Hoy me voy a poner serio: decir que los problemas de España se arreglan rebajando el sueldo a los políticos suena muy bien, pero no deja de ser una chorrada. Lo mismo que decir que todo se arregla subiendo los impuestos a los ricos.
A veces nos gustan tanto estas soluciones, por justicieras, por cainitas o porque nos lo pide una víscera, que el hígado empieza a ser el órgano con el que pensamos de modo más habitual. Y por ese camino lo único que conseguimos es quedar fuera del verdadero debate.
Gruñimos, despotricamos, pedimos tontadas surrealistas y dejamos en manos de los de siempre las opciones que verdaderamente pueden servir de algo, quedando nosotros al margen de la discusión real. Como los niños en una discusión de adultos.
Y no. Vamos a hablar en serio, o por lo menos yo voy a intentarlo. Vamos a hablar de lo que verdaderamente mueve las grandes cifras.
En España tenemos el problema de que nuestros productos no son competitivos y las empresas prefieren marcharse a otros sitios.
Tenemos el problema de que nadie quiere poner una empresa porque son demasiados los riesgos y pocas las ventajas.
Tenemos el problema, en suma, de que no se crea empleo.
Hay que buscar una solución real, porque rebajar el sueldo a los políticos no llega para ahorrar ni el 1 % de lo que necesitamos. Está bien, vale, pero ahorramos el 1 %, y no es serio discutir en primer lugar sobre el 1 %
Aumentar los impuestos a los ricos ni siquiera supone ese 1 %, porque no estamos ya en los tiempos en que el dinero está atado y bien atado. Si se suben los impuestos a los ricos, los ricos se llevan su dinero y podemos perder incluso más de lo que ganamos. Esa medida nos encanta porque hasta los ateos son católicos por aquí y detestan la riqueza. Ser pobre es elegante, según parece, y la riqueza es obscena. No lo juzgo: pero los ricos se marchan de los sitios donde no los quieren, y se llevan su dinero y sus empresas. Las cosas como son: no podemos seguir pensando en los tiempos en los que el dinero no se podía mover.
La discusión, por tanto, según todos los expertos, se centra en la reforma del mercado de trabajo. Hay que hacer que ofrecer trabajo en España, o creárselo uno mismo, sea una cosa atractiva e interesante. No se crea trabajo por decreto ni por ayudar a los demás, ni porque sí. El empleo se crea cuando a alguien le interesa crearlo y se convence de que le valdrá la pena asumir los riesgos que eso supone. Y Si ese alguien es sólo el Estado, ya sabéis lo que pasa.
¿Qué proponéis?
Este miércoles os contaré las posibilidades que se maneja, además de no hacer nada, que es la que más le gusta al Gobierno. Pero de momento, vamos a ver cuales son nuestros puntos de partida.
Os leo.