Ahora que ya sabemos lo que gana realmente el Rey de España podemos empezar a analizar desde la transparencia lo que ha dado de sí el año 2011 que este sábado termina, y la verdad es que las perspectivas no son nada halagüeñas, porque a pesar de que se trataba del año llamado a iniciar la recuperación definitiva, nos hemos encontrado con que todo sigue como estaba, o todavía peor.
El sector inmobiliario sigue paralizado, con miles de casas vacías y sin vender, y con el sector financiero incapaz de devolver a la sociedad todos los favores realizados por las administraciones públicas en forma de avales e incluso créditos blandos para que pudieran afrontar sus momentos de mayor dificultad.
Además, y como si no hubiéramos aprendido nada de los años precedentes, el nuevo Gobierno de Rajoy amenaza con recuperar todas las medidas que nos han traído al lugar en el que estamos ahora, con incentivos claros al sector de la construcción y apoyo a la compra de vivienda.
Por ello, el 2012 es un año como para echarse a temblar. Con la tasa de desempleo creciendo aún más, con pérdida de derechos sociales añadida, con las entidades financieras preparándose para superar los tests del BCE, y con los mercados acechando cualquier debilidad de la deuda soberana de los países de la Unión Europea, no nos queda otra que cruzar los dedos y ponernos a rezar, el que crea, o a llorar, el que no crea.
Por tanto, si situamos el inicio en los finales de 2007 y, siendo optimistas, podemos situar el inicio de la recuperación a finales de 2012, nos encontraremos con 5 años de rigurosa crisis que ha empobrecido a los ciudadanos occidentales y nos ha hecho darnos cuenta de todos los excesos que cometimos.
Sin embargo, debemos de ser optimistas ante el futuro y obtener la lectura positiva de la crisis que nos ha permitido aprender que no se puede vivir por encima de nuestras posibilidades y que debemos siempre ajustarnos a lo que tenemos, sabiendo que no es por ello por lo que se nos juzga, porque lo importante, por mucho que los grandes centros comerciales lo quieran negar, es lo que somos, no lo que tenemos.
Feliz Año Nuevo.