Hay muchas soluciones alternativas para el saneamiento del sistema financiero, pero la mayoría de ellas no se nos pasan por la cabeza al común de los ciudadanos mientras, como es obvio, los que están en el ajo pasan de puntillas sobre ellas para que no calen en la opinión pública.
Como siempre, creo que el problema viene de falta de claridad en los conceptos, y por eso me pongo tan pesado con ese tema.
Una hipoteca es simplemente una garantía sobre un préstamo. Ni más ni menos. Los ciudadanos hemos comprado pisos a mansalva suscribiendo hipotecas que permiten a los bancos quedarse directamente con su titularidad en caso de impago. Pero el caso es que ahora se ha dado la vuelta la tortilla y son los bancos los que tienen problemas de liquidez, tanto para devolver lo que recibieron prestado de la banca extranjera como para responder ante los depositantes. ¿Y pretenden que cubramos nosotros su obligaciones?
Bien, puede interesarnos, por muchas razones que ya se han comentado aquí y sobre las que sin duda volveremos. Pero en las mismas condiciones que ellos nos aplicaron. Si quieren dinero, que se hipotequen, como hacemos los demás..
Los bancos pueden hipotecar sus activos y sus acciones igual que nosotros podemos hipotecar nuestros pisos. Cada vez que el Estado les dé un dinero, que suscriba una hipoteca sobre una parte de sus acciones, de sus edificios y de sus empresas participadas. Y si no cumplen, el Estado se queda con ellas. Y entre tanto, si quieren vender algo o hacer alguna operación, que pidan permiso al dueño de la hipoteca, como tenemos que hacer nosotros si queremos vender una casa hipotecada.
Y, por supuesto, que se les cobre el notario a la misma cuota que a nosotros, y el impuesto de actos jurídicos correspondiente, para que sepan lo que cuesta pedir dinero cuando no se tiene.
Y que el Estado les exija un seguro sobre esos activos, como nos exigen a nosotros un seguro de la vivienda en las condiciones que mejor les parecen.
Luego, en cómodos plazos y con un interés del Euríbor más un punto o dos, que devuelvan el dinero de ese rescate, hasta el último duro y sin retrasarse un mes, porque en caso contrario se les aplicaría el desahucio de sus consejos de administración, sus oficinas y sus poltronas.
De esa manera, entenderían lo que han hecho hasta ahora, escarmentarían más de cuatro y quizás llegaríamos a ver condiciones más razonables en la hipotecas. Aunque sólo fuera para que se las aplicasen luego a ellos.