecas concedidas hasta al perro del apuntador y la euforia de los políticos? ¿Comprendéis ahora pro qué Rodrigo Rato, todo un ministro de Economía, dijo que “las viviendas suben porque la gente las compra y las puede compra”?

Al final las cosas siempre tienen una explicación y rara vez tiene que ver con la buena fe, al menos en estos casos en los que aparece involucrada la codicia o la especulación.

Los presupuestos municipales, los de las Comunidades Autónomas y los del Estado siguen anclados en unos tiempos en los que disponían de ese dinero. El caso es que ya no existe esos ingresos, ni tampoco existen las Cajas de Ahorros para seguir metiendo el sablazo al ciudadano por la puerta de atrás, y las cuentas acaban por cantar solas. O por desplomarse.

Acabo con una anécdota esclarecedora: en la mayoría de los ayuntamientos, los presupuestos no se diseñan viendo los ingresos y decidiendo en qué se puede gastar ese dinero. Lo que se hace, en el mundo real, es decidir primero el gasto y luego, sólo después, ir buscando de dónde va a salir ese dinero.

Y si no lo creéis, porque es increíble, preguntad a cualquiera que haya estado alguna vez en política municipal.

Es de risa.

Hipoteca en chino

Pues no sé si dice hipoteca o no por aquí, pero creo que algo de eso hay.

Pues no sé si dice hipoteca o no por aquí, pero creo que algo de eso hay.

Dicen por ahí que España empieza a ser una ganga para los compradores extranjeros, y algo de verdad tiene que haber en semejante afirmación cuando la compra de vivienda en España por parte de extranjeros ha subido un 21% en los íltiumos tres meses.

El caso más peculiar es el de los compradores chinos, que han desembarcado con fuerza en nuestro país, por varias razones:

-En primer lugar, el mercado inmobiliario español está relativamente barato desde su punto de vista, sobre todo si se compara con la enorme, descomunal burbuja inmobiliaria que está viviendo el gigante asiático. De esa burbuja hablaremos en mejor ocasión, pero su estallido, y todas las burbujas estallan, puede tener consecuencias devastadoras para la economía global.

-En segundo lugar, se busca la rentabilidad. Dados los paupérrimos tipos de interés, la abundancia de liquidez provocada por la expansión monetaria de los bancos emisores y la aversión al riesgo de los inversores mundiales, la compra de un piso en España puede ser una salida para conseguir rentabilidades un poco superiores a las que ofrecen otros productos. Esto, unido a que el mercado inmobiliario español tiene recorrido a la baja, pero mucho menos que el que podrían tener los pisos en otros países, puede convertir a nuestro mercado inmobiliario en un mercado atractivo. O al menos, en una solución menos mala.

-En tercer lugar, y no menos importante, para los compradores chinos es especialmente atractivo comprar un piso en España porque a partir de ciertas cantidades esto les otorga el permiso de residencia. De hecho, al comprar el piso están comprando también el acceso a nuestra sanidad, nuestra educación y nuestras infraestructuras, y todo en el mismo paquete, pagando al que vende el piso y sin que el resto de españoles veamos un duro. No niego que puede ser una idea positiva, sobre todo tratándose de gente emprendedora como suelen ser los chinos, pero sigue rechinando un poco que la posibilidad de comprar un piso o suscribir una hipoteca otorgue derechos civiles al que lo hace.

En resumen, en muchas zonas, sobre todo en la costa y en las grandes ciudades, las inmobiliarias están empezando a contratar personal que hable chino. Hay que adaptarse al cliente, y no se puede desaprovechar ninguna oportunidad de deshacerse del excedente de todos estos años.

El plan de vivienda y las VPO

VPO (Vísperas Para Órgano)

VPO (Vísperas Para Órgano)

Bueno, pues parece que el Gobierno se ha decidido de una vez a cumplir la vieja expectativa de algunos sectores sociales, aunque todavía no hay nada hecho y se trata de un plan, uno de esos planes que acaban en leyes, en aguas de borrajas o en inquilinos mediopensionistas sin derecho a desayuno.

