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La CAM se vende a precio de saldo

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Según anunció el Banco de España en el día de ayer, el Banco Sabadell adquirirá próximamente la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) por el módico precio de un euro, a cambio de hacerse cargo del tremendo agujero que la entidad valencia todavía sufre.

Con esta compra, el Banco Sabadell pasará a disponer de una posición de privilegio en el ránking de entidades financieras en nuestro país, alcanzando claramente al Banco Popular, a pesar de que éste haya visto incrementado su volumen de activos claramente en los últimos meses por la integración del Banco Pastor en la estructura del Popular.

En conjunto, el Banco Sabadell pasará a disponer de un volumen de activos de hasta 167.000 millones de euros, muy por encima de los poco más de 95.000 que disponía hasta ahora, aunque eso sí, su balance ser verá penalizado por el agujero de la CAM.

Un agujero que será compensado, en gran medida, por el Fondo de Garantía de Depósitos de las Entidades Bancarias (FGD), que aportará una cantidad inicial de más de 5.000 millones de euros para que el Sabadell pueda salir indemne de los primeros meses de trabajo con la CAM en su estructura.

Por otro lado, esta adjudicación del Banco de España al Sabadell se ha producido, en última instancia, por la retirada del resto de entidades que se han ido retirando de la puja paulatinamente hasta dejar al banco catalán como única alternativa para el máximo organismo financiero español.

De esta forma se sigue con el proceso de integración de entidades que permitirá a los bancos y cajas españolas salir adelante en este escenario de crisis en el que vivimos y en el que estamos inmersos sin solución de continuidad, porque la atomización de la que era presa el sistema financiero español hasta la actualidad provocaba su falta de eficiencia y condenaba a la entidad a una falta de eficiencia general muy poco beneficiosa para sus intereses.

Habrá que ver como se desarrolla el futuro, pero todo apunta a que se pueden producir nuevas fusiones e integraciones de entidades financieras dotando de mayor tamaño a las organizaciones resultantes, con lo que tendrán mayores garantías en los mercados internacionales.

Paga tú, que a mí me da la risa al ver como crece la morosidad

La morosidad casi se duplica en un año, y los bancos se empiezan a poner nerviosos

La morosidad casi se duplica en un año, y los bancos se empiezan a poner nerviosos

El pasado año 2009 ha supuesto un importante incremento en la morosidad bancaria, es decir, en el número de cuotas que no se pagan al banco por créditos concedidos, en su mayoría hipotecarios, pero también créditos personales.

Ayer mismo, Europa Press hizo público que la morosidad media de las seis entidades financieras españolas que cotizan en el Ibex 35 (Banco Popular, BBVA, Banco Sabadell, Banco Santander, Banesto y Bankinter) se situó durante el año 2009 en el 3.56%, que no parece mucho, pero que sí cobra importancia si se compara con el 2.11% del 2008.

Está claro que a muchas familias les cuesta pagar sus cuotas, no pueden permitirse pagar el crédito que solicitaron porque se han quedado en paro, y muchos de ellas ya han consumido todos los ahorros que fueron acumulando en la época de bonanza.

Porque la crisis está afectando, aunque parezca una perogrullada, a los desempleados. Los ciudadanos que mantienen su puesto de trabajo viven con el miedo a perderlo, sí, pero disfrutan de tipos de interés más bajos y de precios más económicos, así que, en el fondo no se pueden quejar.

Los que sí tiene materia para quejarse son los otros, esas personas que se quedaron sin empleo y que ahora no ven una alternativa viable, esas personas que han sufrido la rigidez del mercado laboral español y su falta de formación.

Porque hay que reconocer que hay sectores que durante un tiempo aglutinaron una excesiva demanda laboral que atrajo a muchos trabajadores. Sin embargo, ahora esa demanda se ha estancado y los trabajadores de la construcción, concretamente, se tienen que reciclar a nuevos sectores.

Si durante el tiempo que estuvieron trabajando en la construcción, alguien se hubiera preocupado de mantenerlos reciclados (nótese que cuando digo alguien me refiero al Gobierno, que tiene la responsabilidad en esta materia, bien a través de sus acciones, bien a través de sus incentivos), ahora su transición hacia un nuevo sector sería menos dramática.

Sin embargo, vivimos en un país en el que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y las épocas de bonanza no son aprovechadas para realizar reformas estructurales, preferimos esperar al momento en el que ya no hay otra solución.

Con ello provocamos que las crisis sean aún más profundas, y que los dramas personales se conviertan en verdaderas catástrofes individuales y familiares.

Porque sí, es más bonito sacar un titular diciendo que los seis bancos del Ibex ven como la morosidad se incrementa, pero ¿qué hay de la familia que ha tenido que dejar de pagar esa cuota? Seguro que no lo ha hecho por gusto, seguro que se ha estado privando de casi todo para poder hacer frente a la cuota, hasta que ya no ha podido más.

Hagamos una reflexión interna y aprendamos de esta crisis que nos ha asolado, para que las reformas estructurales se hagan cuando se tienen que hacer, cuando las cosas van bien, no cuando las cosas van mal.