¿Te acuerdas de los brotes verdes? Sí, hombre, aquellos signos de recuperación económica que sólo vio Elena Salgado, Ministra de Economía, al poco de llegar a ocupar su cargo de ministra, hace ya varios años, y de los que todavía no sabemos nada.
Pues bien, a juzgar por los datos de compraventa de viviendas referentes al mes de febrero que conocimos en el día de ayer a través de la publicación del Instituto Nacional de Estadística, parece que estos brotes verdes comienzan a aparecer, o, al menos a adivinarse.
Y es que febrero cerró con la segunda subida consecutiva en operaciones de compraventa de inmuebles, en términos interanuales, secundando a la de enero, y rompiendo con la racha negativa de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2010.
Concretamente, febrero cerró con un 10,5% de operaciones de compraventa más que febrero de 2010, con un total de 45.607 transacciones (50,2% realizadas sobre viviendas de segunda mano y 49,8% realizadas sobre viviendas nuevas), lo cuál hace tener cierto optimismo para el futuro.
Desglosando aún más entre viviendas nuevas y viviendas de segunda mano, de las primeras se formalizaron un total de 22.703 operaciones, un 6,4% más que en febrero de 2010, mientras que de las segundas se concretaron un total de 22.904, un 14,9% más que hace un año.
Sin embargo, estos datos deben de ser mantenidos en cuarentena, porque todavía nos encontramos en un escenario repleto de incertidumbres que se tienen que ir dirimiendo en los próximos meses. Por ejemplo, estamos ante la expectativa de que el Banco Central Europeo vuelva a subir el tipo de interés en la zona euro, lo que provocaría nuevos incrementos del Euribor, ante la perspectiva de que se puedan producir nuevos rescates dentro de la eurozona, y ante la posibilidad de que la revuelta de Libia se alargue en el tiempo, generando inflación.
En definitiva, los brotes verdes se imaginan, pero todavía no son una realidad y el sector inmobiliario y de la construcción en nuestro país todavía tiene que subir una cuesta demasiado empinada como para lanzar las campanas al vuelo ante el futuro, a pesar de que las buenas noticias siempre son bien recibidas.