¿Y de qué se trata? De acabar con la construcción de Viviendas de Protección Oficial en régimen de propiedad para poner todo el énfasis en la Vivienda de Protección Oficial en régimen de alquiler.

Como siempre, en estos casos, hay opiniones para todos los gustos, pero a mí, personalmente, me parece una medida positiva, sobre todo en un momento en el que la vivienda ha dejado de ser un bien exclusivamente de utilidad para convertirse en un refugio de capital.

Precisamente por eso, el bien debe ofrecer su utilidad, que es servir para que la gente viva en él, peor me parece injusto, y hasta diría aberrante, que el resto de españoles paguemos a escote la propiedad de unos frente a la de otros.

La vivienda de protección oficial no deja de ser una subvención que unos ciudadanos, por unas determinadas circunstancias y condiciones, reciben del erario público. Que se permita su utilización en condiciones ventajosas puede ser justo, pero que se convierta en una riqueza familiar por el hecho de que alguien haya ganado un sorteo (o más frecuentemente porque haya tenido cierto tipo de mano entre quienes la concedían) no es de recibo.

Lo que, de todas maneras, no se termina de entender es que siga subvencionando pro un lado la creación de un parque de viviendas públicas en alquiler y por otro se rescate a los bancos con dinero público sin obligarlos a que todas esas hipotecas que lastran sus balances y sus carteras no pasen precisamente a engrosar el parque público de vivienda.

¿En qué quedamos? O necesitamos vivienda pública, y en ese caso podemos quedarnos con toda la que queramos a cambio de las jugosas, chorreantes, catarátricas ayudas públicas a la banca, o no la necesitamos, y en ese caso no queda claro qué pintan estas promociones.

Lo que se sospecha, al final, es que necesitamos que se construyan viviendas, porque el cemento es la droga que pide en vena nuestra economía, llena de políticos que no saben hacer otra cosa y, pro qué no decirlo, millones de trabajadores que tampoco saben hacer otra cosa.

Pena, oigan…

 

La hipoteca y el crowding out

Obreros trabajando en busca de la fuga por la que se escapa la pasta...

Obreros trabajando en busca de la fuga por la que se escapa la pasta…

Que sí, que el mercado de la vivienda está muy mal y que los bancos andan como locos buscando clientes solventes para darle una hipoteca porque su negocio consiste en eso, prestar dinero y cobrar un interés por ello.

De todas maneras, dicen que  las hipotecas solicitadas aumentaron un 19% en junio. Ya veremos…

Todo esto suena muy bien en teoría y es muy razonable, pero hoy voy a tirar de un concepto de libro de texto para explicar lo que tantas veces he venido repitiendo: el crowding out.

El crowding out es el efecto que se produce en la economía financiera cuando del sector privado es expulsado del mercado por la voracidad del sector público a la hora de captar recursos financieros. Cuando un estado, como por ejemplo España, está desesperado por captar los recursos de los ahorradores, o de los bancos emisores, para cubrir sus emisiones de deuda pública, los particulares y las empresas se ven expulsado del mercado, ya que los bancos ven un menor riesgo en la deuda pública, un negocio seguro (piden al banco central a un tipo bajo y prestan al Gobierno a un tipo alto), y piden, además, utilizar esa deuda pública como colateral (garantía) para pedir nuevos préstamos a los bancos emisores.

El negocio es redondo para todos, excepto para los ciudadanos, que se ven perjudicados de varias maneras:

-Por una parte, quedan fuera de los mercados financieros, con lo que ni logran una hipoteca ni consiguen que se renueva o conceda una póliza de crédito para sus empresas o negocios.

-Por otro, a través de impuestos y presupuesto público, son los ciudadanos los que tendrán que devolver esos préstamos que tan alegremente piden los Gobiernos, y que tan ricamente y con tanta facilidad conceden los bancos.

-Por último, los bancos se capitalizan de manera ficticia, utilizando la garantía del Estado, que es la de todos, para pedir mayores préstamos. Eso e slo que significa, ni más ni menos, que la deuda pública pueda ser colateral de nueva deuda pública.

En nuestro caso, sólo os daré un dato: en 2008 debíamos 401.000 millones de euros. Hoy debemos 982.000 millones.

