Menos mal que aquí hablamos de hipotecas, por que en caso contrario, con ese tema tendría para acabar el año escribiendo artículos.
El caso es que hay mucho acémila suelto diciendo que la solución de nuestros problemas pasa por dejar que los bancos quiebren, declarar bancarrota por parte de los países que no puedan pagar su deuda y empezar de nuevo, causando gran dolor a los ricos, que es una cosa que siempre mola mucho, viste en sociedad y parece bien vista.
La realidad, por supuesto, es otra cosa. Los que piden esta clase de medidas lo hacen para llevarnos a todos a tal desastre que su revolución, esa revolución en la que nos acaban gobernando los comisarios y los piojos, sea posible.
Lo cierto, es que para salirse del euro, sin entrar en otras consideraciones, hay que adoptar otra moneda. En nuestro caso podría ser de la peseta o la neopeseta, vale. ¿Y qué ocurre con esa moneda? Pues que nada más negarnos a pagar nuestras deudas, por que la bancarrota es simple y llanamente eso, nadie nos prestaría, pro lo que tendríamos que sudar tinta para comprar los suministros exteriores necesarios , como el petróleo.
Con el país fuera del sistema monetario, la peseta se devaluaría rápidamente, ya que nadie la querría en el mercado de divisas, y eso significaría que, además de volatilizarse los ahorros de toda la población, nuestras deudas, las particulares, las que contrajimos al firmar nuestra hipoteca, pasarían a valer más, porque las hemos firmado en euros.
¿O nadie se ha dado cuenta? Toda la duda contraída dentro del país está denominada en euros, y un retorno a una moneda devaluada nos pondría a todos contra la pared, incapaces de asumir estas deudas. Si el Gobierno da un paso adelante y también elimina estas deudas, nos encontramos entonces con que nadie tiene nada, ni dinero para gastar ni un duro para invertir en crear empresas o generar trabajo.
En una situación así, sólo nos queda a todos depender del estado en plan comuna soviética, pero de un Estado que ni puede recaudar impuestos, porque nadie tiene un duro, ni puede pedir prestado fuera. ¿A qué es un panorama bonito?