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La estética del perdedor

el romanticismo de la decadencia es romántico porque no es racional...

el romanticismo de la decadencia es romántico porque no es racional...

Soy de los que creen que la economía debería ser, ante todo, una rama de la sociología, así que poerdonadme proque de vez en cuando os encaje estos párrafos en vez de hablar de Euribor e hipotecas.

Algunas veces, en los comentarios, me habéis oído decir que la pobreza no es una cualidad moral. Lo pienso de veras: se puede ser pobre y honrado, y también se puede ser pobre y canalla. La pobreza, por tanto, ni nos mejora no nos empeora.

¿Y a qué viene este ataque de la armada de la obviedad? A que empiezo a darme cuenta de que hay cosas que es obligatorio decir, porque alguna especie de monstruo maligno nos ha comido la lógica.

Ser pobre es una mierda. Y sus consecuencias son peores. La única manera de ser pobre y disfrutarlo es huyendo de sus consecuencias, como algunas comunidades religiosas, que no tienen nada pero disponen de todo en caso de emergencia.

Perder las guerras es malo, porque no existe ninguna estética del perdedor fuera de la épica de su resistencia, que, si os fijáis no tiene que ver con perder, sino con resistir, que es otra cosa. El que se apoya en la barra del bar a rumiar sus penas con un cigarrillo a medio apagar entre los labios no está resistiendo. Está regodeándose. La estética del perdedor es, casi siempre, la estética del regodeo, o una simple pose para justificar su rendición

Con todo esto vengo a decir que tengo la impresión de que esta crisis y esta presión sobre el crédito y la hipoteca han servido para que muchos crean abierta la veda de la lamentación pasiva, esa clase de lamentación que lleva a no hacer nada, no intentar nada y no emprender nada, porque los tiempos están malos.

Entre las razones por las que en España durará la crisis más que en otros lugares, propongo que apuntéis esta nueva: porque nos sirve de disculpa y de pretexto para la fatalidad y la vagancia que tanto nos gustan.

Así de sólidas son a veces las coartadas.

 

La jugada del pacto

Nos encontramos a veces ante extraños laberintos

Nos encontramos a veces ante extraños laberintos

Llevamos un tiempo en el que todo el mundo habla de la necesidad de un pacto entre Gobierno y oposición y de lo bueno que sería para el interés común que todos los partidos pusiesen de una vez sus desacuerdos en barbecho para tratar de sacarnos del hoyo en el que nos eternizamos.

Puede que así sea, pero permitidme un análisis distinto de las cosas, ya que para eso estoy aquí, firmando el artículo del día.

Hablemos claro: un pacto de unidad nacional, que es lo que piden en realidad esas voces, es más propio de los sistemas totalitarios que de una democracia. Los pactos de ese tipo, de hecho, son antidemocráticos siempre, pues presuponen que todas las fuerzas políticas deben renunciar a sus ideas, sus proyectos y sus intereses por el bien de un interés general que, curiosamente, no coincide con esas ideas. ¿Quién demonios va a reconocer que abandona su programa para hacer otra cosa que es mejor?, ¿quién va a suicidarse de ese modo dando a entender que sabe que hay cosas mejoras que las que lleva años proponiendo?

En democracia, existen distintos partidos porque existen distintas soluciones posibles para los mismos problemas. Pero si en el momento de la necesidad estamos todos de acuerdo en que existe una sola solución, ¿para qué sirven los partidos y para qué sirve la democracia?

¿Os dais cuenta del sindiós filosófico que esos pactos entrañan? Significan, ni más ni menos, que hay alguien que conoce la verdad, alguien que conoce la solución buena y que los demás deben dejar de mentir por unos meses para aceptar esa solución divina, por el bien de la nación.

Se puede hablar de pactar, se puede mencionar el diálogo, la transigencia y el acercamiento. Todo cojonudo, vale. Pero a la hora de la verdad, cuando haya que materializar toda esa palabrería en hechos concretos, ¿quién reconocerá que lo suyo es un error y que lo verdaderamente bueno para la comunidad es lo de los otros?

Por eso, como sabéis, se habla mucho pero no se concreta nada. Porque no se puede concretar. Porque los que gobiernan no quieren gobernar y los que están en la oposición no pueden gobernar, precisamente porque están en la oposición tras haber perdido unas elecciones.