Otro día, cuando queráis, hablamos de dónde ido a parar ese dinero…

 

Hipoteca y deflación

Los que empujan cuando queremos subir

Los que empujan cuando queremos subir

A todos, a primer golpe de oreja, nos suena muy mal que suban los precios, y nos sonaría mucho mejor que los precios bajasen, que se abaratase la cesta de la compra y todo fuese más asequible. Los hechos, sin embargo, van por otro lado.

Ahora que todos los datos parecen indicar que el IPC sigue siendo negativo, nos encontramos con que una bajada generalizada de precios, que es a lo que habitualmente se llama deflación, tiene unos efectos aún más devastadores para la economía, y que precisamente por eso, este jueves día 5, se va a reunir el Banco Central Europeo en busca de medidas que combatan tan peligroso fenómeno.

¿Pero cómo afecta la deflación a nuestra hipoteca?

Pues en principio, modificando al alza el coste real de lo que tenemos que pagar. A la hora de calcular una hipoteca a treinta años, el coste real se calcula descontando del valor de las cuotas la inflación anual, con lo que pagamos realmente menos dinero cada año aunque las cuotas sean constantes. Sin embargo, en un caso de deflación, sucede justo lo contrario: cada cuota es un poco más cara que la anterior en valor real aunque su valor nominal permanezca inalterado. La idea es clara: la inflación devalúa el dinero, y la deflación lo valoriza.

Una bajada generalizada de precios lleva aparejada una bajada de salarios, y un aplazamiento de las decisiones de compra, porque el que tiene algo de efectivo sabe que aplazando el momento de la compra puede obtener un precio mejor. Y esto es fatal para la economía.

¿Y qué se puede hacer?

Pues de eso se va a hablar. Hay dos medidas que parecen imponerse al resto: una bajada de los tipos de interés, cerca del 0%, que obligue a los bancos a prestar a las pequeñas empresas y familias, y una impresión masiva de dinero, que es lo que en inglés se llama Quantitative Easing.

Ambas tienen efectos sobre la hipoteca, así que según se decida una cosa u otra (o ninguna) seguiremos hablando de ello.

Propuestas novedosas sobre hipoteca y vivienda

Que dice que puede

Que dice que puede

Las recientes elecciones europeas han supuesto un pequeño terremoto en el escenario político español. Digo terremoto porque los grandes partidos han perdido del orden de cinco millones de votos y el sufragio se ha fragmentado hasta el punto de que España enviará al parlamento europeo representantes de hasta diez formaciones políticas. Y digo pequeño porque, contra viento y marea, contra todo lo esperado, ha vuelto a ganar el Partido Popular, y ha ganado unas elecciones en las que todo el mundo vota un poco al voleo, por aquello de que el parlamento europeo hace como que decide cosas, pero los que verdaderamente cortan el bacalao son los gobiernos nacionales.

Y dentro de este terremoto, lo más comentado está siendo la irrupción de Podemos, una formación radical de izquierdas que en sólo cuatro meses ha conseguido reunir en torno a su programa, o la figura de su líder, más de un millón de votos.

En el programa de esta formación, la vivienda y la hipoteca desempeñan un papel preponderante, así que vamos a ver qué es lo que propone este nuevo partido sobre el tema que ocupa a este blog, aunque sólo sea para ver de dónde vienen lso vientos y qué es lo que ha apoyado un millón y pico de personas.

-1-Recuperación del impuesto de patrimonio, con un mínimo exento para la vivienda familiar en función de la renta y sin exenciones para segundas viviendas.

Yo siempre he creído que el impuesto sobre el Patrimonio es doble tributación, pero vale. Parece razonable tal y como se plantea.

-2-Establecimiento de garantías reforzadas a nivel europeo para garantizar la protección efectiva del derecho a la salud, la educación, la vivienda, la jubilación, etc…

Sobre esto, ya escribí un artículo hace tiempo, así que permitidme que cite a los clásicos y tal.

-3-Adopción de un plan europeo de vivienda basado en la creación de un parque de viviendas públicas y de alquiler social, con incorporación de las viviendas vacías al parque público, gravando con impuestos los inmuebles vacíos no ofrecidos en alquiler social.

