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La productividad

Crear el mundo de la nada: productividad infinita.

Crear el mundo de la nada: productividad infinita.

¿Y qué es la puñetera productividad que todo el mundo menciona? Pues una cosa muy simple: la relación entre los recursos empleados y lo que se obtiene de ellos. Matar gorriones a cañonazos es muy eficaz, pero tiene una productividad muy baja.

Para sellar dos papeles, conseguir que al gente sólo robe moderadamente y tener una seguridad jurídica consistente en que los tribunales dictan sentencia cinco años después de presentarse la denuncia, necesitamos a menudo setenta funcionarios, tres edificios, dos coches oficiales, y tres conserjes. ¿No es así? Pues eso es tener una productividad muy baja.

La productividad es el caballo de batalla de la economía española, pero no es algo que se pueda modificar de hoy para mañana, porque implica cambios en muchos, muchísimos aspectos de la vida de un país, algunos tan volátiles como la sociología y otros tan lentos como el nivel educativo.

La productividad de España tiene que mejorar, pero los discursos de los políticos sobre este tema son tan prácticos y realistas como los discursos sobre el frío que hace en León o el calor que hace en Cáceres. Poco a poco se podrá ir cambiando, pero esta variable no es modificable, al menos a gran escala, en periodos corto de tiempo.

Sin embargo, y en mi opinión, nuestra productividad es actualmente tan baja que un pequeño esfuerzo podría suponer un gran rendimiento. Como en Rusia tras la caída de los zares, como en China tras la revolución cultural.

Partir de muy abajo no es bueno, pero al menos genera optimismo.

Hipoteca, huevo y gallina

Mantengamos a la fiera bajo vigilancia.

Mantengamos a la fiera bajo vigilancia.

Hoy vamos a hablar del huevo y la gallina, tema que se presta a toda clase de discusiones constantinopilitanas, que es lo mismo que estambúlicas, o si lo preferís, bizantinas. Ya veis en qué plan vengo, así que armaos de paciencia.

La cuestión que nos preguntamos es si una crisis viene dada por una falta de inversión o por una falta de consumo, y sobre todo, qué se produce primero, si la falta de consumo o la falta de inversión.

¿Se dejan de hacer pisos porque ya no se venden?, ¿o se dejan de vender porque la gente no tiene ya trabajo o no consigue que le presten el dinero?

Cada sector es un mundo, por supuesto, y la intervención del consumo y la inversión en cada cual es muy dispar dependiendo de condiciones de todo tipo, pero en general, muy en general, y con datos macroeconómicos en la mano, soy de la opinión de que las crisis se originan por una falta de inversión en primer lugar y luego, sólo luego, al expresarse esa falta de inversión en una menor actividad, llega el paro, la desconfianza, las malas expectativas, y finalmente el desempleo y la disminución del consumo.

Por tanto, se sale de las crisis fomentando la inversión y no el consumo. Se sale de las crisis reduciendo los impuestos a los empresarios (en especial a los pequeños y medianos, más sensibles a pequeñas variaciones) y no tanto subiendo los sueldos a los trabajadores. El simple hecho de que haya más gente trabajando será suficiente para impulsar el consumo sin necesidad de regalar dinero a la gente. Y sin todos los efectos perniciosos de repartir lo de todos entre lso que lo han ganado y los que no.

Pero de la componente ética de repartir, ya hablamos otro día.

 

 

 

 

Los impuestos no se pueden repartir a base de leyes

Dependiendo de la altura a la que vivas, el efecto no es el mismo...

Dependiendo de la altura a la que vivas, el efecto no es el mismo...

Para tratar este tema hay que saber ya algo más de economía, de lo que son las elasticidades de la oferta y la demanda y otras porquerías por el estilo, así que disculpadme si hoy estoy un poco más oscuro que de costumbre.

El precio de algo se fija mediante el cruce entre oferta y demanda. Cuanto más abundante sea algo, menor será su precio, y viceversa. Las leyes que se oponen a esto generan escasez, o estraperlo. El caso más conocido es el de la Ley Seca: se redujo drásticamente la oferta de alcohol, con lo que subió tremendamente su precio, dando lugar a un importante caudal de muertos, en el lado negativo, y a un montón de buenos libros y películas, en el positivo.

