Otro mes se vuelve a romper el récord anterior, el récord que había quedado fijado un mes antes, así de rápido se mueve el Euríbor, así de volátil se está mostrando el indicador de referencia para la mayoría de las hipotecas que se conceden en nuestro país. Lo bueno es que la volatilidad es siempre a la baja.
El valor con el que cerrará este mes de marzo será de 1,21%, acercándose con paso lento, pero seguro, al 1,20% que parece ser el suelo con el que se encontrará el Euríbor, según la mayoría de los expertos que opinan sobre el tema de las hipotecas, que algo sabrán, digo yo.
El caso es que todo sigue lo previsto a mediados-finales del año pasado. Entonces ya se vaticinaba un descenso paulatino del índice de referencia de las hipotecas mes a mes, y no se han equivocado. Es cierto que el ritmo de descenso ha caído con lo que ya no lo hace de la misma manera frenética que hace unos meses sino que ahora lo hace de una manera más pausada, lo que hace vaticinar el final de la caída.
Esta caída ha provocado la floración de las claúsulas suelo, de las que nadie había oído hablar hasta ahora, y de los diferenciales más elevados para que las entidades financieras sigan generando buenos ingresos ante los riesgos que les provocan la concesión de hipotecas.
En cualquier caso esta época de bonanza que estamos disfrutando tiene las horas contadas, así que más nos vale que disfrutemos de ella tanto como podamos, porque en breve, seguramente a finales de este año, la cosa comenzará a cambiar de tendencia, y el Euríbor volverá a subir, de manera pausada como está haciendo ahora en su descenso, pero permanente.
De todas formas, las entidades financieras nos están bloqueando el poder disfrutar de estos valores tan apetecibles del Euríbor con su falta de liquidez, con su ausencia en la concesión de créditos hipotecarios salvo contadas situaciones de sobrada solvencia, en cuyo caso, probablemente no necesitaba realmente la financiación.
¿De qué nos sirve tener un valor del Euríbor tan bajo, si luego los bancos no nos dan el dinero? Pues eso precisamente es lo que estamos sufriendo en estos momentos. Todos queremos hipotecas, porque vemos que son muy baratas, pero los bancos no nos quieren dar el dinero. El caso es que siempre acabamos perjudicados los mismos.