Opino que habría que hacer otro tant0 con los novios y novias infrautilizados, porque hay mucha gente necesitada de abrazos, por decirlo finamente. Pero vale.

-4- Acceso preferente al alquiler social para todos los ciudadanos sin techo y en situación de exclusión social, los jóvenes que abandonan el hogar paterno, madres solteras, mujeres maltratadas y otros colectivos con especial necesidad.

Cuando las desgracias otorgan derechos, todo el mundo se busca una desgracia. Y si no la encuentra, la crea. Pero en principio, lo reconozco, suena bien.

-5- fomento del alquiler frente a la adquisición en propiedad, otorgando subsidios familiares de vivienda en función de la renta.

Salvo por lo de los subsidios, que todos sabemos en qué acaban, lo aplaudo sin reservas.

-6- Consideración del suministro de luz, agua y calefacción como un derecho básico inalienable, que debe ser garantizado por parte de empresas públicas.

Creo que aquí empieza el festival de piruletas.

-7- Actualización de los padrones y registros de la propiedad vinculados a los servicios de agua, gas y electricidad para conocer el uso de las viviendas y para crear un registro de viviendas desocupadas.

Insisto en lo del padrón, también, para novios y novias con poco uso, extendiéndolo progresivamente a cónyuges.

-8-plan de rehabilitación energética de edificios y de viviendas con objetivos anuales que permita un ahorro estimado para el sector del 50% de su consumo energético respecto al nivel de 2009, sin que todo ello suponga incremento de los precios de alquiler.

¿Un 50% de ahorro energético y sin incrementos de precios? Dios los oiga, y tal…

-9-Limitación de las actuaciones administrativas o judiciales a la devolución del uso al legítimo propietario en caso de que dicho inmueble resulte necesario para el uso o sostenimiento de su unidad familiar.

Esta medida viene a decir que si alguien tiene que quedarse en la calle es el hijo del propietario. Todos los demás tienen algún derecho sobre esa vivienda.

-10- Reorientación de instituciones como el frob y la sareb para convertirlos en instrumentos dedicados a la recuperación de las ayudas públicas concedidas a la banca.

Mi aplauso sin reservas.

-11- Moratoria de la deuda hipotecaria sobre primeras viviendas de las familias con dificultades para afrontar el pago de los préstamos, y cancelación inmediata de la misma en los casos en que haya prácticas fraudulentas o con probada mala fe por parte de las entidades financieras.

Si se define bien lo que es eso de una dificultad para pagar, no lo veo mal, aunque los que más lo van a celebrar son los que trabajan en negro, porque además de no pagar impuestos tampoco pagan la hipoteca.

-12- la reestructuración de la deuda incluirá la corrección de su valor en función de la corrección del precio de la vivienda hipotecada (en especial en caso de pérdida de su valor), y las letras no superarán el 30% de los ingresos familiares, garantizando un nivel de vida digno.

Est0 es una versión progre de la ley del embudo, porque cuando la vivienda subía y la vendíamos, estábamos todos contentos. Pero si baja, que se joda el banco. A veces somos la leche…

-13- Establecimiento de mecanismos de condonación de la deuda para paliar la situación de emergencia habitacional.

Eufemismo por no pagar, y tal. La razón ya se irá encontrando.

-14-Paralización inmediata de todos los desahucios de primeras viviendas y de locales de pequeños empresarios

-15- Despenalización de la ocupación por parte de familias o personas en situación de vulnerabilidad o sin techo de viviendas vacías pertenecientes a bancos y cajas intervenidos o rescatados, o de viviendas vacías durante más de un año de inmobiliarias y promotoras.

Esta es como la ley de la patada en la puerta de Corcuera, pero del otro lado. Creo yo.

En resumen, como veis, el tema de la vivienda y la hipoteca sigue ocupando el centro del debate político en España. En este caso, da la impresión de que hay gente por ahí que espera que venga el rey de los elfos a pagar la cuenta, pero no cabe duda de que es bueno que haya quien se preocupe del asunto, más allá del fatalismo y la resignación.

La hipoteca machista

anillo

Declaración de guerra

El otro día escuché una historia, aderezada con unos cuantos consejos por parte de un entendido, y no me resisto a contarla aquí.