La solución es obvia: si el que gobierna no quiere gobernar, que convoque elecciones. Si el que está en la oposición quiere llegar al gobierno, que las gane.

Cualquier otra solución es pasarse la voluntad del pueblo por el forro.

Y ya lo hacen lo bastante por su cuenta como para encima animarlos.

Hipoteca entre particulares

Nuestra prima se volvió un poco siniestra cuando nos hizo la hipoteca...

Nuestra prima se volvió un poco siniestra cuando nos hizo la hipoteca...

Este artículo tiene un poco de mala fe, así que espero que sepáis perdonarme.

¿Cansados de los bancos?, ¿hartos de sus artimañas?, ¿hasta el gorro de que todo se convierta en comisiones, en letra pequeña o en cláusulas incomprensibles que siempre nos acaban perjudicando?

Pues el que quiera, que pruebe esto, porque también es posible.

Para constituir una hipoteca no es necesario que haya un banco de por medio: la hipoteca la pueden constituir dos particulares entre sí e inscribirla en el registro con los mismos derechos y obligaciones que las hipotecas normales, en las que participa una entidad bancaria.

En este caso, hay que saber que el que recibe el dinero para comprar el piso responde con el inmueble adquirido ante el que  da el dinero de igual modo que ante respondería ante el banco. Los impuestos, especialmente el de Actos Jurídicos Documentados, deben pagarse también.

Y ojo al dato, porque el que da el dinero debe declarar entre sus rendimientos lo que obtiene por los intereses del dinero que prestó ya que son un ingreso financiero, sin que se tenga en cuenta el riesgo o posible riesgo en el que incurre.

Y ahora vienen las preguntas malvadas:

¿Le darías vosotros una hipoteca a un pariente o un amigo sustituyendo al banco para cobrar vuestro dinero en 30 años con un tipo de interés del Euribor más unas décimas?

¿Asumiríais el riesgo, aun cuando os produjera ese beneficio del Euribor más otro poco y os pudieseis quedar con el piso si dejara de pagar?

¿Qué seguridades le pediríais en cuestión de trabajo y posibles ingresos?

La gracia del asunto está en que todas las veces que lo he preguntado me he acabado convenciendo de que, comparados con nosotros, los bancos son casi Hermanitas de la Caridad. Y si no lo creéis, probad a pedirle una hipoteca a un particular, aunque sea amigo o de la familia.

Y veréis.

 

Esperando las reformas

El Sol Invicto por quien tanto brindan

El Sol Invicto por quien tanto brindan

No sé si es que estamos tontos o es que creemos que todo se arregla frente al mundo por el mismo procedimiento de dejar las cosas para nunca como hacemos aquí.

Hace meses, casi un año, que el Gobierno afirma que es urgente abordar las reformas estructurales necesarias para adaptar nuestro mercado laboral y nuestro modelo productivo a las necesidades de esta crisis. Desde entonces, son millon y pico los españoles que han perdido su trabajo, decenas de miles las pequeñas (y no tan pequeñas) empresas que han cerrado y centenares de miles los españoles desahuciados de sus viviendas o con la soga al cuello, tirando de sus últimos ahorros.

Y las reformas no llegan.

Unas veces se opone la patronal, otras los sindicatos, y otras el lucero del alba, pero el Gobierno, que es quien tiene la responsabilidad de hacer algo, lo que sea, aunque se equivoque, prefiere dejar para más adelante lo que no puede esperar.

¿Se piensan que el mercado de trabajo y el modelo productivo son como la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña, que va ya para cuatro años pudriéndose en el Tribunal Constitucional?

Si están en esas, se equivocan: lo que hagamos entre nosotros, y lo mucho que nos burlemos de la independencia de los jueces o de nuestra propia Constitución se la bufa a todo el mundo, mas o menos. Lo que hagamos con nuestros modos de contratación nos afecta a todos, y se mira con lupa desde los despachos de los inversores internacionales, cada día más convencidos de que no se debe invertir un duro en España porque aquí no se decide nada real.

Enfrascados en discusiones y en maniobras electoralistas, nuestros gobernantes han decidido no decidir. Pero las hipotecas no se discuten. Se pagan o no se pagan. Y el trabajo no se discute: se tiene o no se tiene.

Los brindis al sol, para los mitraicos. Los demás, cristianos, ateos, judíos y musulmanes, necesitamos que alguien haga algo y lo haga de una vez.

Lo que sea, pero ya.