Lo que parece más difícil de comprender es que cualquier subvención o impuesto que se introduzca en el sistema es inmediatamente absorbido por el sistema mismo. En el mismo instante en que se da una ayuda al alquiler, suben los alquileres. En el mismo instante en que se aumentan las indemnizaciones por despido, bajan los salarios y las contrataciones.

En qué medida absorbe la oferta y en cual la demanda este efecto depende de la elasticidad, o dicho de otro modo, de lo necesario que sea el bien y de los sustitutos que tenga. Pero en general, estamos ante una redistribución que no siempre va a parar a quien se espera y que, la mayoría de las veces, sale de nuestros bolsillo de una manera o de otra.

Y si no lo creéis, pensadlo un instante: ¿Quién paga un aumento en los impuestos del gasóleo?, ¿el camionero? NO. Todo el mundo que consuma algo que deba ser transportado.

Pues como con eso, pasa con todo.

El impuesto recae en su mayor parte sobre quien tenga menor poder de negociación, y la subvención la absorbe quien tenga mayor poder de negociación. No hay otra.

Diferencias entre invertir y especular

A veces nos puede el cachondeo con las etiquetas...

A veces nos puede el cachondeo con las etiquetas...

Siguiendo con esta línea de artículos en los que trato de aclarar ideas, vamos hoy a hablar de dos conceptos que nos cuesta diferenciar, y cuya confusión tiene toda clase de efectos perniciosos, desde los económicos a los sociales, porque cuando a un inversor se le llama especulador se esta desincentivando a cualquiera a crear riqueza.

Ya hemos hablado muchas veces de que el hecho de que la empresa esté mal vista en España puede ser una de las raíces de nuestro paro crónico, pero hoy no abundaré en eso, ni me meteré en si hay muchos o pocos especuladores. Hoy vamos a la raíz de la idea:

Especular es comprar un bien con la idea de obtener un beneficio por el simple aumento de precio de ese bien derivado de su escasez, del aumento de la demanda o de otras condiciones del mercado. El especulador no tiene intención de producir nada con ese bien, sino simplemente de conservarlo durante un tiempo para volver a venderlo a un precio superior al que pagó para adquirirlo.

Inversor es el que compra un bien o sufraga su montaje, con la intención de obtener un beneficio de su explotación, o aporta un dinero a una sociedad para que esta lo explote y le pague un rendimiento.

La diferencia es clara: si el capital se integra en la producción, es inversión. Si lo único que hace el bien adquirido es dejar pasar el tiempo, es especulación.

Por tanto, el tío que compra una casa para vivir en ella, vive en ella, o la alquila, y la vende después de unos años no es un especulador. Es un inversor. Si tiene la casa vacía y espera unos años para venderla a un precio superior al que la compró, es un especulador.

Lo mismo sucede en la Bolsa. El que compra acciones para recibir un dividendo o un rendimiento de la empresa de la que se hace accionista, es inversor, y ayuda a la empresa a financiar sus proyectos. El que compra hoy para vender la semana que viene pensando que la acción subirá pro una u otra razón, es un especulador.

Y no juzgo ni a unos ni a otros, porque los especuladores también crean empleo y mueven el mercado, pero es importante distinguirlos. Y más importante aún sería que nuestro sistema impositivo los distinguiera. Me parece a mí, vaya.

 

De dónde salen los servicios públicos

Sujeto pasivo del impuesto del tábaco pasándose a la economía sumergida.

Sujeto pasivo del impuesto del tábaco pasándose a la economía sumergida.

No sé vosotros, pero yo tengo a menudo la impresión de que los servicios públicos, y los presupuestos públicos, padecen del gen borroso: como son demasiado grandes y complejos, parecen venir del aire y se desdibujan en partidas en las que todo el mundo quiere influir sin darse cuenta de que lo que se pone en un lado se saca de otro.

Veo muy bien, y lo digo de veras, la ley de dependencia y que se ayude a las personas que se hacen cargo de los que no pueden valerse por sí mismos. Veo muy bien que haya guarderías públicas, enseñanza pública, sanidad universal y gratuita, y todo un montón más de servicios que, unidos, forman el Estado del Bienestar.