Resulta, eso dicen, que la hipoteca se ha convertido en un arma machista, según algunas, o en un mecanismo d defensa, según algunos, en la extraña guerra de sexos en la que cierta legislación ha convertido las relaciones sociales y de pareja en España.

La cuestión es que un conocido empresario, padre de dos hijos ya talluditos, un hijo y una hija parta ser concretos, decidió algo tan común como echarles una mano en sus inicios con eso de la vivienda. Otro día, si os parece, hablamos de si es aquí donde está el inicio de las diferencias sociales, y si es cierto que contar con una vivienda en los años jóvenes, y no tener que pagar hipoteca, marca para toda la vida las posibilidades económicas de las personas y las cosas que pueden hacer o no.

Hoy, lo que quiero contar, va por otro camino. El empresario en cuestión regaló un piso decentillo, o más bien majo, a su hija, el día de su boda. Hasta ahí, todo bien, ¿no? La niña se casó, el papá le puso el piso y todo el mundo quedó muy contento. ¿Pero qué ocurrió cuatro años después cuando se casó el niño? Pues que el papá compró un piso para él, puso una hipoteca a treinta años, y le pasa bajo mano, de vez en cuando, el dinero de las cuotas.

La diferencia de trato entre uno y otro descendiente ha llevado a ciertos roces, pero el empresario en cuestión se muestra inflexible: si la hija se divorcia, le juez le va a dar el piso a ella, así que no hay problema. Y si el hijo se divorcia, el piso también se lo van a dar a ella, así que ahí le queda el pìso y treinta años de hipoteca, ¡y que lo disfrute!

Mientras todo vaya bien, los dos son iguales, porque ambos tienen piso sin pagar un duro. Pero si las cosas van mal, que no venga uno de fuera a echar mano al patrimonio de la familia. Lo gracioso del asunto es que el que se queja es el hijo (puede que espoleado pro su mujer) y el padre le contesta: “ya, pero tú te desgravas la hipoteca y tu hermana no, así que encima no jodas…”

¿Cómo lo veis? ¿Es un acto de machismo?, ¿es un fraude? ¿es simple sentido común para dar una patada en el trasero a la ley que plantea desigualdad de derechos entre hombres y mujeres?

A mí me ha parecido interesante porque, de todas las utilidades que habíamos visto de una hipoteca, nunca había salido su utilización como arma en la guerra de sexos..

Vivir para ver, oigan…

 

La hipoteca verde y con lunares

Tiene cierta pinta de cosa venenosa...

Tiene cierta pinta de cosa venenosa…

Tranquilos, que no se trata de un nuevo reclamo publicitario, ni de que haya salido un nuevo banco con esos colores corporativos, aunque tampoco es cosa que se pueda descartar, tal y como se está poniendo el márketing.

Con el título me quiero referir a que las hipotecas se están convirtiendo en una rarerza, y que el que encuentre una hipoteca bien puede pensar que ha dado con una mariposa exótica o un sello con una punta de más en el troquelado. Los datos proceden esta vez del Instituto Nacional de Estadística y se refieren a las hipotecas realmente firmadas y constituidas.

El descenso en febrero respecto al mismo mes del año anterior ha sido del 33%. Si, habéis leído bien: un tercio, con lo que se encandenan ya 46 meses seguidos de descenso.

En cuanto a la pasta, que también es siempre un buen indicador, el importe medio de las hipotecas sobre viviendas (dejando aparte otros inmuebles) alcanzó los 102.443 euros, un 1,1% menos que en el mismo mes de 2013.

Si observamos el asunto geográficamente, podemos ver que, como siempre, la cosa es muy desigual: por comunidades autónomas, las que mejor comportamiento tuvieron fueron Madrid (3.449), Andalucía (2.651) y Cataluña (2.391). Los descensos más acusados se produjeron en Cantabria (-58,6%) y Aragón (-54,6%).

Al final estos son los datos que importan: ya puede venir el Gobierno o el lucero del alba a decirnos que el crédito vuelve a fluir cuando lo ciertos es que las hipotecas se reducen porque los bancos no tienen interés alguno en prestar a particulares cuando pueden hacerlo al Gobierno, sediento de vender deuda Pública.