El dolor hipotecario

Se prepara una matanza de cigarras

Se prepara una matanza de cigarras

¿Pero alguien, oh Cielos, puede explicarnos los motivos de esta extraña y contumaz política del Euro fuerte?

 

Gran Bretaña sin tapujos y Estados Unidos a la chita callando han devaluado sus monedas para hacer más competitivos sus productos en los mercados exteriores. La Unión Europea, en cambio, mantiene el dogma de que es mejor un Euro fuerte, caiga quien caiga, y la esperada y dolorosa devaluación de la moneda común no acaba de producirse, para desesperación de los deudores, públicos y privados.

Lo cierto es que muchos, demasiados, han hecho sus cuentas contando con que acabarían pagando sus préstamos con un dinero que a la postre valdría menos que el que recibieron en préstamo. Lo cierto, para ser sinceros, es que en muchas partes les ha salido bien la jugada, porque los deudores británicos, por ejemplo, han visto que su moneda se ha depreciado un veinticinco o un treinta por ciento en sólo unos cuantos meses.

Pero los que estamos en la zona Euro, resulta que seguimos con la soga al cuello, y países como Grecia (el más visible), o España, se encuentran con que sus deudas no menguan un ápice por el empeño alemán de mantener alta la moneda.

Los alemanes lo tienen claro: viven de las exportaciones y de esa extraña excepción suya consistente en que logran exportar sin que el precio de sus productos les afecte, porque el Made in Germany está por encima del bien y del mal de los vaivenes de precios. ¿Que lo nuestro es caro? Es verdad. Si alguien quiere una mierda, hay por ahí mercancías mucho más baratas, parecen decir al mundo. Y les funciona.

¿Y los demás? Los demás no podemos decir lo mismo, y al tener que competir en precios nos empobrecemos en una espiral bajista de sueldos y beneficios que devora los empleos y la competitividad de nuestras economías.

Los demás vemos como el dolor hipotecario, ese concepto que podría definirse como la parte de nuestra renta que está gastada de antemano en una vivienda que se compró demasiado cara, crece sin cesar, sin que haya ya morfina de subvenciones ni fondos europeos que lo alivien.

Si la devaluación llegase, nos podríamos salvar las ciudadanos, pero quizás no los bancos. Si la devaluación llegase, los estados podrían ayudar a los bancos con el alivio de ver cómo subían los impuestos al aumentar el consumo de la gente. Perderían los que tuviesen dinero ahorrado y ganarían los que tuviesen deudas. Sería un alivio para la mayoría, y un dolor para unos pocos, pero no esperéis tal cosa. No todavía.

 

El dolor es un arma afilada y nos la quieren aplicar antes de ofrecer la salvación. Lo dijo muy bien el otro día la revista alemana Der Spiegel: SE APROXIMA UNA MATANZA DE CIGARRAS.

¿A quién pensáis que se referían?

Hipoteca flotante (o hipoteca máxima)

Tampoco os esperéis algo tan cómodo, ¿eh?

Tampoco os esperéis algo tan cómodo, ¿eh?

Tranquilos, que esta clase de hipoteca no tiene mala pinta, o al menos eso es lo que parece a primera vista.  Si flota, es que no será muy pesada, ¿verdad?

La hipoteca flotante es una modalidad hipotecaria por la cual el bien, o inmueble, garantiza una cantidad máxima de capital, por deudas presentes y futuras.

Sí, habéis leído bien, y puede interesarle a alguien: se puede utilizar el préstamo hipotecario como garantía de una cantidad máxima debida, con lo que tenemos que la hipoteca flotante sirve para garantizar deudas que no se pueden cuantificar todavía, como las originadas por una línea de crédito. El crédito es un producto muy utilizado en el mundo empresarial, pero no tanto entre los particulares, así que debemos empezar a contemplarlo para salir de ciertos problemas.

Por ejemplo, es posible iniciar una empresa o un negocio con un crédito, del que iremos disponiendo la parte que necesitemos, y para garantizar ese crédito, con un montante de deuda que no es fijo aún, firmar una hipoteca que sirva de garantía y permita al banco recuperar lo prestado en caso de insolvencia.

De este modo, combinamos lo mejor de ambos productos, la línea de crédito, que es más barata y más flexible que el préstamo personal, y la hipoteca, que tiene un plazo mayor y unas conciones más asequibles.

