Todos hablamos de crear empleo. Muy bien. Pero para eso hay que hacerse una pregunta: ¿quién lo crea? La respuesta obvia es que los empresarios y emprendedores del país, ya sean públicos o privados. Ya veis que no me meto hoy en ideologías.
El empleo, pro tanto, no se crea solo. Se necesita que alguien, un empresario, lo genere.
Pasamos a la pregunta segunda: ¿cuándo se convierte alguien en empresario? Cuando cree que el riesgo que va a correr le va a merecer la pena, pues ganará más con su empresa de lo que ganaría dejando el dinero en una cuenta corriente o en bonos del Estado.
Tenemos, por tanto, que el empleo se crea sólo cuando hay gente dispuesta a arriesgarse a cambio de un beneficio que puede ser cierto o no.
La situación real, por tanto, y que nadie menciona por su nombre, no es que España necesite empleos. España lo que necesita es empresarios, y mientras se les demonice con manifestaciones, insultos y acusaciones de codicia, no habrás más empresarios.
España necesita empresarios y mientras sea más rentable y más seguro preparar unas oposiciones que montar un negocio, no saldremos del paro estructural y crónico que padecemos desde tiempos del rey Witiza.
España necesita empresarios, y mientras el lucro esté socialmente mal visto, conseguiremos sólo iglesias y sacristías, me da igual si católicas, de una ONG, o de partidos apegados a la misma idea de ensalzar la pobreza porque es guay, mola, y nos iguala.
España necesita empresarios, y mientras el Gobierno le ofrezca mayor rentabilidad a lso que meten su dinero en deuda pública que a los que lo ponen a crear empleo, tendremos cada vez más deuda y cada vez menos empresas, por aquello de los incentivos perversos que animan a cualquier sistema.
O lo entendemos de una vez o nos vamos a tomar por saco.