Mientras los bancos puedan utilizar la deuda pública como colateral ante el Banco Central Europeo, no habrá nada que hacer. Y es que el negocio es redondo: piden dinero al 0,5 %, nos lo prestan los españoles al 4%, y luego, van con esa deuda pública al BCE y la emplean como garantía para pedir prestado más dinero con el que hacer lo mismo.

¿A quién demonios le puede interesar de ese modo dar dinero para hipotecas? No es de extrañar que esas condiciones, y comparados con el Estado, ninguno seamos demanda solvente. Porque los demás nos podemos quedar sin trabajo, ponernos enfermos, o largarnos al extranjero, pero de momento la deuda pública, y por mandato constitucional, es lo último que se dejará de pagar.

Así que ya sabéis: verde y con lunares la hipoteca. Con capa y colmillos, los financieros.

 

 

La hipoteca y la sensación de pobreza

Bombillas apara aumentar la sensación de tristeza...

Bombillas apara aumentar la sensación de tristeza…

Voy a hablar de riqueza y de sensaciones económicas, aunque muy podría referirme también a pobreza moral, esa condición que estamos adquiriendo poco a poco, sin que podamos echarle la culpa a la crisis. De hecho, voy a empezar por ahí…

Hace apenas una semana, se encontró muerta a una mujer en las Vegas después de que se le agotara el dinero en la cuenta del banco. ¿Y es que se había suicidado pro quedarse sin dinero? No. Lo que sucedía era que llevaba seis o siete años muerta, pero como seguía pagando sus recibos, nadie se había preocupado por ella. Comenzaron a llamarla y a intentar visitarla cuando el dinero se agotó y algunas facturas comenzaron a devolverse. Dicho esto, dicho todo, ¿no os parece?

Pero no obstante, insisto, creo que tengo que hablar de pobreza material.

Estamos ya en plena deflación. La vivienda ha bajado del orden de un 35% y los salarios, aunque no han ido tan abajo, llevan el mismo camino. La gente no sólo no tiene dinero, sino que si preguntas por ahí te dicen que no cree que vaya a tenerlo en algún tiempo. No ha bajado sólo la riqueza, sino también la esperanza…

Esto tiene un doble efecto: no sólo somos más pobres, sino que además nos sentimos más pobres, con lo que la demanda se resiente doblemente. ¿Y qué ocurre con las hipotecas? Pues lo mismo y por ese mismo camino.

A medida que los pisos bajan, en lugar de ser más asequibles se convierten en más difíciles de comprar, pues disminuye el número de compradores potenciales a los que los bancos consideran “clientes cualificados“, que son aquellos a los que se les puede prestar el dinero sin riesgo de que en una prueba de estrés cualquiera se entienda que ese préstamo es dudoso.

Y por el lado de los bancos, el balance gime lo mismo que el bolsillo de los ciudadanos: a medida que lso pisos se devalúan, resulta que el dinero que se prestó se ha ido de la caja y lo que quedó en su lugar, que es un piso como garantía, vale cada vez menos. De ahí la situación famélica de las cuentas bancarias.

Por tanto, la deflación de precios y salarios genera un efecto pobreza para todos: para los ciudadanos, porque los ahorro de toda la vida, a menudo invertidos en un piso, valen cada día menos, y para los bancos, porque las hipotecas que que sirven de soporte a sus préstamos valen también cada día menos.

O sea que nada de pensar en dos bandos: cuando baja el nivel del agua, corren peligro de ncallar todos los barcos. Tanto los grandes como los pequeños. Y primero los grandes…

 

 

 

Renegociación de hipoteca. Una estrategia posible

Tampoco les gusta que sueltes de golpe..

Tampoco les gusta que sueltes de golpe..

Cuando se habla de estas cosas, el principal problema es que somos tos unos pequeños pringadetes con pequeña o nula capacidad de presión, pero lo cierto es que la actual situación de los bancos convierte nuestro problema hipotecario en algo mucho más complejo que pagar o esperar a que te embarguen.