Lo que no podemos pretender es ampliar indefinidamente esos servicios sin ampliar al mismo tiempo la riqueza que los paga.

Lo primero que se debería pensar a la hora de exigir o prestar un servicio público es cuánto va a costar, cuánto va a ahorrar por otro lado, y quién lo va a pagar o de dónde se va a quitar el dinero para poder pagarlo. Sin embargo, esto parece un imposible metafísico, y las distintas administraciones se endeudan hasta el infinito y más allá precisamente porque prestan servicios que no pueden permitirse, o que no producen los ahorros o ingresos que se esperaban.

Un caso de buena praxis, por ejemplo, es aumentar los impuestos al tabaco, ya que lo que se deja de recaudar por impuestos cuando la gente deja de fumar, se ahorra en sanidad. Casos de mala praxis hay demasiado para meterme a detallarlos, pero no me resisto a citar la Universidad: si lo que se invierte en educación no se convierte luego en productividad, investigación, desarrollo o mayor cualificación real de los trabajadores en el mundo de la economía real, estamos tirando el dinero por la alcantarilla.

Los servicios no se prestan porque sí: tiene que tener una contrapartida, y si no la tienen, de algún tipo, desconfiad.

Incluso la sanidad de los viejos la tiene: si sabes que te van a cuidar lo mejor posible cuando no tengas noventa años, tendrás un mayor apego al país y te esforzarás más por él que si sabes que te van a tirar por un barranco como en Esparta.

En cuanto a su coste, no se puede pretender que los servicios los paguen siempre unos para que los disfruten el resto. La solidaridad tiene un límite, y una vez traspasado, entramos en un fenómeno peligroso: en el convencimiento de que los demás te explotan.

Por tanto, o se aumenta la riqueza, o se disminuyen los servicios. Parece evidente, pero muchos se resisten a entenderlo.

 

No es lo mismo trabajo que riqueza.

 

Esto es crear trabajo.               Viñeta: J.G.Villanueva

Esto es crear trabajo. Viñeta: J.G.Villanueva

Perdonadme que venga aquí con la osadía de tratar de enseñar nada. No se trata de dar conferencias sino de hablar juntos unos cuantos temas que creo que son de la máxima importancia, a juzgar por las cosas que leo en los comentarios, escucho en lo bares y me encuentro cada vez más repetidas.

Creo que hay una listas de asuntos que conviene dejar claros, aunque sólo sea para que no nos la sigan metiendo doblada aprovechándose de nuestra ignorancia, de lo difusos que tenemos los conceptos y, en resumen, de que no nos enteramos de cómo funcionan las cosas de las que dependemos.

La primera cuestión es la diferencia entre trabajo y riqueza. A todos se nos llena la boca diciendo que hay que crear trabajo, y eso es una solemne majadería. No se trata de eso, sino de crear riqueza. Y es imprescindible que se nos meta de una vez entre ceja y ceja que no hay nada más fácil que crear trabajo. ¿Os lo demuestro? Prohibiendo los tractores y obligando a que toda la producción agrícola tenga que hacerse a mano. Se crea una cantidad de trabajo de la leche. Y prohibiendo los camiones para hacer el transporte de mercancías en burro, ni os cuento. Y suprimiendo los telares industriales para tener que producir todo el textil a mano, ya se baten plusmarcas. ¿Queda claro? Pues vale.

Por tanto, no hay que crear trabajo, sino riqueza. La riqueza se crea cuando somos capaces de producir todo lo que necesitamos en menos tiempo y de modo más barato, de manera que nos sobren horas y recursos para otras actividades, ya sean industriales, comerciales o simplemente de ocio.

¿Os lo resumo más? Ser tonto da mucho trabajo, pero ninguna riqueza.

Y quizás vayan por ahí los tiros de nuestra falta de competitividad: empresarios que no saben llevar sus empresas y trabajadores que no saben desempeñar sus puestos. Los primeros quiebran, los segundos revientan, y no se produce ninguna riqueza.

Sólo ruina y mala leche.

La hipoteca urgente

Cliente probando la hipoteca antes de firmarla

Cliente probando la hipoteca antes de firmarla

Hipoteca urgente: la verdad es que la combinación de estas dos palabras ya da miedo de por sí y suena fatal, pero habrá que hablar de ella igual que en las enciclopedias médicas hablan de enfermedades.

