El Euribor es ese monstruo que nos trae a vueltas y del que ahora hablamos poco con la esperanza que no se despierte para comernos a todos, como en los cuentos de los niños. De todas maneras, habrá que hablar alguna vez de él, aunque sólo sea para conocerlo mejor. El Euribor a un año es el tipo oficial de referencia más usado en las hipotecas. Entro en vigor en el año 2000 y desde entonces hemos aprendido a temerlo, en lugar de al antiguo MIBOR, que era el mismo bicho pero con el collar tasado en pesetas.
Euribor, como casi todo en estos tiempos es una abreviatura, y significa Europe Interbank Offered Rate, o dicho en cristiano, “tipo europeo de oferta interbancaria“. Esto viene a decior que el Euribor es el tipo de interés que los bancos se cobran entre sí por las operaciones de préstamo. Y para los que les gusten las matemáticas, añado que el Euribor se define como la media simple de los tipos de interés diarios dispuestos para las operaciones cruzadas al plazo de un año en el mercado de depósitos interbancarios de la zona Euro, tomando como referencia las entidades financieras de mayor volumen negociado.
Y ahora, en detalle, el proceso de cálculo de esta gloriosa variable. Una curiosidad: no lo calcula el Banco Central Europeo, sino la agencia Reuters. ¿A que suena raro?
Todos los días se le pide a cada banco de referencia que envíe sus tipos de interés antes de las once de la mañana. Luego, a las once, la agencia Reuters realiza el cálculo del nuevo valor del Euribor, para lo cuál elimina los extremos más altos y más bajos de todos los bancos que han aportado sus datos y calcula la media aritmética del resto de valores, con una precisión de tres decimales.
Por último, Reuters publica la cifra a los cuatro vientos, ¡y ya está! De eso vivimos pendientes.
¿A que es bonito?