La nueva estadística del Instituto Nacional de Estadística referente a las hipotecas concedidas durante este pasado mes de agosto no deja títere con cabeza ya que refleja una caída del 28,5% en el número de hipotecas constituidas en tasa interanual, hasta completar un volumen global de 21.106 préstamos hipotecarios, un valor que nos retrotrae al año 1995, justo en el peor momento de la última crisis vivida por nuestra economía hasta la actual.
Es decir, que nos encontramos con un sector hipotecario que, muy lejos de iniciar la senda de la recuperación, sigue cayendo en picado sin solución de continuidad y sin que parezca que haya luz en el horizonte a juzgar por las perspectivas de todos los expertos económicos que siguen apostando a la baja con la economía española.
Esta caída de hipotecas no hace sino reflejar el estado del sector financiero español, que sigue anclado en sus propios problemas internos, y que se encuentra empantanado hasta decir basta con la presión incesante y constante de las autoridades europeas y sin que nadie quiera hacer nada para intentar remediarlo.
Ahora bien, esta situación viene provocada por el propio sector financiero, no nos engañemos, ya que las entidades financieras concedieron préstamos hipotecarios muy por encima de sus posibilidades (permanente letanía utilizada en contra de la ciudadanía), ya que se olvidaron de las buenas prácticas financieras que determinan la concesión de créditos en función de los depósitos obtenidos y se lanzaron a la obtención de liquidez a través de los mercados mayoristas.
De aquellas tierras estos lodos, y ahora están totalmente apalancados, haciendo que la concesión de hipotecas se desplome, negando el crédito a los autónomos y empresas y con ello redundando en la actual situación de crisis en la que nos encontramos inmersos.
Y el problema es que no sólo están negando los créditos hipotecarios, sino que además, los que se están concediendo tienen unas condiciones realmente duras, con un tipo de interés medio del 4,23%, según los propios datos del INE para el mes de agosto, algo realmente paradójico si tenemos en cuenta los valores actuales del Euríbor, superando los mínimos históricos del indicador.