La hipoteca urgente es una variedad de la hipoteca de toda la vida, pero en plan reunificación de deudas y otros chiringuitos financieros por el estilo. Si buscamos una hipoteca urgente tenemos que saber que las entidades que las conceden no suelen ser los bancos de siempre, sino que se trata de agencias, consultorías y otros intermediarios que actúan como prestamistas o gestores con el banco, llevándose una comisión a cambio, como es normal. Si alguno conoce una ONG de hipotecas, que me avise, por favor.

En general, los clientes típicos de la hipoteca urgente suelen ser trabajadores por cuenta propia, autónomos, pensionistas o empresas que por distintas razones no puedan conseguir una fuente de financiación tradicional.

Como era de esperar, estas hipotecas son mucho más caras, y suelen tener una letra pequeña aún más venenosa que las de siempre. Por tanto, conviene fijarse mucho ojo en lo que se firma (como de costumbre, pero más, y pensando mal en todo lo que deje el menor resquicio a la duda), pagar un abogado si hace falta para que revise el contrato y vigilar algunos aspectos concretos, como las tarifas de intermediación, el estudio previo, las comisiones y penalizaciones por impago de algún recibo, los intereses de demora y hasta, ¡alucinemos! el monto de la cantidad que hay que devolver, pues no faltan casos en los que una vez pagada toda la hipoteca aún se debía dinero porque sí, porque estaba firmado, y porque nadie lo miró.

O sea que en caso de peligro mortal, vale. Pero fuera de eso, alejaos de la hipoteca urgente.

 

 

La tentación de una amnistía fiscal

Mirar para otro lado como opción de los estamentos oficiales.

Mirar para otro lado como opción de los estamentos oficiales.

Supongo que estos días habéis asistido, estupefactos como yo, al siempre penúltimo acto del sainete al que nos tiene acostumbrados el Gobierno: en pocas horas se dijo que a la ministra de economía se le había encargado un plan de regularización fiscal y que eso era imposible e impensable.

En potros tiempos se le llamaba a eso la “técnica del globo sonda”, pero últimamente vamos a tener que llamarle el vuelo de la mosca cojonera o el mareo de la perdiz. Porque rectificar es de sabios, pero rectificar a todas horas es de idiotas.

Por si alguien no lo sabe, una regularización fiscal el lo mismo que una amnistía tributaria, pero con condiciones. Como no sabemos lo que van a hacer, ni seguramente lo sepan ellos, trataré de explicar de que va la cosa y cuales eran las intenciones.

A la vista de las cantidades descomunales de dinero negro que se mueven por España, procedentes del narcotráfico, la economía sumergida y otros trapicheos nuevos y antiguos, el Gobierno pensó que olvidarse del delito a cambio de aflorar el dinero podía ser una buena manera de financiar la deuda pública, que alcanza ya unos precios astronómicos en el mercado bancario.

Por tanto, se ofrecería lo siguiente: todo el dinero que se invirtiese en Bonos del Estado a tres años e interés del cero o 0,5 %, pasaría a ser blanco sin que nadie preguntase pro su origen.

Como blanquear dinero en el mercado gangsteril viene costando entre el 15 y el 25 por ciento de la cantidad blanqueada, no me negaréis que es muy difícil competir con el Gobierno a la hora de blanquear capitales si esta medida sale adelante.

Que es una marranada, nadie lo duda. Que es repugnante que los defraudadores se salgan con la suya y se despeloten de los que pagaron, es indiscutible. Pero permitidme que os diga algo, para que podáis apedrearme en los comentarios: este dinero está ahora, de hecho, en manos de unos pocos que lo tienen escondido. Si lo sacan a la luz, capitalizarán a la banca, que nos podrá dar créditos e hipotecas, y luego, con él, podrán invertir y comprar, lo que generará trabajo, consumo, y mayor recaudación de otros impuestos, como por ejemplo el IVA.

¿Qué es mejor, ponernos estupendos y obligar a los chorizos a que escondan la pasta o tragar como capullos y beneficiarnos todos?

Aguardo ansioso vuestras respuestas.