Aunque hay ciertas diferencias de matiz, en las que no vale la pena entrar en un foro como este, la hipoteca flotante puede equipararse a lo que a veces se llama hipoteca máxima.

No es un producto muy frecuente, pero es interesante conocerlo, por si pudiese llegar a ser de utilidad. Hay una cosa parea la que sin duda sirve: ganar tiempo, y estando como están las cosas, no es asunto menor, ¿verdad?

¿Qué exigimos?

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

Con partituras así, tenemos el concierto que tenemos...

No voy a señalar hacia afuera, porque me sumo, como uno más, a unas exigencias que a todos nos gustarían que fuesen mínimas.

Exigimos un sueldo con el que poder vivir, un horario en el que poder conciliar nuestra vida laboral y personal y una estabilidad que nos permita planificar nuestra vida más allá de un seis meses o un año, porque vivir a salto de mata está bien pàra las liebres pero no para las personas. Porque es muy caro. La hipoteca es mala, pero el alquiler es más caro. Las cosas como son.

Estas razones mencionadas son, fundamentalmente, las que hacen que tantos jóvenes vean en la oposición y el funcionariado la única salida digna, y no se lo reprocho.

La cuestión, y aquí viene lo malo, es quién paga todo eso. En la empresa pública lo pagamos entre todos, pero los ingresos públicos provienen de los impuestos que se cobran a la empresa privada y los particulares. Ya sé que parece una chorrada, pero hay que decirlo: el Estado no se paga a sí mismo, sino que detrae recursos de los demás para cubrir sus necesidades.

El problema, y os lo planteo para que lo comentemos entre todos, es: ¿cómo podemos hacer que nuestras empresas y nuestros profesionales ganen dinero y sean a la vez competitivos? Los impuestos, por definición, son una parte de lo que la gente gana: ¿Cómo podemos hacer que ganen más para que paguen más, y que al mismo tiempo puedan dar a la gente buen sueldo, buen horario y estabilidad?

A mí lo único que se me ocurre es que no existiera competencia, pero eso es como decir que se lucha contra las inundaciones prohibiendo la lluvia.

La otra solución es innovar, o emplear inteligencia en vez de fuerza bruta, pero con un sistema educativo más preocupado de hacernos a todos iguales que de hacernos mejores, no podemos conseguir otra cosa que ramplonería y mediocridad: justo lo que nos acaba de hundir frente a otros igual de brutos que nosotros, pero mucho más baratos.

La conclusión es que exigimos lo que no podemos tener, dado nuestro modelo productivo. Y cambiar de modelo, por muy imperativo que sea, va a ser como despertarnos en un campo de trabajo.

Mala cosa.

 

Hipoteca con ASNEF. Hipoteca con RAI

Instrumental necesario para conseguir una hipoteca estando en el Asnef o Rai...

Instrumental necesario para conseguir una hipoteca estando en el Asnef o Rai...

Estamos ante otro problema, otro más, para conseguir que nos den la hipoteca.Diga lo que diga la ley de protección de datos, hay quien sigue por ahí creando y manteniendo listas negras de morosos como el ASNEF o el RAI, en las que te meten cuando dejas de pagar algo y te sacan cuando buenamente quieren, pues parte de la jugada consiste en hacer daño a la gente para que teman estar en ellas.

El modo más común de figurar en una de estas listas de morosos es no haber pagado una factura de la luz o del teléfono, pero también se puede figurar en una de esas listas por haber contraído una deuda personal y no haberle hecho frente, como por ejemplo cuando se ha cometido la locura de hacerse autónomo o montar una empresa propia y las cosas no han ido bien después.

El problema que se plantea acto seguido, si se quiere comprar un piso es, ¿qué hacer para que nos concedan la hipoteca si figuramos en una de esas listas como el ASNEF o el RAI?

Lo primero, intentar salir de ellas, y si no es posible, por la razón que sea, hay que buscar una empresa especializada en dar esta clase de préstamos. Por supuesto, son más caros, pero la jugada es la siguiente: ellos compran el piso a su nombre y luego te lo rehipotecan a ti. Como elpiso figura a su nombre ellos no tiene problema con el ASNEF, pero te cobran la diferencia, el beneficio, la doble escrituración y todo el tema de impuestos.

Por eso hay que decir que si el tema se trata de una simple insolvencia, hay que intentar salir antes de esas listas, porque siempre va a salir más barato pagar la deuda que estos sobrecostes. Si no se trata de morosidad, sino de simple deseo de hacer daño, porque insisto en que también sucede eso a veces y la salida de la lista se retrasa meses después del pago de la deuda, es bueno que por lo menos conozcamos la otra opción.