Vamos a ver la cuestión un poco más de cerca a ver si así nos hacemos una composición de cuales son nuestras posibilidades:

En el año 2008, la crisis de Lehman Brothers dio el pistoletazo de salida al gran pánico financiero o, si se prefiere, al nuevo paradigma económico. Lo de Lehman fue sólo una erupción cutánea, porque el problema era mucho más profundo y extendido, y aunque se echó la culpa a las hipotecas subprime, había mucha más porquería en el sistema financiero. Y la sigue habiendo.

Y con eso cambió la mecánica de las cosas. El dinero ya no era sólo dinero, sino también masilla para cubrir un boquete en el balance. Y resultó que las pérdidas eran sólo una faceta de todas las posibles maneras de irse a tomar viento, con el añadido de que a nivel legal y político era mejor tener pérdidas que un mal balance.

La cuestión es que, en el nuevo orden de las cosas, a veces los bancos valoran más el balance que la disciplina y que, puestos a reducir los daños, prefieren negar que la pérdida existe antes que intentar cobrare lo que se pueda de esa deuda. ¿Cómo se expresa eso en el mundo real? Renegociando créditos y renegociando hipotecas, incluso con gente que saben que no las pagará nunca, porque de lo que se trata es de que las provisiones no haya que hacerlas ahora y de que la pérdida posible no se convierta en pérdida real.

Por tanto, sabiendo esto, si tenemos problemas con la hipoteca, la estrategia a seguir es asegurar cualquier cosa y de cualquier manera, inventarse la garantías si hace falta, pero tratar de posponer el problema. Es lo que necesitamos nosotros y muy posiblemente también lo que ellos necesiten.

Todo lo que sea hablarles de lo malos que son, lo mucho que nos esforzamos y el daño que nos hace que nos quiten la casa será tiempo perdido. Pero si algo puede funcionar es intentar convencerlos de que poco a poco pagaremos. De que si nos bajan las cuotas y nos suben el número de años, podemos seguir pagando. Y de hecho, hay que seguir pagando, poco a poco,  para sostener esta estrategia. Una estrategia que se parece peligrosamente a la suya: tirar del calendario para adelante a ver si llega un milagro o un rescate.

Y a lo mejor existe tal cosa. Hablaremos de ello otro día…

 

Hipoteca y derechos. ¿Sabemos de lo que hablamos?

Pues no: no es una oveja...

Pues no: no es una oveja… Ni tampoco una foto trucada.

Vengo de leer ahora mismo un saco de comentarios sobre el referéndum suizo sobre la limitación de entrada en el país a los miembros de la Unión Europea y he terminado de convencerme de que al gente no tiene ni idea de lo que son una serie de conceptos básicos que marcan el sentido de nuestra sociedad y nuestras instituciones.

Y ya me pasó el otro día leyendo los comentari0s a mi último artículo sobre las expropiaciones, multas y demás castigos contra los pisos vacíos. Conste que me encanta que se comenten los artículos y debatir con los lectores, siempre que se puede, pero cada vez me convenzo más de que algunas cosas, que consideraba bromas o intentos de desviar la atención hacia lo populista, las piensa la gente en serio. Y alucino.

Así que una vez más, y van cien, me veo obligado a ir al origen de los conceptos.

¿Sabemos lo que es el derecho al trabajo? ¿Sabemos lo que es el derecho a la vivienda? ¿sabemos, incluso, lo que significa el concepto de democracia? ¿O simplemente tenemos una idea caga que leímos en el envoltorio de una piruleta?

El derecho al trabajo que consagra la constitución, significa, más ni menos, que nadie puede impedirte trabajar, ni siquiera por sentencia judicial. Te pueden encarcelar, poner multas, expulsarte el país o lo que regule la ley para cada caso, pero nunca y bajo ninguna circunstancia se te puede prohibir  ganarte la vida con el trabajo. Este artículo legal pretende combatir aquella práctica comunista mediante la cual no se podía trabajar sin estar afiliado al sindicato, y no se podía uno afiliar al sindicato si no te avalaba el partido o los respresentantes de zona (o sector), con lo que se conseguía que un elemento no afín se muriese de hambre, pues no lo afiliaban al sindicato y no podía trabajar.