Tiempo para vender un piso

Lleva algún tiempo con el cartel de "se vende"

Lleva algún tiempo con el cartel de "se vende"

En 2007, el tiempo para vender un piso alcanzó los 120 días y entonces parecía escandaloso que la media fuese precisamente de cuatro meses, cuando poco tiempo atrás la media estaba en sólo dos meses y medio.

Hoy, el que consigue vender su vivienda en cuatro meses invita a todo el bloque a una mariscada, y no es para menos.

Lo primero que tenemos que pensar a la hora de vender un piso es qué piden los del entorno del nuestro por un piso similar. Y a ver si queda claro: el precio de mercado es aquel que el cliente está dispuesto a pagar, y no tiene nada que ver en absoluto con lo que nosotros pagamos por el inmueble.

Por tanto, lo primero que tenemos que hacer es informarnos sobre el precio de pisos similares, y a ser posible, sobre pisos que se han vendido, no sobre otros en lo que hemos visto desteñirse el letrero durante años. Lo que alguien pide por su vivienda no es una cifra que sirva para nada. Eso tiene que quedarnos claro.

En segundo lugar, tenemos que tener en cuenta que la oferta es muy amplia, por lo que es importante saber si tenemos algo que diferencia nuestra vivienda del resto. Si es distinta en algo, hay que potenciar esa diferencia a toda costa. Si es igual que los demás, hay que vender más barato o esperar que nos toque la lotería de un cliente que no haya visto los otros.

En tercer lugar, debemos tener en cuenta la financiación: los bancos están como locos por vender sus propios inmuebles y son ellos los que dan los créditos y las hipotecas, así que si no ofrecemos algo distinto a los potenciales clientes, podemos contar con una dificultad a mayores.

En resumen: un piso puede tardarse en vender hoy en día entre 6 y 9 meses de media, y eso, si nos espabilamos. Si tenemos algo distinto, un buen precio, y nos sabemos mover por los canales de distribución adecuados.

Si no, de año y pico para arriba, y con suerte.

 

Subir los impuestos a los ricos

Ricos indefensos ante las medidas del Gobierno.

Ricos indefensos ante los impuestos

La última de las medidas adoptadas, o anunciadas, por el gobierno para reducir el déficit es el aumento de los impuestos a las rentas más altas.

En este sentido, me gustaría que me permitieseis, excepcionalmente, tratar de razonar con el cerebro en vez de con el hígado o con el bazo. Y si alguno tiene incluso el valor de acompañarme, pues muchas gracias, porque me temo que me sentiré muy solo.

En principio parece justo y razonable que en vez de recortar servicios que normalmente aprovechan los más humildes se apriete un poco más a los ricos, pues a ellos se les pide una parte mayor de su sobrante, y no una parte de lo que inexcusablemente necesitan para vivir. Hasta ahí, de acuerdo.

El Gobierno, a la llamada de la parte más ultramontana de la catacumba izquierdista, ha tratado de compensar la impopularidad de los recortes que hemos descrito durante las semanas anteriores anunciando que subirá los impuestos a los ricos, para que colaboren más. Vale.

Ahora, por favor, veamos dos cosas:

-1- La ecuación básica de la economía es que la inversión sólo procede del capital. Todo lo que sea detraer capital, y más aún detraerlo para el gasto corriente y moliente, reduce la inversión. Seamos serios, amigos: los pobres no ponen empresas ni dan empleo, porque bastante tienen para ellos con buscarse la vida y llegara fin de mes. Si se aumentan los impuestos a los ricos, aun en el supuesto de que el dinero estuviese en una vasija estanca, la inversión disminuye y crece el paro.

-2-Pero tenemos además la gran, grandísima putada, de que el dinero no está prisionero en una vasija estanca, sino que puede salir, y a toda leche, en la dirección que más le apetezca. Por esta razón existe lo que llamamos competencia en el mercado de capitales, y por eso los bancos centrales fijan un tipo de interés que afecta al cambio de las distintas monedas, etc.

