Que no, que los pisos no suben. Que la jugada esa de compre hoy, y compre ahora, porque dentro de veinte minutos pagará el doble, sólo funciona con los billetes de algunas aerolíneas de bajo coste, y sólo si no borras las cookies o no vas a buscar a otro sitio, como el ordenador de una biblioteca.
Con la vivienda, es mejor no caer en ese canto de sirena, porque los precios no van a subir en 2014 y, nos cuenten lo que nos cuente, no estamos ahora ante la gran y única oportunidad de nuestra vida. Si somos caprichosos y queremos un piso determinado, pase. Si lo que queremos es un sitio para vivir, mejor esperar un poco porque de momento, no suben los inmuebles.
¿Y cómo podría ser de otro modo con los descuentos que plica el Sareb, nuestro bienamado banco maloso?
El descuento en el valor de los activos inmobiliarios que han sido transferidos a la Sareb llega a nada menos que el 54,3% en vivienda y el 63% en obra comenzada. Esto provocará que en los próximos trimestres salgan al mercado viviendas con unos precios reducidos, y que además hay que vender cuanto antes, porque la cosa apremia.
A esto, hay que añadirle la profecía autocumplida que se genera en la calle viendo la preocupación de los que tienen necesidad de vender y no venden: las compras de vivienda se aplazan por la expectativa deflacionista, con una componente añadida que es la muerte del mito. Parece una broma, pero el hecho de que se haya demostrado falsa la frase “los pisos no bajan nunca”, inclina también los precios a la baja por la defección, y desafección, de todos los seguidores de esta frase, casi mantra religioso.
Por tanto, añadimos una razón más para no prever subidas en 2014: expectativas bajistas combinadas con desánimo por parte de los vendedores.
¿Y las hipotecas? Bien, gracias. Durmiendo las dejé.