Cuando el Gobierno anunció la eliminación de la universalidad de la desgravación fiscal por compra de vivienda, todos intuimos que produciría un efecto adelantamiento de la compra que, efectivamente, se ha producido si nos atenemos a las cifras que conocimos ayer.
Y es que el Ministerio de Fomento publicó los datos relativos a las ventas de viviendas durante el primer trimestre del año 2011, y éstas son claramente esclarecedoras. La caída del 30,4% con respecto al primer trimestre de 2010 pone bien a las claras que muchos compradores se decantaron por adquirir su vivienda en los últimos meses del año pasado, y aprovecharse así de la desgravación fiscal.
De hecho, si se repasan bien las cifras, se comprueba que la mayor caída se produce en el mes de enero, para recuperarse ligeramente en los meses de febrero y marzo, acercándose a los valores del tercer trimestre de 2010, lo que da a entender que la caída se debe a la acción del Gobierno.
Bien es cierto, sin embargo, que hasta que no conozcamos los datos del segundo y tercer trimestre no podremos afirmar que toda la culpa fue de la eliminación de la desgravación fiscal para todos, aunque todo apunta hacia ello.
Pero, retomando los datos, hay que reseñar que el número total de operaciones fue de 74.540, de las cuáles el 64,8% fueron sobre vivienda usada, quedando el resto 35,20% para vivienda nueva, con lo que se demuestra que la vivienda usada ha ajustado mejor el precio, en parte por la necesidad imperiosa de los vendedores.
Y es que el precio de una vivienda viene determinado por las circunstancias del mercado, pero también por la necesidad de comprador y vendedor, de forma que si un vendedor necesita vender su vivienda de manera urgente lo hará al precio que sea, y, de igual forma, si un comprador se encapricha de una vivienda no le importará pagar un poco más por ella.
En definitiva, seguimos hundidos en el pozo en el sector inmobiliario español, con una falta de dinamismo alarmante y una ausencia, casi absoluta, de perspectivas de recuperación en el corto-medio plazo, a no ser que los bancos quieran abrir el grifo del crédito en los próximos meses.