Así las cosas, y como los distintos estados compiten entre sí por los capitales, una subida de impuestos a los que tienen el dinero hará que, de inmediato, a una velocidad tres veces superior a la de la luz, los capitales se desplacen a un sitio donde los impuestos sean menores y la rentabilidad aproximadamente la misma. Como en la zona euro el tipo de interñés es igual para todos, ¿qué le cuesta al dinero que está en España marcharse a Francia, o peor aún, a Luxemburgo? NADA.

Por tanto, cualquier subida de impuestos a los ricos, produce los siguientes efectos:

Descapitalización del país.

Reducción de la inversión y aumento del paro.

Dificultades de la banca para prestar dinero y para cumplir sus compromisos. O sea, menos y más duras hipotecas

-Y finalmente, una menor recaudación, porque por cada euro que cobras a mayores al que se quedó, pierdes tres que has dejado de cobrarle al que se ha ido.

O sea, una idea genial.

Por lo menos, para suicidarse es genial. Os lo aseguro.

 

 

 

 

Ayuda al desarrollo

A veces se termina linchando al pobre.

A veces se termina linchando al pobre.

A ver si terminamos pronto con esto de las medidas concretas de reducción del déficit, proque la cosa se va poniendo fastidiada. Hoy, de hecho, toca un tema muy peliagudo. Tan duro y tan difícil que voy a tratar de ser muy breve para dejaros espacio a vosotros y dialogar juntos, si es posible sobre el asunto. Y si es posible, en términos más o menos laicos, por favor.

Se trata de la reducción de las ayudas al desarrollo

El Gobierno, en su plan para reducir el déficit ha anunciado un recorte de 600 millones de Euros en ayudas al desarrollo, o sea, en lo que se da y se dona a países pobres para ayudarlos a mejorar. Como sabéis, estas ayudas al dessarrollo tienen muchas formas y modalidades, desde los proyectos de ONG´s a condonación de la deuda, créditos blandos, etc. Pero no podemos entrar a detallar el asunto porque es  todo un mundo. Y a veces, hasta un mundillo.

Esta partida ya se ha visto reducida en un 1% en 2009 con 4.836,95 millones de euros. O sea que ojo, que seguimos “dando” casi cinco mil millones de euros, lo que nos convierte en el sexto país donante de todo el mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, y Japón.

¿Cómo lo veis? ¿Podemos seguir siendo así de generosos?

¿Debería mantenerse esta partida de solidaridad con los países más pobres o por el contrario pensáis que es momento de mirar hacia adentro?

¿La caridad bien entendida empieza por uno mismo? ¿Es justificable y deseable ayudar a los que son más pobres aún que nuestros pobres, o es mejor empezar por los de más cerca?

¿Se debería recortar más aún esta ayuda o habría que ampliarla como piden los que la gestionan?

¿Creéis que se gestiona adecuadamente el modo en que se ayuda a estos países, y que se elige a los países apropiados?

Todo un mundo para opinar, ya lo sé… E incluso, si queréis, pasamos el tema al campo de las hipotecas y nos preguntamos: ¿deben las administraciones dar casa gratis a los más pobres?, ¿dar a unos mientras los otros pagan treinta años es solidaridad, injusticia, redistribución o un agujero de corrupción?

Vuestro turno.

Calcular hipoteca, Euribor, interés y amortizaciones

Con todo se puede hacer un juego...

Con todo se puede hacer un juego...

En esta web disponemos de un montón de herramientas de cálculo para conocer con precisión las condiciones que tendrá nuestra hipoteca y poder elegir el banco que más nos interese.

Como estas calculadoras está dispersas en varias páginas, aprovecho que es sábado para haceros un índice y que podáis crear un marcador desde el que tengáis accesibles todas las calculadores y simuladores de hipoteca en vez de tener que buscar por el término exacto:

Simulador de cálculo cuota según euribor actual

Cálculo amortización hipoteca con descuento en cuota mensual

Cálculo cuota revisión hipoteca

Cálculo del redondeo en la revisión hipotecaria

Calcular cuadro de amortización

Cálculos de amortización anticipada de la hipoteca

Calcular amortización parcial

Calcular hipoteca con carencia

Calcular esfuerzo hipoteca

Hipoteca y Hacienda

¿Qué hipoteca nos dan?

¿Cuál es la fórmula de la cuota mensual de una hipoteca?

Cotización del Euribor

Simulador de Préstamo de Hipoteca en Excel