Parece que la caída del precio de la vivienda en nuestro país no tiene fin, ya que según los datos que ha publicado el Ministerio de Fomento esta misma semana, nos encontramos con que se ha producido un descenso interanual del 6,8%, intertrimestral del 1,6%, y desde que comenzara la crisis del 19%.
Es decir, que en los cuatro años que llevamos sufriendo el parón del sector de la construcción y sector inmobiliario, nos hemos encontrado con una caída cercana al 20%, que era la previsión inicial de todos los expertos sobre la necesidad del sector para iniciar la recuperación.
Sin embargo, lejos de iniciar la recuperación nos encontramos con que la situación sigue en un estado muy similar al que teníamos cuando comenzó la crisis, con un parón casi absoluto de la construcción y con una demanda efectiva inexistente, como consecuencia de la constante negativa de las entidades financieras a conceder financiación a los particulares para que puedan disponer de hipotecas.
Una situación que se extenderá durante todo este año 2012, a juzgar por los análisis que se están haciendo desde todos los sectores, ya que la economía no tiene visos de iniciar una recuperación definitiva que pueda lleva a pensar en el inicio del relanzamiento de la misma.
En este sentido, todos los analistas coinciden en afirmar en que la situación del empleo es clave. Una vez que comience a reducirse la tasa de desempleo y que se estabilice la contratación, los ciudadanos tendrán perspectivas de futuro optimistas y unos ingresos más o menos fijos, con lo que podrán empezar a plantearse consumos e inversiones de largo plazo.
El problema radica en que el nuevo gobierno de Rajoy intentará recuperar el empleo a través de la construcción, sin plantearse alternativas diferentes, con lo que corremos el riesgo de caer en una nueva burbuja inmobiliaria que pueda llevarnos a unos años de prosperidad que culminen en nuevo pinchazo que nos hunda de nuevo.
Y es que no nos podemos dejar llevar por el cortoplacismo y debemos de pensar en el medio-largo plazo, apostando decididamente por fórmulas económicas alternativas que nos permitan obtener un crecimiento económico a largo plazo.