Todos lo teníamos ya claro, pero siempre viene bien que un organismo oficial como el Instituto Nacional de Estadística nos lo certifique para que podamos estar seguros de ello, y a fe que lo ha hecho, ya que en los datos publicados ayer mismo el INE ha fijado en 274.715 las hipotecas sobre viviendas constituidas durante el pasado año 2012, lo que supone una caída del 32,7% con respecto a 2011.
Pero no sólo es llamativo el hecho de que sigamos a la baja en la constitución de hipotecas, que podía ser medianamente previsible, sino que también llama la atención que tengamos una cifra similar a la caída que se produjo en 2011, con respecto a 2010.
Entonces tuvimos una caída de la constitución de hipotecas del 32,8%, es decir, sólo una décima mayor que en 2012. Estas cifras casi idénticas significan claramente que 2012 ha sido un año nefasto, ya que la comparativa de este pasado año se hace sobre unas cifras ya bajas de 2011, con lo que a igual porcentaje de caída mayor impacto real. Cabe recordar, además, que estas caídas de esos dos últimos años son mucho más agudas que las previas, ya que en 2010 asistimos a una caída del 6,7%, por ejemplo.
Este volumen de 274.715 hipotecas supuso un total de 28.348 millones de euros, es decir, una caída del 38% con respecto a 2011. Es decir, que la caída en número de hipotecas fue menor que la caída en importe de las mismas, lo que da a entender un descenso de precio en el mercado. En este sentido, el importe medio de los préstamos hipotecarios en 2012 se situó en 103.192 euros.
Por tanto, nos encontramos con un sector hipotecario que, lejos de iniciar la recuperación con la que todos podíamos soñar, sigue cayendo en picado sin solución de continuidad. Habrá que esperar para comprobar el efecto definitivo del Banco Malo sobre el sector, aunque ya hay más de una voz que señala que no se producirá una mejora significativa por la baja calidad de los productos inmobiliarios traspasados a esta entidad.
En definitiva, seguimos con nuestra travesía por el desierto, sin que parezca que se empiece a atisbar la luz al final del túnel.