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¿Pero de dónde viene la ruina autonómica?

Monumento a las finanzas autonómicas

Monumento a las finanzas autonómicas

Como veis, estos días trato de escribir sobre algo más que hipotecas, aunque sólo sea tratando de responder a las muchas cuestiones que surgen en este blog o en otros en los que participo.

Sabréis  ya, porque lo sabemos todos, que las entidades financieras han rebajado el nivel de confianza de la deuda autonómica española hasta límites de bono basura en varios casos y poco menos en otros.

O sea, que la mayor parte de las autonomías van mal, con rachas atemporaladas de muy mal o incluso desastroso si nos referimos, por ejemplo, a Cataluña o Valencia.

Lo que nos puede el cuerpo en estos casos es despotricar contra el despilfarro de los políticos, pedir su cabeza, la guillotina o el garrote vil, pero lo ciertos es que, siendo todo eso necesario, convendría antes que nada saber qué ha pasado para llegar a esta situación.

El problema es fundamentalmente un caso sangrante de incentivos perversos: los gobiernos autonómicos prestan los servicios a los ciudadanos, pero en lugar de cobrar los impuestos y tener capacidad normativa sobre ellos, para subirlos o bajarlos, se limitan a pedir transferencias de dinero al Estado central. ¿Y qué sucede? Pues que mediante este mecanismo deja de haber relación entre los servicios que se prestan y los impuestos que se cobran, de manera que una comunidad tiene más o menos dinero según lo bien o mal que negocie con el Gobierno, y hno según los impuestos que cobre a los ciudadanos.

Si los valencianos, por poner un ejemplo, hubiesen tenido que pagar un céntimo más en la gasolina para poder tener un premio de Formula 1, a lo mejor el presidente de Valencia hno se hubiese atrevido a cobrarlo, por miedo a que le cortasen los cataplines. Pero como bastaba con pedir, pidió, se lo dieron, y ahí estamos.

Lo otro, lo de la mala gestión, la corrupción, el mamoneo, el despelote generalizado de las competencias, el amiguismo, las competencias solapadas, las duplicidades y la alegría contratando afiliados de su partido como funcionarios ni lo menciono. Es tan obvio que no merece ni dos líneas.

Para no hipotecar el país entero

 

No vivimos en el mundo de Disney...

No vivimos en el mundo de Disney...

Hoy voy a tratar de no enrollarme. La cuestión quye tenemos en España es que tenemos que reducir el gasto, como sea, pero el gasto se encuentra distribuido en montones de manos y cada cual puede hacer de su capa un sayo.

En España es muy típico que cada autonomía quiera ser más chula que la vecina, y que ahorre el otro. No somos sólo nosotros los que padecemos este problema, así que como me he cansado de oír erstos días toda clase de conversaciones sobre lo que se podría hacer para evitar que las autonomías gasten como locas, os explico los dos sistemas que existen actualmente en dos países federales: EEUU y Alemania. 

Son bien distintos, así que ojo y ya me diréis cual os gusta más: 

Sistema americano.

 En Estados Unidos no existen mecanismos de rescate para las finanzas de los Estados. Si un Estado se pasa gastando, pues quiebra. Los mercados fomentan la necesaria disciplina en materia de deuda oportunamente, al imponer tipos de interés mayores a la deuda estatal. Ese sistema ha funcionado muy bien desde el siglo XIX, y se han vivido algunas quiebras de estados. En estos momentos, estamos a punto de ver si California será el siguiente estado en quebrar y sabremos qué pasa con los mecanismos actuales en ese caso.

Sistema alemán

En Alemania existe un organismo llamado “consejo de estabilidad” que debe aprobar los presupuestos de los estados. Da igual lo que vote el parlamentyo regional, soberana y democráticamente elegido,  que como el Consejo de Estabilidad vea que gasta demasiado, le devuelve los presupuestos y a hacer otros.

Además, la Contitución alemana exige que a partir de 2020 no se permitirá a los estados alemanes (o Länder) tener déficit y deberán gastar cada año lo que ingresen. Según esta ley, el máximo de exceso será del 1,5 % y sólo descontándolo del año siguiente.

Espero que la chica de la foto os diga unas cuantas cosas, proque como sabéis soy amigo de los símbolos. Es Hannah Montana, la niña de Disney. Ella ha sabido hacerse mayor.

¿Y nosotros?