En esta vida hay dos varas de medir la realidad, las estadísticas o la realidad por sí misma. Las estadísticas no suelen mentir, ya que son capaces de determinar tendencias de una manera más o menos aceptable, o al menos de la forma más pragmática que conocemos, son variantes ideológicas que puedan hacer que oscilen hacia uno u otro lado.
Sin embargo, estas estadísticas son imperfectas y a menudo no reflejan fielmente lo que sucede en un momento dado en la sociedad, en la realidad, en nuestro día a día, y en el tema de las hipotecas se vuelve a demostrar este axioma, más o menos verídico desde un punto de vista teórico, pero claramente acertado desde un punto de vista práctico.
Partamos de la base de que las entidades financieras están en el juego económico para ganar dinero. Se aprovecharon de la coyuntura económica, de la corrupción de los políticos y de la ignorancia de los ciudadanos para hacerse de oro. Después, utilizaron su poder y el hecho de que los políticos bebieran de sus manos como consecuencia de las deudas que habían contraído para vendernos la moto de que había que rescatarlas, y allá se fue nuestro dinero público.
Por tanto, no parece que las entidades financieras, de ningún lugar del mundo, pequen de estulticia, más bien al contrario. Entonces, si hemos empezado a descubrir, algo de lo que ya hemos hablado en estas páginas, que los bancos y cajas han vuelto a comenzar su guerra por las hipotecas, ofreciendo tipos de interés muy atractivos, ¿no será que hay algún índice de recuperación?
En este sentido nos faltaría una estadística que reflejara únicamente el volumen de hipotecas nuevas constituidas en un mes, en comparación con el mes anterior. El problema de la estadística que ofrece el INE, fantástica en todos los aspectos, es que valora la bolsa de hipotecas, es decir, calcula el número neto de hipotecas, las nuevas menos las que se han cancelado, y ello resta veracidad a la misma.
La realidad, la que palpamos en nuestro día a día, es que las hipotecas poco a poco se están recuperando, con ello la venta de inmuebles y con todo ello puede que el conjunto de la economía, si el gobierno no lo acaba estropeando, claro.