A título práctico, me permito daros una información: si el fichero de morosos, ASNEF, RAI o el que sea, no os ha notificado que estáis incluidos en un plazo de 30 días, podéis denunciarlo a la Agencia de Protección de Datos. Entonces la cosa suele ponerse más igualada…

Hipoteca 100 por cien

A veces hay que echarle un poco de morrro a la vida...

A veces hay que echarle un poco de morrro a la vida...

No, no habéis caído en un blog de literatura fantástica: las hipotecas al 100 % aún existen.

Si no tenéis dinero para la entrada o teméis que para cuando hayáis ahorrado la parte que falta ya os haga más falta un geriátrico que un piso, estáis de enhorabuena, porque aún es posible encontrar hipotecas que financien la totalidad de la compra, aunque habitualmente suelen ser un poco más caras y exigir algunos requisitos extra.

¿Y dónde está el truco? En varias cosas: en primer lugar, como ya dije, el diferencial es un poco más elevado, pero tampoco demasiado. Las hipotecas al 100 por cien suelen comercializarse alrededor del euribor más 0,75.

En segundo lugar, no suele haber hipotecas al 100 por cien para cualquier tipo de piso, sino casi exclusivamente para las que venden los propios bancos. O sea, que hacen lo que sea para soltar lastre, y es comprensible.

En tercer lugar hay que tener en cuenta que suelen concederse a jóvenes de hasta 35 años, porque los plazos de amortización son muy elevados. Se trata, por lo general, de hipotecas a 35 o 40 años, y no es cosa de apuntar en el balance que esperas que el cliente viva hasta los 109 años…

Por último, hay que tener en cuenta que para este tipo de hipotecas se exige el completo: domiciliación de nómina, seguro de hogar, seguro de vida, y estamos pendientes de confirmar si también tres golpes de hisopo.

Pero existir, existe.

Hipoteca y divorcio

A veces vienen dos desgracias en una. Cosas de los packs...

A veces vienen dos desgracias en una. Cosas de los packs...

Al hilo de lo que contaba el otro día el señor Yunque en su peculiar consultorio, se me ha ocurrido investigar las consecuencias del divorcio en la hipoteca y he encontrado unas cuantas cosas que me atrevo a calificar, como poco, de curiosas. La mayoría ya son sabidas, pero hay que repetirlas de cuando en vez.

En primer lugar, hay que decir, claramente, que la hipoteca es un vínculo más fuerte que el matrimonio, pues cuesta más disolverla que presentar una solicitud de divorcio. Cuando una pareja, casa o no, se separa, el mayor problema es que ninguna de las partes puede afrontar a solas el coste que supone la hipoteca.

Actualmente, el problema es doble, porque además de no poder afrontar la hipoteca no hay modo de vender el piso sin incurrir en unas pérdidas bestiales. Hasta hace dos años, el periodo medio de liquidación de una vivienda después de un divorcio era de cinco meses. Esto incluía también los casos en que uno de los cónyuges pagaba al otra su parte y se quedaba con la casa.

Actualmente el periodo medio de liquidación es de catorce meses, y no son pocos los casos, como un 15 %, que después del divorcio siguen compartiendo la vivienda durante al menos medio año.

Como quiera que la legislación española concede mayoritariamente la vivienda ala mujer, esto supone un problema añadido, pues los hombres se niegan a llegar a cualquier acuerdo sabiendo que todo lo que pongan lo perderán de todos modos.

Así las cosas, la solución más habitual, y a veces la única viable, es rebajar el piso hasta un 40 o 50 %, de modo que se pueda vender de una vez y acabar con el Infierno.

Infierno para unos y cielo para otros, porque siempre hay quien encuentra esa ocasión para comprar a un precio que nunca hubiese soñado.

Y a lo mejor no es tan rara la ocasión, porque en 2009 se produjeron en España 89.983 divorcios. O sea que ojo, tanto por un lado, como por el otro.

 

 

 

La hipoteca multidivisa

A veces no es todo tan estupendo como parece, si se miran los pequeños detalles.

A veces no es todo tan estupendo como parece, si se miran los pequeños detalles.