Eso significa el derecho al trabajo, y no que alguien tenga que darte un empleo, pagarte un salario y afiliarte a la Seguridad Social. Eso ya no es un derecho propio: eso es imponerle, porque sí, una obligación a otro.

Con el derecho a la vivienda sucede los mismo: el artículo de la constitución que regula el derecho a una vivienda digna se refiere a que nunca se te puede obligar a vivir en un puñetero cuchitril, o en condiciones insalubres. Y se refiere a un hecho que ahora ya no vemos tan a menudo, pero que en su momento era muy habitual: las viviendas que facilitaba la empresa a sus trabajadores y en las que a. a menudo, era obligatorio o casi obligatorio residir.

Un ejemplo, por poner uno cualquiera, eran las casa cuartel de la Guardia Civil, donde los guardias debían residir obligatoriamente o los pabellones obreros de las minas o de las azucareras, que yo recuerdo tan bien.

Por lo tanto, el derecho a la vivienda que regula la constitución hace alusión a que no puedes ser obligado a vivir en la calle (derecho a que no te echen de casa como se hacia con los judíos durante el III Reich, antes de pasar a medidas peores) ni tampoco se te puede forzar a vivir en una vivienda que no cumpla las condiciones mínimas.

Pero no significa que te tengan que regalare una vivienda, ni que los demás te tengan que pagar tu casa, ni tu alquiler, ni tu hipoteca, porque la vivienda es un derecho. Tienes derecho a residir en una vivienda digan, pero te la pagas tú, la consigues tú y la barres tú. El derecho alude a lo que no te pueden obligar, no a lo que te tienen que dar.

Y si la vivienda deja de ser digan porque no has sacado la basura en un año, no tienes derecho a exigir que vengan los vecinos a sacarte la porquería. ¿Se entiende mejor así?

Porque es increíble lo que uno tiene que leer y escuchar algunas veces…

 

 

Las multas a los pisos vacíos

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

Expropiada por poco uso, para venderla luego como argumento electoral.

En algunas esquinas de la geografía española ya no saben qué hacer para que no se hable de la situación real de las arcas públicas. O eso es lo que prefiero pensar, porque si tengo que creer que se trata de asuntos serios, sin cortina de humor por el medio, todavía es peor.

Según informa el diario barcelonés La Vanguardia, el Ayuntamiento de Barcelona ha realizado el pasado viernes día 31 de enero una declaración institucional en el Pleno municipal apoyando las reivindicaciones que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, de modo que se tomen medias inmediatas para intentar acabar  con las viviendas vacías en la ciudad.

La declaración también recoge el compromiso del Ayuntamiento de iniciar procesos sancionadores que pueden acabar con tres multas “de hasta 100.000 euros” si las viviendas se mantienen vacías. Este ha sido el último punto del orden del día del antes citado Pleno .

Suena muy progre, muy guay y muy chupilerendi, pero digo yo que lo mismo que no se puede despedir a un trabajador con una ley retroactiva no se podrá multar con una ley retroactiva a un tío que compró el piso cuando estaba permitido tenerlo vacío, convertirlo en churrería o usarlo para picadero.

Y más nos vale que la cosa siga así, porque si empiezan los despidos con la legislación actual a contratos con legislación antigua, no se libran ni los funcionarios.

Lo que yo quiero decir con esto, sobre todo, es que en España la chirigota está llegando a límites impensables en un país serio. Ahora, no sólo te cobran impuestos, te chulean con robos de dinero público y te oprimen con toda clase de de normativas y reglamentos, sino que además pretenden decirte qué es lo que puedes hacer con lo tuyo y lo que no, incluso a sabiendas de que es ilegal, de que un ayuntamiento no tiene competencias para ello y de que se trata sólo de un brindis político para asustar a alguna pobre vieja y satisfacer a un par de pirados.

Pero claro, si la Generalitat puede cambiar fronteras, ¿por qué no va a poder meterse a censor de la propiedad el Ayuntamiento?

Es la lógica de los majaderos, la misma que me permite preguntar a mí, con su misma razón y su misma mecánica, cuanto cobrarán a quien tenga una moto con menos de 10.000 Kilómetros y una pareja con menos de cien revolcones.

Por decir algo, vaya…