Está claro que nos pueden vender tantas motos como quieran, pero los datos estadísticos nos acaban dando la razón a nosotros, al pueblo llano, a los que seguimos viendo que las cosas están todavía mal, muy mal, a los que seguimos viendo como nuestros amigos se quedan en paro y las tiendas de nuestro barrio siguen cerrando.
Aunque los últimos datos macroeconómicos nos habían hecho creer que la recuperación económica era inminente, ahora ha llegado “Paco con las rebajas” y el Instituto Nacional de Estadística ha hecho público los datos de hipotecas firmadas del mes de julio.
Y los datos son más que esclarecedores. Por tercer mes consecutivo, el número de hipotecas firmadas ha descendido. En concreto, durante el mes de julio de 2010 ser firmaron un 6,8% menos de hipotecas, en comparación con el mismo mes del año anterior.
Este dato es más que relevante, si se tiene en cuenta que en julio de 2009 estábamos en un punto álgido de la crisis inmobiliaria y financiera y apenas se firmaban contratos de compra-venta, ni, claro está, hipotecas.
Bien es cierto, por otro lado, que sí que parece que hemos superado lo peor. Si nos atenemos a los datos de junio, observamos que el número de hipotecas firmadas crece en julio un 0,8%, con respecto al mes anterior, que no es gran cosa, pero tal como estamos es suficiente.
Otro indicador que nos puede marcar el comienzo del fin de las vacas flacas es el valor de las hipotecas. Se firman menos hipotecas, pero el volumen global de éstas es mayor, concretamente un 6%, lo que viene a demostrar que el precio de la vivienda ha llegado, en términos generales, a su nivel más bajo y que ahora se encuentra en progresión alcista.
De todas formas, no se pueden sacar conclusiones concluyentes al amparo de estos datos de julio publicados ayer por el INE, porque se trata de valores coyunturales y en situación de inestabilidad.
Habrá que seguir analizando estos valores en lo que queda del año para poder llegar a afirmar si nos encontramos en recuperación, o si, como da la impresión en la calle, todo es un cuento chino, y seguimos en las catacumbas de la crisis.