La hipoteca multidivisa es una opción hipotecaria en la que el dinero que se recibe viene denominado en distintas monedas, de modo que se pueda aprovechar el tipo de interés de otras economías y se amortigüe el riesgo cambiario.

¿Suena bonito, verdad?

Pues bueno, ahora dejamos a un lado la definición oficial y os doy la mía:

La hipoteca multidivisa el puñetero bingo, porque entran en juego tantas variables y tan difíciles de controlar, o siquiera de conocer, que adivinar la cuota que vas a pagar es más difícil que acertar una lotería primitiva.

En teoría puede estar muy bien pagar tu hipoteca en yenes porque e suna moneda que se y ha devaluado mucho, y el que contratase la suya en libras esterlinas se ha ganado ya más de un treinta por ciento. En la práctica, lo que tenemos es una exposición al riesgo, que puede dar pérdidas o beneficios, como un juego de azar cualquiera o como cualquier otra especulación bursátil o financiera.

Además, al tratarse de una operación a muy largo plazo, la hipoteca multidivisa incluye una serie de riesgos difíciles de evaluar, como qué va a ocurrir con el yen japonés en los próximos veinte años, si va a quebrar Nueva Zelanda o qué ocurrirá en las elecciones cantonales de Suiza que pueda afectar a la parte de la hipoteca en francos suizos.

O sea que no: que si es para jugar a la lotería, vale. Pero para algo tan serio como calcular una hipoteca que siempre podamos pagar, no.

O eso creo.

Hipoteca y abuso. El supremo declara 13 cláusulas nula por abusivas.

Ya estaba bien de tanto cachondeo...

Ya estaba bien de tanto cachondeo...

Parece que por fin los tribunales han metido mano a las cláusulas abusivas de las hipotecas, declarando nulas nada menos que 13 de esas cláusulas. Una cláusula nula es aquella que, aun figurando en el contrato y aun habiendo sido aceptada por ambas partes, no tiene fuerza de aplicación.

La razón de esta nulidad está en que según el Supremo son desproporcionadas, abusivas o confusas.

Muy por encima, vamos a hacer un recorrido pro las que más os pueden interesar.

En primer lugar, pasa a ser nulo “reservarse la posibilidad de rescindir un contrato de préstamo hipotecario por cualquier causa“. Esto le gustaba mucho a los bancos por el miedo que metía, y significaba que, en cualquier momento, y sin razones, te podía pedir que devolvieses todo el dinero. Con eso se garantizaban que no te quejabas demasiado y que serías blandito en cualquier protesta o negociación. Por supuesto, eso no deja de ser terrorismo bancario y ha quedado anulado.  Ya era hora.

Queda también anulada la posibilidad de “resolver anticipadamente el préstamo por la posible disminución patrimonial del prestatario“. Hasta ahora, si sospechaban que te habías quedado sin trabajo o que ibas a dejar de pagar, podían pedirte que lo devolvieses todo, sin más razones. Otra causa acogida a esta cláusula podía ser la bajada del precio del piso. Nula también por ser un abuso.

Se anula asimismo esta otra: “hacer vencer un préstamo hipotecario cuando se deniegue la inscripción de la escritura aunque la no inscripción sea culpa de la entidad“. Antes, pasara lo que pasase, si había problemas con la inscripción registral, te jorobabas tú. Ahora se empiezan a jorobar ellos.

Otra: “prohibir vender o enajenar el bien que garantiza la hipoteca“. Esta es MUY importante, porque si estabas ahogado y ellos no te permitían vender el piso, tenías que jorobarte. Ahora tienes la obligación de darles el dinero a ellos, pero no se pueden oponer. Esta cláusula era particularmente venenosa, porque servía para poder quedarse un piso de mucho valor por poco dinero que debiese el hipotecado, de manera que tenían ya buscado un comprador (normalmente un empleado del propio banco, o un amigote del pelotazo) y hacían un negocio maravilloso impidiéndote a ti salir del agujero vendiéndolo por su verdadero valor a quien quisieras.

Una más: “eximirse de la obligación de comunicar la cesión del préstamo a terceros“. Ahora no podrán cederle la hipoteca a otro sin que lo sepas, de modo que sabes con quién estás hipotecado y qué es lo que te pueden hacer.

Se ha pedido también que se incluyan las cláusulas suelo, y se está estudiando.

En todo caso, se trata de una buena noticia que nos deja un poco menos indefensos de la hipoteca y sus abusos.

Por fin.