… hasta que hable inglés, o mientras siga pagando los platos rotos de la crisis, ¡qué importa! Mientras el sistema esté montado de esta forma seguiremos necesitando a las entidades financieras para todo y caeremos en sus redes siempre que ellos quieran.
Ahora, hartos de vivir en la angustia del incremento de los ratios de morosidad que se vienen produciendo desde el comienzo de la crisis, han decidido compensar esas pérdidas a través del incremento de todos los servicios que facilitan a sus clientes, en definitiva, que pagamos justos por pecadores, o que, como tantas veces se ha dicho, “socializan las pérdidas”.
Según datos del Banco de España, los bancos y cajas españolas han encarecido todos sus servicios durante el mes de octubre de este año, desde el mantenimiento de tarjetas, hasta las comisiones por sacar dinero en cajeros de otras entidades, pasando, por supuesto, por las comisiones de los préstamos hipotecarios.
Por ejemplo, la comisión aplicada por la apertura de un préstamo hipotecario se situó en el mes de octubre en el 2.72% de media, mientras que la cancelación anticipada fue gravada con un 3.81% y la subrogación a otra entidad se pagó al 1.71%, siempre en porcentajes medios.
Como vemos, aún cuando la recuperación económica es un punto difuso en el horizonte, los bancos y cajas no están dispuestos a colaborar con esa recuperación abaratando costes a sus clientes. Durante estos años de crisis todas las empresas han ofrecido precios especiales en sus productos y servicios, sabedores de la dificultad de la venta en otra circunstancia, pero las entidades de créditos, conscientes de su situación de poder no sólo no reducen sus precios, sino que los incrementan.
Y el problema es, como te decía al comienzo, que los usuarios no tenemos otra alternativa porque necesitamos de sus servicios para poder llevar adelante nuestra vida diaria, así que no nos queda otra que el derecho al pataleo y, como mucho, acudir a los tribunales si sufrimos algún abuso de poder, como por ejemplo, las cláusulas suelo.